VINO DE FONTANAREJO A LO LARGO DEL TIEMPO: DE LAS VIEJAS “CUEVAS”/BODEGAS DE ANTAÑO A LA VENDIMIA 2022

28 09 2022

EN NUESTRO PUEBLO, QUE YA PRODUCÍA VINO EN EL AÑO 1576, HAY ACTUALMENTE ALGÚN VIÑEDO Y MANTIENE PARAJES CON NOMBRES VITIVÍNÍCOLAS, COMO LA RAÑA DE LOS MAJUELOS O LAS VIÑAS

Fontanarejo ha cultivado el viñedo a lo largo del tiempo. Desde las plantaciones actuales que mantienen algunos paisanos nuestros -(hace unos días asistimos presencialmente a la vendimia 2022 en uno de los plantíos más próximos al casco urbano)-, pasando por las cepas existentes durante las últimas décadas en conocidos parajes; a la ya muy lejana elaboración de vino muchos siglos atrás. En las “Relaciones topográficas del rey Felipe II”, al indicar la producción local fontanarejeña, se deja constancia de que hay “escaso trigo, vino y es abundante la miel, la cera y algo de ganado”. Así lo reflejan por escrito los enviados de la Corona que visitaron Fontanarejo un 7 de febrero del citado año 1576. En el referido documento se deja constancia que las tierras de Fontanarejo estaban cubiertas de carrascos, jara y alcornoques, bosques en los que, por aquél entonces, “se crían jabalíes, lobos, zorros, osos y otros animales feroces”, según recoge el escrito. La población que había en ese momento era de 200 vecinos que vivían de las labores de la tierra y de las colmenas.

Añadir que algunos testimonios verbales que hemos escuchado a lo largo de las últimas décadas nos indican que antaño venían,desde algunos lugares próximos de Extremadura, hasta nuestro pueblo para aprovisionarse de vino.

Por otro lado, el municipio conserva aún al menos dos parajes rurales con nombres netamente vitivinícolas como son Las Viñas y la Raña de Los Majuelos. En ambos lugares hubo plantadas cepas y de ahí sus orígenes denominativos. Años atrás el vino que se producía era blanco y, en la mayoría de los casos, se tenía para el autoconsumo familiar. Lastareas para la elaboración del zumo eran totalmente artesanales/manuales con el pisado de las uvas que se llevaba a cabo estrujando los racimos a pie descalzo en un artesanal “banco” de madera que, en algunas ocasiones, se utilizaba también pasa pisar las aceitunas.

Dejar constancia también, como testimonio evidente, que aún existen en el casco urbano de nuestro pueblo restos de varias antiquísimas bodegas, denominadas “cuevas” en el lenguaje más popular y descriptivo. Me refiero a las ubicadas en la calle Empedrada, Travesía de Alcoba y Plaza de la Constitución, como puede apreciarse en las fotos que acompañan a este texto. En alguna de estas “cuevas”/bodegas, -y lo pudimos ver en la visita que realizamos tiempo atrás-, aún quedan incluso huecos en las paredes que debieron “abrazar” las singulares e históricas tinajas, donde se depositaba el vino, que albergaron aquellos viejos lugares de la arquitectura subterránea fontanarejeña.

Añadir, por último, que en numerosas fachadas y casas de nuestro pueblo hubo, tiempo atrás, numerosas “parras urbanas” que ya han desaparecido casi todas, salvo los escasos testimonios que aún quedan visibles/disfrutables, como puede leerse en otro reportaje en este mismo blog. (1)

VENDIMIA 2022

Hace unos días vimos a nuestro paisano Celedonio Muñoz García llevando a cabo la vendimia de este año 2022. Cele, que es un experto enólogo, nos comentó, a pie de parras que, pese a las elevadísimas temperaturas del flamígero verano que hemos vivido, “está siendo una cosecha de uva sana, sin enfermedades y en cuanto a peso es prácticamente igual que la última cosecha. El vino, con todos los parámetros analíticos ya realizados, es de una gran calidad”, señaló.

Celedonio nos explicó detalladamente que tras la corta de los racimos de la variedad merlot, que tuvo lugar con la fresca y a primera hora de la mañana, se lleva a cabo toda una precisa cadena de meticulosos trabajos para la elaboración del vino. Actualmente, según nos explicó Cele, el método es más mecánico a través de una máquina que funciona a motor: vertido de los racimos en una tolva que, a través de un sinfín, va eliminando los raspones con una despalilladora, hasta que una estrujadora mecánica va obteniendo el líquido que se vierte en un depósito, como puede apreciarse en algunas de las fotos adjuntas a este texto. Pasados dos días se canaliza el líquido a otro depósito en el que fermenta hasta que se lleva a cabo el denominado “descube”. Y ahí queda reposando un tiempo el preciado zumo hasta que llega el momento de trasegar y pasar el vino a las barricas /toneles de roble para, posteriormente, proceder al embotellado.

Celedonio, que ha sido durante muchos años presidente del Club de Vinos de Ciudad Real y ha impartido charlas y catas vitivinícolas comentadas en numerosos lugares, incluida la Feria Nacional del Vino (FENAVIN), cultiva en nuestro pueblo desde el año 2000 una viña que está ubicada en el paraje de “El Prado”. De los racimos que saca de esas cepas fontanarejeñas elabora un vino tinto de autor que denomina y etiqueta “Pago de los Montes”. Las mejores últimas añadas, según refiere nuestro paisano, han sido las de 2013, 2014 y 2017. Casi 500 años nos contemplan desde aquél histórico 1576, que ya ha llovido y ha hecho calor desde entonces!.

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Justo Muñoz Fernández

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CUANDO EN FONTANAREJO SE UTILIZABAN ZAFRAS, CÁNTAROS, JARROS, ALCUZAS Y CANDILES

5 03 2020

EL ACEITE SE OBTENÍA EN NUESTRO PUEBLO, EN TIEMPOS REMOTOS, PISANDO LAS ACEITUNAS METIDAS EN UN SACO SOBRE UN BANCO DE MADERA Y ECHANDO AGUA HIRVIENDO

LAS ARROBAS CON EL PRECIADO LÍQUIDO SE DEPOSITABAN EN LA ZAFRA Y DE AHÍ SE SACABAN LOS JARROS Y ALCUZAS PARA EL CONSUMO DE TODO EL AÑO, TANTO PARA COCINAR COMO PARA EL ALUMBRADO CON LOS CANDILES Y LAS LAMPARILLAS

Justo Muñoz Fernández

Hace poco nos referíamos en este mismo blog – (ver reseña aquí mismo, un poco más abajo)- al denominado “resbusque” de aceitunas en el Fontanarejo de antaño. Hoy vamos a tratar de explicar cómo se obtenía el aceite en nuestro pueblo, también hace ya muchos años, pisando las aceitunas y de manera totalmente artesanal.

Tenemos que remontarnos a tiempos en los que en Fontanarejo la recogida de las olivas era una de las tareas más importantes dentro del ciclo productivo agrícola anual. Una estudiantina de la época reseñaba esta tarea con gran entusiasmo, y en un año que debió ser bueno de aceituna, con una letrilla que decía así: “Las aceituneras de Fontanarejo tenemos mucha alegría/ que este año hay mucho aceite/ y haremos mucha candelilla”. O lo que es lo mismo “Aceite abundante, buen año por delante”, que decía el dicho.

En aquéllos pretéritos años, los trabajos de “ordeño”, vareo y “rebusque” se solían iniciar bien pasado todo el ciclo navideño, pues el sabio Refranero indicaba que “Quien coge aceitunas antes de enero, deja el aceite en el madero”, o aquel otro que sentencia …”Mientras la aceituna cuelga de la rama, aceite gana”.

Parece evidente que la recolección olivarera por aquél entonces se debía llevar a cabo cuando el fruto estaba lo más maduro posible. Hay que tener en cuenta que las aceitunas se sometían a una ardua tarea de duro pisado para obtener las arrobas de aceite que se echaban en la zafra, un singular depósito de metal donde se sacaban después, durante todo el año, los jarros y las alcuzas de hojalata con un contundente aceite. También se solía llevar el aceite a los hatos y a las majadas en las ancestrales aceiteras elaboradas con cuernos de reses vacunas a los que, una vez limpiada y extraída la parte maciza, se les tapaba con un taco de corcha y también de madera.

Hablamos pues del aceite como un producto que era clave para la subsistencia en el mundo rural de entonces tanto para cocinar, como también para alumbrar las dependencias de las casas y tenadas con los tradicionales candiles, lamparillas etc.

