EL SONIDO SECO DE LA CARRACA MARCABA ANTAÑO EL VIERNES SANTO EN FONTANAREJO

13 04 2017

TIEMPO ATRÁS LOS MONAGUILLOS SOLÍAN TOCAR TAN PECULIAR ARTILUGIO DE MADERA. LOS MÁS MAYORES E INCLUSO LOS MOZOS TAMBIÉN HACÍAN SONAR “LA MATRÁCULA” EN LA SEMANA SANTA DE NUESTRO PUEBLO

El sonido inconfundible de la carraca marcaba antaño la tarde del Viernes Santo en Fontanarejo, como en otros pueblos de la comarca y de la provincia. Las campanas de la iglesia “enmudecían” durante esa jornada central de la Semana Santa en la que la protagonista era la singular carraca para anunciar el momento de la celebración de los actos litúrgicos.

Los encargados de hacer sonar tan peculiar artilugio de madera solían ser los monaguillos que, años atrás, recorrían las calles girando la tradicional carraca, que ya no se toca desde hace tiempo en nuestro pueblo.

Uno de los monaguillos que en los años cincuenta manejaron la carraca en Fontanarejo explicó a LANZA como recorrían el casco urbano en la tarde del Viernes Santo mientras  iban gritando un lacónico y repetitivo ..!!”A los oficios”!!, haciendo sonar el curioso sistema de madera en el que los dientes de una rueda producen un ruido muy seco al rozar con las lengüetas. “Recuerdo que los muchachos nos juntábamos con gran entusiasmo e íbamos todos en grupo y muy pendientes del relevo y de que te llegara el turno de coger la carraca para girarla con energía”, señala este fontarejeño, ahora jubilado, que recuerda con especial énfasis aquéllos recorridos tan sonoros.

Otro monaguillo de aquellos años significó que también se tocaba la carraca dentro de la iglesia, en lugar de la campanilla, en un momento de la celebración de los Oficios del Viernes Santo y para llamar a la Vigilia Pascual del Sábado Santo.

MATRACAS

Según algunos testimonios recogidos entre paisanos nuestros que ya saltan de los setenta años de edad, antes de la carraca, y quizá a veces al unísono, se tocaba en la Semana Santa de Fontanarejo una matraca, que los lugareños llamábamos “matrácula”. Se trataba de un característico artilugio compuesto por un tablón y unas aldabas móviles que provocaban un ruido estruendoso al golpear sobre la madera. “La matrácula la solían tocar los más mayores, y muchas veces hasta los mozos del pueblo, pues costaba bastante elevarla y girar con una sola mano la tabla para que golpearan contra la madera una especie de asas de acero que llevaba”, detalló uno de los monaguillos de aquél entonces.

Por otro lado, reseñar que en algunas iglesias e incluso catedrales de España hubo instaladas, siglos atrás, grandes matracas de campanario que se escuchaban sobre todo en el Viernes Santo y en la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Una de las más enormes estuvo instalada en la torre de la catedral primada de Toledo. La histórica carraca, construida en 1680, volvió a sonar el pasado año para anunciar los oficios del Viernes Santo, después de estar un siglo en desuso y “muda”. Aseguran quienes escucharon este sonoro “reestreno” de la espectacular carraca toledana que se oyó en buena parte de la ciudad del Tajo.

CARRACAS RECUPERADAS

Hay algunos pueblos que sí han recuperado o incluso no han perdido la tradición de tocar la típica carraca el Viernes Santo y las fotos que ilustran este reportaje están tomadas en uno de ellos: Fuentenebro (Burgos), que es el pueblo de mi esposa. Fue el pasado año, sin ir más lejos, cuando un grupo de jóvenes iban tocando sendas carracas a eso de las cinco de la tarde del Viernes Santo en el citado municipio burgalés, ubicado en plena Ribera del Duero. La nutrida cuadrilla juvenil gritaba…!”A los Oficios, a los Oficios”!, mientras hacían girar con mucho ímpetu el singular mecanismo de madera. Recuperaban, sin duda, un “leguaje” sonoro que en la Semana Santa de antaño comunicaba las horas para la celebración de los actos litúrgicos.

Justo Muñoz

Carracas y matracas
Pica en la foto y verás todo el álbum





MANUEL DOMÍNGUEZ FERNÁNDEZ ASISTE A LA TERTULIA «LAS MIGAS» QUE REÚNE A FONTANAREJEÑOS EN MADRID

28 01 2015

Nuestro paisano recibió un pergamino, el pañuelo verde simbólico de “Las Luminarias” y firmó en el libro de honor

El primer “encuentro miguero” del recién estrenado 2015 reunió a un grupo de fontanarejeños en el restaurante «El Rincón de Sancho», ubicado en pleno centro de Madrid, junto a la Plaza de España, y regentado por nuestro paisano Carlos, hijo de Celia y de Cele. Asistió como invitado a la tertulia “Las migas” nuestro paisano Manuel Domínguez Fernández, con el que hablamos de sus vivencias infantiles y juveniles en Fontanarejo y en el Alcornocal, además de su posterior actividad como camarero, un trabajo que desarrolló fundamentalmente años atrás en un conocido bar-restaurante ubicado en la zona de Atocha.

Nos comimos unas riquísimas migas que cocinó y tostó Carlos con esmero. Entre los tropezones, no faltaron los pimientos «chorruznos», la panceta, el chorizo, los pimientos verdes, el bacalao, el arrope y la leche (migas “canas”), estas últimas ya al final de la degustación . Exquisito todo.

La tertulia y el recuerdo de las vivencias de antaño (la trilla, la “viajera”, los Montañeros, las escuelas, los monaguillos, la “carraca” etc.) marcaron una larga sobremesa que terminó con la firma de Manolo en el libro de honor de la “Tertulia “Las Migas”. Posteriormente le entregamos un pergamino que recoge la historia de nuestro pueblo y un pañuelo verde, simbólico de nuestras entrañables “Luminarias” de romero que los de Fontanarejo encendemos cada 30 de abril. Precisamente acabamos el encuentro con una foto de grupo junto al gran cuadro que preside el restaurante ”El Rincón de Sancho” y que representa el encendido de las singulares «Luminarias» de Fontanarejo.

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