PISADO DE ACEITUNAS SOBRE UN BANCO Y CON AGUA HIRVIENDO

Decir que, antes de que se pusieran en marcha las almazaras que funcionaron en nuestro pueblo ya más mecanizadas, el aceite se obtenía pisando la aceituna. Una laboriosa y dura tarea, según los testimonios recabados en nuestro pueblo, que se llevaba a cabo en las casas, tenadas o corrales donde se procedía al aplastado de las olivas metidas en un saco o costal y pisoteándolas sobre un banco de madera ligeramente inclinado en rampa. Un artilugio que habitualmente se conseguía de un gran tronco de árbol, generalmente de roble, tras moldearlo a base hacha, azuela y pericia.

Al banco subía el “pisaor” quien, con gran destreza, cogía con una mano el saco/costal cargado de aceitunas y con la otra mano, para no perder el equilibrio, se sujetaba de una soga que a la vez estaba amarrada a una viga.

Previamente a esas intensas jornadas del pisado de las aceitunas, la cosecha se solía dejar apilada un par de días más o menos en una troje o algorín para que fermentara. El día antes del pisado se las solía pasar por agua para eliminar la posible tierra o suciedad. De ahí se iban sacando y depositando en un saco o costal, elaborado con un tejido especial. Un embase que manejaba el “pisaor” con maestría y acierto pues había que sacudir y colocar el saco lleno de aceitunas en una serie de posturas específicas para que saliera el mayor líquido posible. Para ello se iba echando agua muy caliente sobre el saco para lograr un mayor rendimiento. Agua hirviendo que, a la vez, se lograba colocando una gran caldera sobre las trébedes de hierro y en una gran lumbre, alimentada frecuentemente con jarones secos, para lograr una mayor combustión.

Todo el líquido que salía lentamente del saco pisoteado iba cayendo a un recipiente del que, por decantación, se sacaba el alpechín que mana de las aceitunas y que la RAE define como “líquido obscuro y fétido que sale de las aceitunas cuando están apiladas antes de la molienda, y cuando, al extraer el aceite, se las exprime con auxilio del agua hirviendo”.

El aceite, que se cogía con esmero de la parte alta del recipiente, se depositaba en las zafras y era de vital importancia para el consumo anual de cada casa.

Añadir, para terminar esta retrospectiva, que de los posos que se iban depositando en el fondo de las zafras que albergaban las arrobas de aquel intenso aceite, se solía coger el residuo para hacer el jabón casero que nuestr@s antepasad@s utilizaban como ancestral detergente para lavar la ropa en el arroyo.

¡Tiempos duros, sin duda, y de intenso reciclaje!

 DICHOS, REFRANES Y LETRILLAS

El aceite, como ya se ha dicho, era un producto imprescindible para la subsistencia en el mundo rural de antaño; como pasaba también con la tradicional matanza del cerdo. Hay una jota que escuché tiempo atrás en tierras de Castilla y León y que, a modo de rogativa, decía “Virgen de(aquí citaba a la patrona)/ te venimos a pedir/, garbanzos para la olla/ y aceite para el candil”.

Otra letrilla jotera se refiere al candil y a la alcuza con gran precisión lumínica a la hora de “despachar” a las visitas y dice así:” El candil se está apagando/ y la alcuza no “tié” aceite/ yo no digo que te vayas/ ni tampoco que te sientes”.

Añadir también que, en ese gran patrimonio oral que son los refranes, dichos y jotas populares, hay una que tiene que ver con las posesiones olivareras a modo de “ajuar”. Dice así: “Anda diciendo tu madre /que tienes un olivar/ y el olivar que tú tienes, ¡ay!,/ es que te quieres casar”.

Por otro lado, el aceite y el olivo han sido y son un gran referente y un recurso conversacional. Vayan estos dos ejemplos: Siempre te quieres quedar encima como el aceite”, cuando nos referimos a alguien que pretende mantener su criterio por encima de todos. Y este otro, para indicar que cada uno debe estar en su sitio, en su casa, en sus asuntos, en su trabajo y en sus menesteres…”Cada mochuelo, a su olivo”.

(*) Dar las gracias a Eloy Muñoz González, Juan Manuel Gómez Fernández y Juan Ramón  Navarro García por las fotos retrospectivas que han aportado a esta reseña.

 

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TIEMPOS DE “REBUSQUE” DE ACEITUNAS EN EL FONTANAREJO DE ANTAÑO

3 02 2020

 

Terminada ya la campaña de recogida de aceitunas 2019/20 en nuestro pueblo, decir que, en general, ha sido un año con peor cosecha que el anterior. Añadir que, además, se produjo un fenómeno meteorológico adverso que empeoró aún más el resultado, pues las jornadas de viento registradas durante algún día a mediados del mes de diciembre parece que tiró al suelo parte del fruto; unas olivas que, en muchos casos, se quedan sin acarrear.

Años atrás, cuando se iniciaba la recolección olivarera se solían recoger todas o casi todas las aceitunas del suelo antes de poner las mantas para el “ordeño” o el vareo. Y, una vez levantadas estas, se llevaba a cabo otro minucioso recorrido para localizar los frutos que se habían caído fuera del “manterío”. Y, si aún seguía alguna aceituna suelta, se quedaba tirada en el olivar para el denominado “rebusque”, una tarea que en tiempos pretéritos era frecuente en Fontanarejo.

Precisar que la Real Academia define el término rebuscar así: ”Recoger el fruto que queda en los campos, particularmente el de las viñas, después de alzadas las cosechas”

En nuestro pueblo, y en tiempos ya más lejanos, había personas que rebuscaban aceitunas una vez terminada la recogida de la cosecha, o espigaban tras la siega para sacar unos litros de aceite, o unos celemines o cuartillas de grano.

Reseñar, por otro lado, que el rebusco viene de muy antiguo y que era una tarea contemplada en épocas muy remotas. Por poner un ejemplo, la Biblia en el Antiguo Testamento,- (libros Levítico y Deuteronomio)-, y al hablar del amor al prójimo dice que no se espigue la tierra segada ni se rebusque el fruto caído de la viña y que se deje para los pobres, los necesitados y los forasteros.

La más que bimilenaria figura del rebuscador, está ya en plena extinción. No sólo por el hecho de que cada vez menos personas, afortunadamente, se dedican a ello por cierta necesidad; si no porque, además, las nuevas ordenanzas y leyes en vigor en la mayoría de las comunidades autónomas regulan la denominada trazabilidad de los productos agrícolas que permite comprobar el origen y el destino en el recorrido que va desde el transporte a la circulación, origen, recepción y venta de aceituna.

LA MUCHACHADA SALÍA DE “REBUSQUE”

Posteriormente a los tiempos remotos más duros, y ya en los años sesenta, el “rebusque” de aceitunas lo solía llevar a cabo, sobre todo, la muchachada que se sacaba unas pesetillas con los escasos frutos que lograban recoger. Algunos testimonios de paisan@s, que hoy están cerca de los setenta o más años, indican que “solíamos salir a rebuscar recorriendo los olivares una vez que ya estaban terminados y recogidos y en donde, por cierto, ya quedaban pocas o casi ninguna. Dábamos muchas “patás” hasta que lográbamos coger algunas olivas perdidas entre los cantos, la tierra y las piedras. Las llevábamos al lugar o sitio donde, casi siempre al atardecer, recogían las aceitunas de los olivareros de nuestro pueblo, y nos solían dar una o dos pesetas, más o menos, por cada latilla o kilo que entregábamos”, comentan algunos-as rebuscadores-as de entonces que hoy peinan ya canas y calvas.

¡Qué tiempos y qué ratos rebuscando minuciosamente…olivares arriba y olivares abajo!

Justo Muñoz Fernández

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“POSÁS”, REJALES, CORCHOS Y BIROS EN LOS MONTES DE FONTANAREJO

20 11 2019

La apicultura ha estado presente a lo largo de la historia en nuestro pueblo y así se refleja en las Relaciones Topográficas del Rey Felipe II del año 1.576, y en el catastro del Marques de la Ensenada de 1752, que cifra en 350 las colmenas que había entonces

Un grupo de amigos recorrimos “Posaesquiná” y “Posarrionda”, dos históricos asentamientos colmeneros

La apicultura ha sido una de las actividades más enraizada y continua en el término municipal de Fontanarejo a través de los siglos. Además de la trasmisión oral que nos habla de esta dedicación entre nuestros antepasados, existe documentación del año 1576 asegurando que en nuestro pueblo “la cosa que más se coge es miel”. Así lo reflejaron por escrito los enviados de la Corona que visitaron Fontanarejo un 7 de febrero del citado año 1576 y plasmaron el dato en un texto que se recoge en las “Relaciones topográficas del Rey Felipe II”. En el referido documento se habla que las tierras de Fontanarejo estaban cubiertas por carrascos, jara y alcornoques, bosques en los que, por aquél entonces, “se crian jabalíes, lobos, zorros, osos y otros animales feroces”.  En cuanto a la producción se dice que hay escaso trigo, vino y que es abundante la miel, la cera y algo de ganado. La población que había en ese instante es de 200 vecinos que vivían del laboreo de la tierra y de las colmenas.

Existen otros documentos posteriores, ya en el siglo XVIII, como el que encargó realizar el Marques de la Ensenada en el año 1752. En ese catastro de todos los bienes de la Corona de Castilla se cifra en 350 las colmenas que había en nuestro pueblo por aquél entonces. En el citado escrito se especifica que esos corchos son “de vecinos del lugar, de forasteros hacendados en el mismo, de cofradías de su iglesia y también del párroco del pueblo”. Hay que tener en cuenta que de los abundantes panales se saca también la cera, un apreciado elemento en aquella época pues se usaba, junto con los candiles de aceite, para el alumbrado en viviendas y para el culto y ceremonias en la iglesia.

Es decir, que las colmenas suponían una actividad muy importante para nuestros antepasados pues de ellas obtenían miel sobre todo para el consumo familiar y en ocasiones para la venta y también para el “trueque”, que era habitual en tiempos pretéritos; y, además, se obtenía, como se ha dicho, la necesaria cera que, además, era muy demandada por la ciudad de Toledo en aquellos siglos.

Por otro lado, hay que reseñar también que los habitantes de la zona, y entre ellos los apicultores, fundaron la denomina “Hermandad Vieja, entre 1220 y 1245, compuesta por leñadores, colmeneros y ballesteros para defenderse de los bandoleros y malhechores que actuaban al amparo de la difícil orografía del terreno”.

PARAJES, REJALES Y “POSÁS”

Un grupo de amigos vivimos una interesante “jornada colmenera” para rememorar la tradición apícola de Fontanarejo. En nuestro término municipal aún son visibles restos de viejas “posás” y también existe un paraje que se denomina “Morro del enjambraero”, lindando con el término se Alcoba.

Con el interés de conocer algunos de los sitios y apiarios donde se instalaban antaño los corchos, el grupo hicimos una ruta muy interesante pues tuvimos la oportunidad de conocer dos históricos asentamientos de colmenas denominados “posás”. En este caso pateamos, guiados por nuestros paisanos Ángel Alcaide Espinosa, “Posaesquiná” y “Posarrionda”, donde aún quedan restos visibles de los viejos recintos construidos en piedra a modo de corral, a veces redondo, para albergar y resguardar las colmenas de los depredadores, sobre todo de los osos que había en los montes siglos atrás.

Decir, por otro lado, que Ángel nos proporcionó un listado de paisanos nuestros que tuvieron colmenas desde el año 1946, así como los parajes más habituales para los asentamientos que, además de las ya referidas “posás”, son estos: Garganta de Los Nogales, Los Poyales, Vallehornillo, Las Laborcillas, Raso Martín, Barranco de Navalpino, Morro de los Arroyuelos, La Muñana, El Nucarejo, Las Pedrizuelas, El Guindalejo (Posaesquiná), Los Pantanillos, Barritote, Los Pinos, Las Pedrizuelas, El Puerto, El Zauceral, Cenicientos, Valdeja, Era de Navalpino, Los Pozos, El Tejar, La Volandera, La Graja, La Hontanilla, El Chozón, Riscos Blancos, Valdeja, El Jarraiz, Morro de la Centinela, La Pedriza del Fraile, La Viña, La Madroña, La Cerca Serrana, El Puerto, La Dehesa y Las Camachas.

CORCHOS Y BIROS

Otras de las tareas que se realizaban con intensidad y esmero era la elaboración de las colmenas con la corcha que se sacaba de los alcornoques. La extracción de esta corteza vegetal solía hacerse cada 7 años y se llevaba a cabo durante los meses de agosto y septiembre.

Los corchos, según nos narró Ángel, se solían elaborar/montar en el corral de la tía Salustiana, ubicado en la calle de la Iglesia que antiguamente se denominaba el “Rellano”. Cuenta nuestro informante que era frecuente ver a los colmeneros en la tarea de preparar los peculiares recipientes cilíndricos a base de cocer la corcha en un bidón. “Lo hacían en días malos de lluvia cuando no salían a otras tareas al campo. Allí se daban cita,-comenta Ángel-, y yo recuerdo que hervían la corcha en un bidón colocado en unas trébedes en una gran lumbre alimentada con jarones secos. Cuando ya tenían una pieza del corcho bien cocida, la curvaban con unas cuerdas e inmediatamente sacaban la otra parte y, tras hacerla también la gracia encorvada, recortaban las aristas con una navaja pues la corcha se corta muy bien cuando está caliente, y unían ambas piezas con biros hechos de jara, a los que se sacaba punta con una azuela”, explica Ángel. Decir que la Real Academia de la Lengua Española define la palabra biro como “clavo de jara”.

¿Se imaginan el ajetreo que habría en el voladizo de aquel corral en jornadas y ratos tan “colmeneros”? Hablamos sin duda de una singular tarea, ya en desuso, que daría un ambiente muy peculiar al casco urbano de Fontanarejo donde, por otro lado, estaban funcionaban a tope las fraguas para aguzar las rejas, los  potros para errar los animales, los gañanes con sus yuntas camino de las besanas etc. A todo ello hay que sumar la salida, puntual cada mañana, de los atajos comunales del vaquero, cabrero, yegüero y porquero que daban un toque rural y costumbrista a las calles de nuestro pueblo. !Qué tiempos, qué actividad y qué oficios!.

Justo Muñoz Fernández

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LA ASOCIACIÓN CULTURAL MONTES DE TOLEDO CONCEDE A ÁNGEL ALCAIDE ESPINOSA EL GALARDÓN “MONTEÑO DISTINGUIDO”.

26 06 2019

Reconocimiento a nuestro paisano por sus valores humanos, por ser un gran conocedor del medio rural y por haber sido “alcalde de medias” durante 32 años

 

La asociación cultural Montes de Toledo ha decidido conceder el galardón “Monteño Distinguido” 2019 al fontanarejeño Ángel Alcaide Espinosa, por sus valores humanos, por su gran conocimiento del medio rural y por su impulso de las costumbres locales, como es el caso de “La Media”, una singular tradición  en la que desempeñó el papel de “alcalde” durante 32 años.

Ángel, que acaba de cumplir 80 años, ha trabajado a lo largo de tan dilatada vida  como pastor, vaquero, cabrero y labrador. Hace poco hicimos un inolvidable recorrido por la dehesa boyal de Fontanarejo, guiados por Ángel, quien nos detalló los rincones y parajes donde antaño se ubicaron para el ganado  los sesteros, y los postueros. Un paraje donde, en otros tiempos, los pastores y vaqueros jugaban a la “Burria”, al “Trínquete” y donde también se daban los “mantazos”. Hablamos, sin duda, de un gran patrimonio agropecuario y etnográfico ya desaparecido.

Por otro lado, este paisano octogenario es un gran conocedor del patrimonio etnográfico local. Ha  sido durante 32 años, como ya se ha dicho, “alcalde de medias”, manteniendo viva durante ese largo periodo de tiempo esta singular costumbre que se celebraba en Fontanarejo como ritual de despedida del novio en la víspera de la boda. Ha participado también, entre otras actividades del costumbrismo local, como “heraldo” en la recordada gran Cabalgata de Reyes en los años sesenta (como puede apreciarse en dos de las fotos que acompañan a esta reseña); en las singulares estudiantinas y murgas del Carnaval, en la traída de las reses desde el sestero de la “vacá” hasta el pueblo cuando, antaño en las Fiestas de Agosto, se hacían los toros en la plaza montada con carros etc.

La prestigiosa Asociación Cultural Montes de Toledo entregará el citado galardón en un acto organizado para el próximo sábado, día 29 de junio, en los jardines del castillo de Guadamur (Toledo).

Junto con Ángel, recibirán también la distinción de “Monteños Distinguidos” 2019 las siguientes personas y entidades :

Venancio Sanchez Mejorado,  por su decidida intervención en  la recuperación  del Castillo de Guadamur.  

Juan Antonio Sánchez Gómez, de Guadamur continuador de la industria familiar de rejería artística, cuya calidad artesanal ha sido valorada en ambientes y edificios tan notables como la catedral de la Almudena de Madrid y otros, cuya continuidad está avalada por la trayectoria artística de su familia.

Cáritas de los Montes de Toledo en esta diócesis y en la de Ciudad Real, por su encomiable labor social con los grupos marginales y desfavorecidos en la comarca de Los Montes.

Gerardo Muñoz Fernandez, de Navas de Estena, presidente del Patronato de la Fundación AHUCE, cuya principal actividad es mejorar la calidad de vida de las personas con osteogénesis imperfecta (huesos de cristal), promover la investigación sobre esta enfermedad rara y facilitar la integración en el mundo educativo y laboral de este colectivo.

 

CELEBRACIÓN DE LA LLEGA

La jornada del próximo día 29 se iniciará a las 18,30 con la celebración de “La Llega”, en el Auditorio Municipal, un acto, que se celebra desde hace 41 años, con el que se recuerda las Juntas de las Cuadrillas de los Montes creadas para defender los intereses de los vecinos de los Montes de Toledo y que se celebraron desde el siglo XVII al XIX con este carácter y desde 1.300 formando parte de las hermandades monteñas de Toledo, Ciudad Real y Talavera .

A continuación se celebrará un desfile cívico en el que participarán las autoridades municipales de los pueblos monteños e invitados, junto a los representantes de la juventud monteña ataviados con los trajes populares de sus respectivas localidades y abanderados que concluirá en el castillo donde se ofrecerá una exhibición del folklore monteño con los tradicionales bailes de la bandera.

A las 19,30 habrá un encuentro cultural en el castillo de la localidad en el que actuará el Grupo de Danzas de la Asociación Folklórica Cultural Castillo de Guadamur.

Posteriormente, a las  21,45h, se celebrará una cena de hermandad en los jardines del castillo de Guadamur en el que se entregarán los galardones “Monteños Distinguidos”

Desde este blog enviamos la más cordial felicitación a nuestro paisano Ángel Alcaide Espinosa por este nuevo reconocimiento que se suma al que le concedió la “Asociación Amigos de las Luminarias de Fontanarejo”, que entregó hace unos años a Ángel el galardón “Romero Cencío” por su gran conocimiento del medio rural y su saber sobre las tradiciones y costumbrismo local de antaño.

También la tertulia fontanarejeña “Las Migas” le acaba de premiar con su distinción “Miguero de Tomo y Lomo”. Enhorabuena, Ángel.

J. Muñoz

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LA TERTULIA “LAS MIGAS” REMEMORA LA ESCUELA DE ANTAÑO EN FONTANAREJO

9 11 2018

ANTONIO PASCUAL COLÁS (MAESTRO EN NUESTRO PUEBLO ENTRE LOS AÑOS 1959-1973), JUNTO CON SUS ALUMNOS DE ENTONCES ENRIQUE MUÑOZ GUTIÉRREZ Y SERAFÍN FERNÁNDEZ ARIAS, ASISTIERON COMO INVITADOS AL ENCUENTRO GASTRONÓMICO

LA REUNIÓN TUVO COMO ESCENARIO LA CASILLA DE ELOY, EN VALDEPAJARES, DONDE SE EXPUSIERON FOTOGRAFIAS RETROSPECTÍVAS DE LAS AULAS

Echamos la vista atrás para recordar cómo eran las viejas escuelas y la enseñanza en nuestro pueblo en un tiempo en el que la pizarra, los pupitres de madera, la tiza, los tinteros, el babi, la estufa alimentada con cepas etc. formaban parte de la infraestructura en las viejas aulas.

Para rememorar aquellos tiempos escolares, la tertulia “Las Migas” invitó a Antonio Pascual Colás, que fue maestro en Fontanarejo durante 14 años entre 1959 y 1973, y a dos de sus antiguos alumnos: Enrique Muñoz Gutiérrez y Serafín Fernández Arias.

El encuentro tuvo como escenario la casilla de Eloy, ubicada en Valdepajares,  un entrañable recinto en el que pusimos a la entrada una pequeña exposición con fotos retrospectivas  de las escuelas de antaño. Imágenes con las que nos recreamos los asistentes dando cuerda al recuerdo de un tiempo en el que llegó a haber cerca de 70 niñ@s en una misma aula.

Antes de iniciarse la habitual tertulia, nos comimos dos sartenes de migas con abundantes “tropezones”, entre los que sobresalieron los pimientos “chorruznos” y el bacalao. Además hubo sardinas, pimientos verdes, chorizo, uvas y, ya para finalizar, arrope, leche para las “migas canas” y, como novedad, granadas…..que también ”pegan” con el miguerío. De postre, melones y sandías. Riquísimo todo.

La tertulia sirvió para revivir momentos del ayer escolar en nuestro pueblo con las aulas de niños y de niñas que, en un principio, se ubicaron en el edificio del Ayuntamiento para, años más tarde, pasar a las nuevas escuelas, inauguradas en el año 1956 siendo alcalde Teófilo García, en el recinto donde hoy se ubica el Centro Polivalente. Después se abrieron nuevos aularios.

Recordamos como la gran pizarra, con su inconfundible y entrañable tiza, marcaba un espacio preferente para plasmar las explicaciones, resaltar los sencillos gráficos, señalar la caligrafía etc. etc… Salir a la pizarra suponía para el alumnado un auténtico examen ante el maestro y ante toda la clase.

Los invitados recordaron momentos, anécdotas y situaciones vividas en aquéllos recintos escolares en los que, en un principio, cada alumn@ llevaba su pizarra pequeña con un pizarrín para escribir y, ya más tarde, llegaron los tinteros, las plumas; y después, los bolígrafos, los lapiceros, el Catón, las cartillas Álvarez, los cuadernos, los libros de texto etc. etc.

También hablamos de las obras de teatro que en aquéllos años se pusieron en escena promovidas y escenificadas por la comunidad escolar como “Bodas de Sangre”, “La casa de Bernarda Alba” “Melocotón en almíbar” .  En alguna ocasión y con lo recaudado, sirvieron para organizar excursiones como la llevada a cabo el año 1972 que tuvo como destino Alicante, donde los niños y niñas del pueblo vieron por primera vez el mar, según refleja una crónica del diario alicantino Información. Salamanca y Granada fueron otros destinos.

Antonio, Enrique y Serafín firmaron en el libro de invitados de la “Tertulia las Migas”, recibieron un pañuelo verde recuerdo de nuestras entrañables “Luminarias” de romero que encendemos al atardecer del día 30 de abril, y un pergamino con la historia de Fontanarejo desde sus orígenes hasta nuestros días.

Al terminar el encuentro, los asistentes nos hicimos una foto con los tres invitados para recordar una jornada rica en paisanaje, en paisaje y también en recuerdos escolares. Y encima  acompañó el tiempo con una temperatura casi primaveral en pleno otoño y en plena sierra. Un encuentro completo, sin duda.

J Muñoz

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UN INTENSO CHAPARRÓN REGISTRADO EL PASADO 28 DE AGOSTO HIZO RECORDAR LA TREMENDA NUBE QUE, EN ESA MISMA FECHA DEL AÑO 1952, SACUDIÓ FONTANAREJO

8 09 2017

SE CUMPLÍAN 65 AÑOS DE LA FUERTE TORMENTA, ACOMPAÑADA DE VENDAVAL Y PEDRISCO, QUE VOLCÓ CARROS, ROMPIÓ TEJAS, MATÓ AVES, DESTROZÓ HUERTOS Y DAÑÓ OLIVOS

El pasado 28 de agosto amaneció en Fontanarejo con un cielo cerrado que amenazaba lluvia. El chaparrón que cayó a primera hora de la mañana, y el posterior “champlazo” que descargó pasado el medio día, hizo que los fontanarejeños recordaran con más intensidad la estremecedora nube del 28 de agosto del año 1952. Se cumplían 65 años de aquella fecha en la que el miedo y el desconcierto cundió entre el vecindario. La coincidencia de otro fenómeno meteorológico aparatoso en un día tan señalado activó sin duda el recuerdo, sobre todo entre los más mayores, de aquella desconcertante jornada del año 1952 que entre el vecindario se conoce ya como “la nube del 28 de agosto”.

El intenso chaparrón caído hace unos días en nuestro pueblo, que coincidía con la recordada fecha de antaño, hizo correr abundante agua por las calles, regueros y cunetas pero, afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales ni materiales, como sí ocurrió antaño. En esta ocasión, según cuentan algunos paisanos, el agua vino bien para la tierra, para el monte y para el arbolado tras un largo periodo de sequía.

Como ya se escribió en este blog tiempo atrás, un 28 de agosto de hace 65 años “un fuerte aguacero, que duró apenas quince minutos, irrumpió acompañado de un virulento pedrisco y de un fuerte viento que arrastró carros cargados de mies, volcó aventadoras/limpiadoras, levantó tejas, mató cientos de aves, destrozó olivos, arrasó huertas, machacó melonares y dañó considerablemente el arbolado y el monte autóctono allá por donde pasó. Un vecino del pueblo, Trinidad Pavón Fernández, quedó atrapado debajo de un carro cargado de haces de trigo y pudo ser rescatado cuando estaba casi asfixiado. Fontanarejeños que vivieron tan fatídica jornada aún recuerdan la renombrada nube del 28 de agosto como “lo nunca visto”. Una inscripción, grabada a mano en uno de los históricos corrales de ganado del municipio recuerda la aciaga fecha:” 28.8.1952”.

El diario LANZA de Ciudad Real recogió un reportaje publicado hace ahora 6 años y que se adjunta con estas líneas, en el que algunos paisanos nuestros narraron sus vivencias en tan sobrecogedora fecha. Contaron, entre otras cosas, que “el día ennegreció de tal manera que se hizo como de noche. Y, de repente, cayó una tromba de agua y pedrisco como nunca se había registrado en el lugar. Con tal fuerza y magnitud arreció la tromba y, sobre todo, el granizo que muchos troncos de olivos quedaron dañados durante aquéllos interminables y angustiosos minutos. Lo nunca visto”.

J. Muñoz

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DECIMOCUARTA “CARROLA”: AURORA Y OCASO DE UN FAUSTO DÍA

1 06 2017

La familia de don Miguel Crespo Baena, ilustre y estimado maestro, asiste al anual encuentro de la “Carrola”.

 

Un brumoso orto del veintisiete  de mayo auguraba día tormentoso.  El presagio se difuminó conforme avanzaban las horas, dando paso a una espléndida jornada.

Otro año más, y van catorce,  la Asociación Amigos de las Luminarias cumplió con el ritual celebrando el encuentro donde la degustación de la gastronomía autóctona y el debate tertuliano  se funden enriqueciendo a los asistentes.

Este año los invitados han sido los familiares de don Miguel Crespo Baena, recordado maestro en Fontanarejo de los Montes, porque como decimos aquí: “Dejó buen rastrojo”. Compartimos mesa y tertulia con su esposa, la fontanarejeña, Elisa Fernández Sánchez, sus hijos Carmen y Martín Ángel, también fontanarejeños, y otros familiares.

El escenario tuvo lugar en la dehesa boyal, en el paraje denominado “Cañá la Laguna”. Comenzamos la reunión con un brindis, por Fontanarejo de los Montes y por su pueblo Fernán-Núñez, auspiciado por Pedro, yerno, de don Miguel. Para ello nos sirvió un vino típico de la Campiña Cordobesa envasado en botellas personalizadas y que bebimos en copas igualmente personalizadas con un diseño alusivo al encuentro. Un detalle que le agradecimos por su gentileza. El ágape consistió en una deliciosa caldereta de chivo acompañada del respectivo “revientalobos”. Todo ello, como siempre, realizado con excelente maestría por Ceferino Muñoz. A los postres degustamos dulces variados, destacando una tarta típica de Fernán-Núñez.

Tras la comida, comenzó una animada e interesante tertulia donde Elisa y sus hijos evocando recuerdos nos comentaron cómo llegó don Miguel a nuestro pueblo. Corría octubre de 1946 cuando salió de su pueblo natal Fernán-Núñez con destino Fontanarejo de los Montes. El  viaje fue una odisea. Una vez que llegó a Ciudad Real por tren, viajó en camión por carretera en su mayor parte de tierra hasta Alcoba de los Montes y de aquí partió hacia Fontanarejo de los Montes en una mula por caminos y veredas  a través de sierras. Cuando llegó a su destino, escribió una carta a su madre donde le decía que aguantaría hasta Navidad pues anhelaba volver a su tierra. También le hablaba, en la referida carta, sobre las gentes de este pueblo como personas buenas y amables, muy sencillas, pobres y generosas. Permaneció en Fontanarejo de los Montes hasta 1957. Aquí conoció a Elisa con quien se casó en 1949 creando una familia.

Algunos de los asistentes a la tertulia fueron alumnos suyos y todos le recuerdan con cariño y como un maestro ejemplar.

Don Miguel siguió el magisterio en su pueblo natal Fernán-Núñez, pero nunca perdió la relación con Fontanarejo de los Montes donde tenía su familia política. Las visitas eran difíciles por las deficiencias en el transporte. El viaje duraba dos días desde Fernán-Núñez a nuestro pueblo. Pese a estos inconvenientes, mantuvieron vínculos permanentes que a lo largo de los años se han incrementado con los habituales encuentros entre amigos de ambos pueblos.

Tras la tertulia, a los huéspedes se les impuso el pañuelo verde, símbolo de las ancestrales Luminarias, y se les entregó un pergamino con la historia de nuestro lugar. Acto seguido, los agasajados firmaron en el libro de honor de la tertulia la “Carrola”.

En horario vespertino, recorrimos algunos parajes de la dehesa: el Cerrillo Alto, el Soto y la “Cañá Primera” deleitándonos con tan singular paisaje y de la diversidad de su flora.

Al  ocaso del día degustamos una parrillada de chuletas acompañadas de buen vino y animada conversación con nuestros distinguidos invitados y en especial la Tía Elisa, nonagenaria, en plenas facultades y a la que todos admiramos. Nos aguantó hasta el final de la noche. Nos despedimos gozosos de haber pasado un día afortunado.

Juan Manuel Gómez Fernández

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LA ASOCIACIÓN “AMIGOS DE LAS LUMINARIAS DE FONTANAREJO” REMEMORA LA VIDA PASTORIL CON UNA EXPOSICIÓN Y UNA TERTULIA

29 08 2016

LA MUESTRA PRESENTÓ VARIOS PANELES EXPLICATIVOS, ASÍ COMO UTENSILIOS USADOS EN LAS MAJADAS; Y TAMBIÉN SE CELEBRÓ UNA TERTULIA CON PASTORES DE NUESTRO PUEBLO

 

El Centro Social Polivalente de nuestro pueblo acogió hace unos días la exposición ‘La cultura y el arte pastoril en los Montes de Toledo’, una muestra promovida por la asociación “Amigos de las Luminarias de Fontanarejo”, dentro del II Encuentro Cultural de Verano 2016.

Los paneles explicativos, que se colgaron en las paredes del citado recinto  municipal, mostraron durante los tres días que estuvo abierta la muestra, una secuencia del oficio de pastor. Además de los cuadros, se colocaron una serie de utensilios pastoriles, aportados por fontanarejeñ@s, tales como el típico capote, los inconfundibles calderos, las tradicionales delantales de cuero, las apreciadas aceiteras, las útiles tijeras de esquiar, las entrañables merenderas de corcho, los sonoros cencerros, los sabrosos saleros etc. El día de la inauguración se llevó a cabo también una interesante tertulia sobre experiencias ganaderas en el mundo del pastoreo en la que intervinieron pastores ya jubilados de Fontanarejo y otros que ejercen esta profesión en la actualidad.

La exposición, organizada en la pasada primavera por la Asociación Cultural Montes de Toledo, estuvo comisariada por Jaime Gallardo Alamillo y en la muestra colaboraron los alumnos del Máster de Patrimonio Histórico de la UCLM. En los paneles se explica desde las tareas que se llevaban a cabo en las majadas, pasando por los chozos donde se dormía y se vivía; hasta los utensilios, herramientas y detalles del trabajo pastoril.

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Los madroños marcan el paisaje prenavideño de Fontanarejo

10 12 2013

 

 

El color rojo de los madroños salpica estos días muchos rincones y parajes de nuestro pueblo, ofreciendo un peculiar y atractivo colorido para los vecinos y para los visitantes que salen al campo. Durante el pasado «puente» de la Constitución y de la Inmaculada, en los que el sol ha brillado con intensidad en las horas centrales del día y el frío se hacía notar fuerte durante la noche, daba gusto pasear por muchos lugares del término municipal fontanarejeño en los que las verdes madroñas estaban «cargadas» de un fruto que colorea y que marca el típico paisaje en muchos montes, trochas, morros, cuerdas, barrancos y valles de Fontanarejo en estas fechas ya prenavideñas. Los Arroyuelos, las Camachas, Los Chapiteles, La Graja, Los Barranquillos, Valdeja, Los Valles  etc. etc. presentan en muchos de sus tramos una estampa muy plástica, ideal para la fotografía, con el inconfundible color rojizo de los madroños ya maduros y del amarillento en los menos sazonados. Hay que recordar, por otro lado, que en nuestro pueblo hay hasta un paraje conocido como «La Madroña». Por algo será.

J.Muñoz





LOS GAÑANES: VIDA Y MIES EN LAS ERAS DE ANTAÑO EN FONTANAREJO

19 08 2012

Entre las extenuantes faenas de la era, todas de extrema dureza, sacar la mies aventajaba al resto con diferencia. La realizaban los gañanes, personas fuertes y jóvenes, generalmente los mozos de la familia.

Los gañanes dormían, por norma, en la era para cuidar la yunta. De madrugada, con la aparición de las Cabrillas en el cielo, salían con los carros: de vacas o de mulas camino del corte. Durante el trayecto, que duraba según la lejanía de aquel, el gañan dormitaba subido en su carro. Cuando llegaba al “piazo” (suerte), recogía los haces y cargaba el carro. Cansado y somnoliento volvía a la era guiando con maestría, “injá” (aguijada) al hombro, a su yunta por el polvoriento carril.

Era espectacular ver la llegada de las yuntas comidas de moscas, sudorosas y nobles. A paso lento, deshacían cansadas y anhelantes de rodeo la ruta de vuelta. Se formaban, a veces, hileras de varias decenas de carros, todos bien cargados y con los haces trabados por la llave y la maroma atada al torno del carro. Había, en ocasiones, un mensaje subliminal en los carros mejor cargados y con más vueltas (capas de haces superpuestos). Un escaparate donde exhibían sus capacidades, ante la amada o la familia de de la misma, los mozos en amores. Muchas veces esto salía mal, pues los carros cuanto más vueltas se cargaban más estabilidad perdían y, claro, se corría el riesgo de volcar. Cuando se producía un vuelco el protagonista sufría una pequeña “humillación”. Se decía que fulano había puesto un molino. En estas ocasiones, se mostraba la solidaridad entre la gente de Fontanarejo. El resto de gañanes ayudaban al “molinero” a poner en orden el desaguisado. Entre todos levantaban el carro volcado y le cargaban para sacar al protagonista de la estacada.

Llegado a su era, el gañán descargaba el carro y hacinaba los haces, daba de comer a su yunta y la cuidaba con esmero. Mientras la yunta comía, él almorzaba migas con chorizo, lomo, pimientos y arrope. Luego, se pertrechaba para repetir por la tarde la misma faena. Cumpliendo un ritual cotidiano untaba de sebo el eje del carro, mojaba el cubo de la rueda, ponía el horquillo, la maroma y las coyundas dentro de la caja del carro, y se abastecía de agua. Dejaba preparado todo lo imprescindible para afrontar con garantía la tarea vespertina.

A las doce de la mañana, si podía, dormía un rato a trompicones, como se decía, molestado por el vaivén de los “trillaores”, que en el lamentable estado que se encontraban, no discernían bien si incordiaban con sus visitas permanentes al sombraje. Este descanso no se producía todos los días, pues en ocasiones se tenía que aventar el grano y era necesario el trabajo de todos. Como es de suponer, el gañán participaba como otro más en las diversas faenas. No gozaba de ningún privilegio. Tras un pequeño descanso arrimaba el hombro ayudando a limpiar. Luego uncía la yunta y subía los costales a la casa.

Después de comer, sobre las tres y media de la tarde, con cuarenta grados centígrados o más, el gañán volvía a desplazarse nuevamente al acarreo de mies. Esto se repetía todos los días, mañana y tarde, mientras duraba la época de trilla. A la vuelta, le esperaba un buen gazpacho hecho a la antigua usanza.

Todos los que trabajaban en las tareas de la era esperaban la llegada de las Fiestas de Agosto como agua de mayo. Esto suponía estar cinco o seis días de descanso. Se olvidaban los trabajos. Las yuntas se echaban a la “vacá” (vacada) para tener menos preocupaciones y participar en la fiesta con plenitud. Era un alivio para los esforzados gañanes ¿Quizá podrían descansar? Pero eran mozos. Tenían que divertirse.

Los mozos y chavales iban a bañarse al charco la Olla o al de la Losa el día quince por la mañana, antes de la procesión, para quitarse el tamo.

Con la llegada de las fiestas, se estrenaban vestidos, camisas y pantalones, especialmente, el dieciséis de agosto, San Roque, día grande en Fontanarejo de los Montes. Se vivían las fiestas con entusiasmo y alegría. Los mozos y mozas no descansaban. Había múltiples actividades: baile (a mediodía, antes de cenar y a partir de la una de la madrugada), toros todos los días y otras actividades festivas como carrera de caballos, de burros, pedestres, etc. Los chavales y chavalas iniciaban sus pinitos en el baile verbenero. Participaban en las diversas actividades lúdicas: carreras de sacos, piñatas, etc. Y en ocasiones, pocas, con suerte hasta se cumplía la tan reiterada promesa de enseñarles la mesa del turrón.

Las personas mayores iban a las verbenas. Bailaban pasodobles con gran maestría. Se sentaban a tomar cerveza de barril fresquita, la que existía entonces, y a la que llamábamos “meao de burro” por la espuma que hacía. A los chavales nos daban a beber aquella gaseosa artesana que se hacía en nuestro pueblo, y de la cual tenemos tan grato recuerdo.

Pasadas las fiestas, vuelta al tajo. El gañán seguía con su actividad. Cuando terminaba de sacar la mies encerraba el grano y más tarde la paja, luego retiraba la pajaza de la era y la llevaba a la hoja de labor para quemar las matas de monte. Con esta acción terminaba el ciclo de tareas que llamábamos “hacer el verano”.

Estas estampas, de épocas no tan lejanas, a muchos les parecerán Prehistoria; pero son información para que los que no vivieron aquellos tiempos recuerden sus raíces.

 

ASOCIACIÓN «AMIGOS DE LAS LUMINARIAS DE FONTANAREJO»





Un guarro de 145 kg

4 07 2012

Me comenta Gabriel, que se ha matado en una espera un jabalí de unas proporciones considerables, 145 kg y me adjunta las fotos para que las veamos. Están un poco oscuras pero se puede apreciar perfectamente el bicho.

Os transcribo el correo que me ha enviado con las fotos:

 

Buenas, te mando este correo debido a que ya sabes que estamos en época de siega y de esperas de jabalí por el pueblo, por si fuera posible que escribieses un artículo en tu página sobre un jabalí que mataron Felipe ( el copao ) y mi padre la otra noche, debido a que llegó a pesar en la báscula 145 kg, una barbaridad, a ver si así consiguiésemos dar algo de fama al coto de Fontanarejo ya que un ejemplar así no se mata todos los días, de hecho ninguno de los cazadores con los que he hablado han matado algo igual en el pueblo, sobre 120/125kg si, pero 145kg es una bestialidad, te mando unas fotos para que le veas!,

Un Saludo. ;)

Gabriel

 





LAS ERAS, AQUEL TERRITORIO MÍTICO

12 08 2011

Os reproduzco aquí, para que podáis leer con más facilidad, el artículo de la Asociación Amigos de Las Luminarias  del Programa de Fiestas:  «Las eras, aquel territorio mítico».

 

Si preguntáramos a un chaval de Fontanarejo por las eras, con toda seguridad, nos hablaría de la piscina o del polideportivo, dos espacios que tienen una dimensión lúdica. Sin embargo, las eras para muchos fontanarejeños, aquellos  que pasan ya de los cincuenta, son: las de Arriba, las del Prao de las Ánimas, las de Abajo, las del Muladar, las de San Agustín, etc., un espacio de referencia vital.

Para los habitantes de nuestro pueblo este territorio tuvo, en su momento, dos vertientes una de esparcimiento y otra de sacrificio: en el jugaban los muchachos del pueblo, se lidiaban toros, se realizaban actividades festivas, se empezaba a madurar y a conocer la responsabilidad del trabajo, pues la mayoría de los chavales, y en ocasiones las chicas trabajaban en las faenas de la era como “trillaores”.

En Fontanarejo, mediado julio comenzaban las faenas de la era, que se alargaban hasta mediados de septiembre. En estas tareas participaban los chavales.

A las ocho de la mañana, comenzaban las tareas del “trillaor”: bajaba con la yunta a la era para que comiera, emparvaba o volvía la parva. A las nueve se enganchaba la yunta y a trillar. Y ahí, ¡ay! comenzaba una larga y dura jornada que finalizaba a las nueve o diez de la noche.

Al comienzo del trabajo, con la “fresca”, y hasta el almuerzo, la faena era soportable; pero una vez que el “trillaor” se metía entre pecho y espalda unas buenas migas, hechas con el corazón que en ello ponían  nuestras madres, acompañadas de: chorizo, lomo, chuletas y el arrope de verdad, y con una temperatura de cuarenta grados, comenzaba un suplicio perpetuo para el susodicho.

Las eras eran, ahora, un espacio sin estreñidos, a lo largo de la mañana, se visitaban varias veces las “cerderas” (lindazos) más que para defecar para descansar, y algo curioso, nuestros pies descalzos no sentían los pinchazos de cardos, ni el suelo abrasador. Era como un terremoto con las consabidas réplicas.

Al primero que paraba la yunta, le seguían, rápidamente otros. Era  una situación incontrolable, que desquiciaba a nuestros mayores, no se acordaban que ellos, en su día, también habían hecho lo mismo.  A los pocos minutos de regresar del “cagaero”, le acosaba una sed irrefrenable, corría al sombraje para saciar tan urgente necesidad, que como se puede imaginar no era tal. Esta se combatía con hábil maestría, en la que todo buen “trillaor” era especialista, mediante pequeños tragos robando  el mayor tiempo posible al monótono  y durísimo trabajo, hasta que alguien espetaba, hiriéndote sin considerar tu lamentable estado ¡Este nos deja sin agua fresca en el zaque! ¡A trillar! que la parva no quiebra. Herido en lo más hondo regresaba a la faena.  La vuelta suponía que ya no había argumentos para no cumplir como se esperaba, pero hete aquí que, nuevamente, el “trillaor” salía corriendo sin escuchar las voces que desde la sombra daban nuestros mayores. Tenía nueva y urgente necesidad de cagar, esto, en ocasiones salía bien, y si se apiadaban, le “quitaban” de trillar un rato. Lo cual era aprovechado para recostarse un poco a la sombra, siempre mirando para el lado contrario a la parva, para no ver las señas que reclamaban su regreso al tajo. Nada le libraba, siempre le tocaba alguien para que atendiera las insinuaciones, malsanas, de quien le relevó. En fin, nuevamente al tajo.

Sobre las doce y media de la mañana,  la “garbana” era insoportable, un lujo que se permitía todo aquel que se preciaba de buen “trillaor”. Este, adormilado, trillaba por el mismo carril hasta hacer “arrollaeros” y “huebras”. Al momento, todos los “trillaores” alertados por el ruido comenzaban a gritar la famosa frase: “huebras en las eras tal, huebras de fulano”, era quizá el único acontecimiento que rompía la solidaridad entre ellos. Nuestros mayores salían del sombraje para solucionar el problema, con la consabida bronca.

La mañana se hacía eterna. Miraba miles de veces la sombra de la capilla. Esta parecía estática, no se solidarizaba con el que sufre. No caía con la celeridad deseada. La tortícolis se apoderaba del esforzado que no quitaba el ojo de la mejor y única referencia horaria. Pero no daba la batalla por perdida, era una guerra de desgaste. Volvía a la carga afirmando que la capilla ya había caído, que los de las eras tal, ya estaban soltando. Por fin, los mayores salían del sombraje con horcas o palas para volver las parvas, ahora, deseaba que eligieran volver la suya la primera, para, así, soltar y ponerse a la sombra. Una parte de la jornada había pasado. Montados en las caballerías se regresa a casa a la espera de una pequeña siesta. Antes comerá un cocido de verdad, de los de antes.

A las cuatro de la tarde, con todo el “resistidero”, deshace somnoliento el camino de la era. Retoma la  misma rutina de la mañana. Anhela que aparezca quien lleva la merendilla: aquellos gazpachos artesanos hechos con hortera y  mortero.

En ocasiones, menos de las deseadas, aparecían por las eras los heladeros. Era una gozada tomarse un helado o un refresco a las cinco de la tarde. Nadie tenía dinero, entonces aparecía la economía de trueque: por una almorzada de grano o de garbanzos conseguíamos los helados o el refresco. El trueque era una economía  de intercambio, habitual en nuestro pueblo. Durante el período de trilla, cuando se aventaba el grano, pasaban por las eras panaderos, vaqueros, peluqueros, yegüeros, cabreros, etc. para cobrar en especie los servicios prestados, a cuenta, a lo largo del año.

Al final de la tarde, cuando se soltaban las yuntas y se terminaban las ocupaciones, los chavales jugaban entre las hacinas y  peces de grano. A  esas horas, aparecían por las eras, ahora sí, con la fresca, personas que no trabajaban en estas labores. Acudían a los sombrajes donde los hombres mantenían animadas tertulias. Era el momento y el lugar donde se intercambiaban noticias y mentidero del  pueblo.

Las faenas llevadas a cabo en las eras, a pesar de su dureza extrema y de lo gravoso que resultaba su desempeño, son recordadas con verdadero cariño, quizá porque éramos unos chavales.

Recordamos con emoción a todos nuestros ascendientes: su esfuerzo, su sabiduría, su buen hacer en el desempeño del trabajo. Había, en aquel territorio, un espíritu de generosidad, de solidaridad y de concordia encomiables. La gente se ayudaba en aquellas durísimas tareas sin escatimar esfuerzos.

Nosotros llamamos a todos los fontanarejeños a coger el testigo de nuestros antepasados. Hagamos un esfuerzo por volver al camino de la cordialidad, el respeto y la solidaridad. Si ellos pudieron, nosotros podremos. Recordemos esta frase: “Si queremos podemos, y si podemos debemos”.

Felices fiestas de agosto para todos.

ASOCIACIÓN AMIGOS DE LAS LUMINARIAS DE FONTANAREJO





Primavera en Fontanarejo en puente de las luminarias de 2011

11 05 2011

Impresionaba, como estaba de bonito el campo en este puente de las Luminarias de 2011. Miles o millones, yo que sé, de flores de jara y de otras muchas especies.

Presentación:

http://www.flickr.com/photos/rnavar1952/sets/72157626575510139/show/

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Añado estas fotos de primavera que me ha enviado Justo





Senderismo en Fontanarejo: subida a la Peña Redonda

7 02 2011

Enlace en Wikiloc:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1455416

http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=view&id=1455416&measures=off&title=off&near=off&images=off&maptype=S





Adiós a las subvenciones de los ricos

15 10 2010

Leído en:

http://www.tiempodehoy.com/default.asp?idpublicacio_PK=50&idioma=CAS&idnoticia_PK=62124&idseccio_PK=612&h=100820

Los millonarios españoles acostumbran a ser dueños de grandes fincas de recreo con las que cosechan abundantes ayudas agrícolas de la Unión Europea. Sin embargo, Bruselas baraja estos días ponerles coto.

POR JAVIER OTERO
15/10/10
Las ayudas agrícolas de la Unión Europea, que nacieron para compensar la renta de agricultores en apuros por la histórica crisis del campo, han beneficiado en mayor medida a quienes acaparan más tierra. Desde la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, a apellidos vinculados a grandes bancos y empresas cotizadas en Bolsa, como March, Botín, Benjumea, Conde, Cortina, Alcocer, Entrecanales, todos llevan años solicitando y beneficiándose de fondos destinados a que el campo no se hunda.

En los listados de reparto de ayudas sus grandes sumas aparecen junto a agricultores reales que cobran subvenciones muy modestas. Pero esto podría cambiar porque la Comisión Europea va a presentar en noviembre una reforma con la que pretende que los subsidios agrícolas sólo puedan ser cobrados por quienes son realmente agricultores y, además, incluso podría establecer una limitación en las cantidades para que no se produzca la paradoja de que un subsidio sirva para hacer rico a alguien. Puede ser el adiós a los 5,5 millones de euros que recibe cada año la familia Mora Figueroa, el millón largo de euros que se embolsa la duquesa de Alba, los más de 300.000 euros de la familia Botín, los 458.000 de Mario Conde, los 375.000 de los hermanos Benjumea o los 130.000 de los Entrecanales.

No perdonan ni un céntimo. La dueña de Prosegur, Helena Revoredo, araña hasta los 8 escasos euros correspondientes a su empresa Gubel por la subvención a la producción de aceite de oliva. Todo suma hasta alcanzar los 81.379 euros que cobra en ayudas agrícolas en las mismas sociedades a través de la que es dueña de Prosegur, con la que ha visto crecer su fortuna un 60% este año gracias a su evolución en la Bolsa.

No es la única. Muchas de las grandes fortunas españolas han usado la misma empresa con la que protagonizan grandes operaciones en los mercados financieros para comprarse sus fincas en el campo y captar subvenciones agrícolas. Agropecuaria El Castaño, que lleva el nombre de la finca de que disfruta Emilio Botín en la localidad de Piedrabuena, en Ciudad Real, era la sociedad a través de la que el financiero controlaba la mayoría de su paquete de acciones del Banco Santander. Hoy ese papel lo juega, entre otras sociedades de cartera, la empresa Bafimar, que además de ser dueña de unos 5,7 millones de acciones del Santander valoradas en más de 53 millones de euros, es dueña también de una de las fincas de recreo de la familia Botín en Ciudad Real. Con aeropuerto privado en el que su dueño puede aterrizar directamente para descansar, las fincas de los Botín son vecinas en los alrededores de Piedrabuena, Luciana o la Puebla de Don Rodrigo.





Cabañeros abre nueva ruta al público que vincula al hombre con naturaleza

11 04 2010

Leído en:

http://www.adn.es/tecnologia/20100411/NWS-0470-Cabaneros-naturaleza-publico-vincula-hombre.html

EFE, Cabañeros (Ciudad Real)

Una nueva senda etnográfica se ha abierto al uso público en el Parque Nacional de Cabañeros para descubrir a los visitantes la vinculación histórica del hombre con la naturaleza y su forma de vida basada en el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales.

La nueva oferta divulgativa que ofrece el Parque Nacional a los visitantes pone en valor los usos tradicionales que desde hace siglos han realizado los pobladores de este espacio protegido y que se convirtieron en profesiones que contaron con gran arraigo en las zonas rurales del interior de España.

Según explicó a Efe el subdirector del Parque Nacional, Ángel Gómez, a través de esta senda el visitante que acuda a Cabañeros podrá comprobar como fue la «interacción entre el hombre y la naturaleza» y cómo su actividad contribuyó a modificar, en algunos casos, el propio paisaje del territorio que ocuparon.

Durante el recorrido, se da la posibilidad a los visitantes, a través de paneles informativos, de conocer cómo trabajaban los carboneros, los colmeneros o los agricultores que cultivaban la raña, hoy uno de los espacios más visitados del Parque Nacional y uno de los paisajes más característicos del mismo.

Según Gómez, esta nueva propuesta apuesta por divulgar los elementos más representativos de la economía de subsistencia que con el paso del tiempo se ha convertido en una riqueza cultural para los municipios del entorno del parque nacional.

La senda ahonda en popularizar oficios como el de los carboneros que, explicó, eran buenos conocedores del monte, que de otoño a invierno elaboraban las carboneras, de las que ahora se puede ver un ejemplo, en la que se aprecia la leña apilada y cubierta de tierra, antes de ser quemada con el fin de obtener el carbón.

Otro de los ejemplos curiosos de esta senda es observar la posada de las abejas, un lugar donde se instalaban las colmenas que permitían obtener la miel y que hoy en día «sigue siendo una actividad sostenible que sigue desarrollándose en el interior del parque».

El ingenio de la noria, elemento tradicional que dada la estacionalidad de las lluvias desempeñó un papel fundamental en la supervivencia del hombre, los cultivos y los ganados en las fincas del parque, ha sido recuperada también como un elemento destacado de la ruta interpretativa.





Vídeo del concurso de yuntas.

30 06 2009

Visto en:
http://ciudadrealenvivo.blogspot.com/2009/06/concurso-de-yuntas-y-carretas.html

Vídeo del concurso de yuntas en el blog del programa «Castilla La Mancha en Vivo» con entrevistas y comentarios de los asistentes y participantes.





Fotos de 2º Concurso de Yuntas y Carreteros

22 06 2009

Fotos y comentario de Mª José Martín Pavón:

El día estuvo MUY bien; Con algunas ausencias, entre ellas Fernando y Silvia….FELICIDADES PAPIS….A esos camareros que se lo  montaron dabuti. La voz en offfff!!!! se lo han currado muy bien. Saluditos.
Marípe….





Mañana se abre la veda de pesca del cangrejo rojo en Castilla-La Mancha

31 05 2009

Leído en:

http://www.soitu.es/soitu/2009/05/31/info/1243764418_899546.html

(EFE)    La veda de pesca del cangrejo rojo (procambarus clarkii) en Castilla-La Mancha, una de las modalidades de pesca más tradicionales en la región, quedará abierta mañana, lunes. EFE/Archivo

EFE
Actualizado 31-05-2009 12:07 CET

Ciudad Real.-  La veda de pesca del cangrejo rojo (procambarus clarkii) en Castilla-La Mancha, una de las modalidades de pesca más tradicionales en la región, quedará abierta mañana, lunes.

La normativa no establece limitaciones en cuanto a talla que deben tener los ejemplares que pueden ser capturados de cangrejo rojo, pero sí prohíbe la captura del cangrejo autóctono (austropotamoblus pallipes) por ser una especie considerada vulnerable en el Catálogo de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha.

La práctica de esta modalidad de pesca obliga a los pescadores a señalizar el tramo de río ocupado por cada uno de ellos con el empleo de cartones en los que han de hacer constar su nombre, apellidos y su documento nacional de identidad, que deberán ser retirados después de su uso, quedando prohibida la utilización de cualquier otro material para este fin.

Asimismo, la regulación de la pesca de esta especie detalla que queda prohibido su transporte y comercialización en el territorio de la comunidad autónoma, estando únicamente autorizado si estos se encuentran muertos, salvo en el caso expreso que medie autorización de las delegaciones provinciales..

Como medida preventiva para evitar la introducción involuntaria de especies alóctonas acuáticas, tales como el mejillón cebra, o al almeja asiática, se recomienda, antes de introducir en aguas diferentes las artes de pescar, limpiarlas y secarlas siempre, y cuando sea posible también desinfectarlas.

La orden de vedas determina las limitaciones que con carácter provincial existen, así como los cursos y masas de agua que permanecerán acotados a la pesca del cangrejo rojo.

En Albacete se basa a lo establecido en la normativa específica del Parque Natural en las Lagunas de Ruidera.

En Ciudad Real queda prohibida la pesca en los tramos del río Bullaque que van desde la Tabla de la Yedra hasta el Molino del Río y desde el puente a la entrada de Luciana hasta la confluencia con el Guadiana.

En el Guadiana los tramos prohibidos van desde el Molino Viejo hasta 150 metros abajo de su confluencia con el Bullaque, y en el paraje denominado La Celadilla entre la linde del Nuño y el Arenal y el antiguo vivero.

También queda prohibida la pesca en los embalse de Gasset sobre el río Becea en Fernancaballero, en el embalse del arroyo de La Peralosa en Piedrabuena, Vallejo en Saceruela, Sierra de la Burdia en Guadalmez y El Rodeo entre los términos de Valdemanco de Esteras y Puebla de Don Rodrigo.

Tampoco se podrá pescar el cangrejo rojo en el embalse de Quejigo Gordo en Almadén, en el embalse de Carboneras en Brazatortas y en el embalse de El Vicario, desde su máximo de nivel en la cola hasta el tramo de pesca sin muerte del río Bañuelos.

Igualmente, está prohibido pescar esta especie en el río Estena, en el Bullaque en las aguas incluidas en el Parque Nacional de Cabañeros, en las aguas del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, ni en el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera, en el tramo de laguna Blanca y su desagüe hacia la laguna Conceja, además de las lagunas Cenagosa y Coladilla, en su tramo de unión.

La prohibición es extensible, igualmente, al río Bañuelos en el tramo desde el inicio de la tabla del Cabozo hasta los pozos de alimentación de agua potable para Malagón, dentro del término municipal.

En los embalses de Fuente del Cristo en Picón, en el embalse del Arroyo de la Virgen en Abenójar y en el embalse de Retuerta del Bullaque tampoco se podrá capturar el cangrejo rojo.

En Cuenca sólo se autoriza la pesca en los tramos del Arroyo de la Cañada de Santa Cruz, río Guadiela desde su cruce con la carretera N-320 hasta su confluencia con el Tajo, quedando incluidos los embalses de Buendía y Bolarque, y todas las aguas afluentes en este tramo, excepto el río Mayor aguas arriba de la carretera de Huete a Cañaveras.

En el río Tajo en el embalse de Bolarque y aguas abajo, así como todas las aguas afluentes a este tramo que incluye los tramos del río Tajo a su paso por Barajas de Melo y Leganiel.

También se podrá pescar en el río Bedija, en el río Gigüela desde su cruce con la carretera N-400 hasta su salida de la provincia y todos los afluentes a este tramo siempre que se localicen al sur de la carretera N-400.

En el río Riánsares y en el río Záncara, desde su cruce con la N-III hasta el cruce del río con la carretera comarcal CM-3009 que une Rada de Haro y la Alberca de Záncara y desde el cruce con la carretera N-301 a su paso por El Provencio hasta la salida de la provincia.

Se podrá pescar también en el río Calvache y en el arroyo Salado desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Tajo, así como en todas sus aguas afluentes.

En el Júcar, desde la central hidroeléctrica de El Picazo hasta su salida de la provincia, mientras que en el resto de las aguas, el cangrejo rojo tiene la consideración de especie de pesca vedada.

En Guadalajara se autoriza la pesca del cangrejo rojo exclusivamente en los tramos del Tajo desde la presa del Molino de Carrascosa, entre las pedanías de Carrascosa del Tajo y Morillejo hasta su salida de la provincia, incluidos los embalses existentes en este tramo y excluidos los cotos de pesca intensiva.

En el río Henares, desde su confluencia con el río Bornoba hasta su salida de la provincia y en todas las aguas que fluyen en ese tramo, a excepción de los ríos Sorbe y Bornoba y del tramo del pesca intensiva existente en el río Henares.

La pesca del cangrejo también se autoriza en el embalse de Buendia, en la provincia de Guadalajara, en el resto de las aguas, el cangrejo rojo tiene la consideración de especie de pesca vedada

En Toledo se prohíbe la pesca en las lagunas de Lillo, Villafranca de los Caballeros y en los embalses Azután, Guajaraz y Castrejón, además se deben tener en cuenta lo establecido para el resto de cursos y masas de agua en régimen especial.








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