ELOISA FERNÁNDEZ ROMERO RECIBE EL GALARDÓN “MONTEÑA DISTINGUIDA” 2022 EN UN ACTO CELEBRADO EN MENASALBAS

8 10 2022

LA ASOCIACIÓN CULTURAL “MONTES DE TOLEDO” RECONOCE EL GESTO DE NUESTRA PAISANA AL POSPONER SU JUBILACIÓN COMO ENFERMERA EN LOS MOMENTOS MÁS DUROS DE LA PANDEMIA DEL COVID19 Y SU TRAYECTORIA DE 43 AÑOS TRABAJANDO EN LA SANIDAD PÚBLICA

“ES UN HONOR PARA MI HABER SIDO DISTINGUIDA CON ESTE PREMIO, QUE QUIERO SEA EXTENSIBLE A TODOS LOS SANITARIOS MONTEÑOS, QUE SON MUCHOS Y MUY BUENOS PROFESIONALES”.

Merecido y aplaudido. La Asociación Cultural Montes de Toledo ha entregado el galardón “Monteña Distinguida 2022” a la enfermera fontanarejeña Eloisa Fernández Romero en un acto celebrado en Menasalbas, al que asistieron unas 400 personas.La prestigiosa entidad cultural, que acaba de cumplir 45 años en este 2022, reconoce con esta distinción el gesto de nuestra paisana al posponer su jubilación en los momentos más duros de la pandemia del Covid19 y también su trayectoria laboral al estar 43 años ininterrumpidos trabajando en la sanidad pública en nuestra provincia.

Previo a la entrega de los galardones se celebró el acto de la “XLII Llega Cultural de los Montes de Toledo”, que arrancó “al son de campana tañida”, (momento que recoge una de las fotos que ilustran este texto), rememorando así el ritual que, siglos atrás, se llevó a cabo en la Junta de Cuadrillas que tuvo lugar en Retuerta. En el encuentro de este año 2022 se dieron cita, además de 20 alcaldes de los 30 pueblos de la comarca, autoridades provinciales de Ciudad Real y Toledo, autonómicas y estatales que participaron en un acto donde se rememora desde hace 42 años las históricas “Llegas”, que recuerda la Junta de las Cuadrillas de Los Montes creadas para defender los intereses de los vecinos de los Montes de Toledo y que se celebraron desde el siglo XVII al XIX.

Tras levantarse el acta de la Llega 2022 en la que, entre otros asuntos, declara a la revista de Estudios Monteños de interés cultural para la comarca, el presidente de la Asociación Cultural Montes de Toledo, Vectura Leblic, dirigió unas palabras en las que además de otros asuntos históricos y reflexiones diversas, resaltó los 45 años que cumple la entidad.

Después se llevó a cabo el pregón y la lectura del acta de nombramientos y entrega de los títulos “Monteños distinguidos”, entre ellos el concedido a nuestra paisana Eloisa, en el apartado de Valores Humanos. Tras recoger y agradecer la distinción , “es para mi un honor”, dijo la galardonada, Eloisa dirigió unas palabras al público, que fueron muy aplaudidas por los asistentes, y señaló que “Quiero que este premio también sea extensible a todos los sanitarios monteños, que son muchos y muy buenos profesionales”.

El encuentro concluyó con una cena de hermandad celebrada en el centro social multiusos de Menasalbas.

Justo Muñoz Fernández

(Fotos A.C.M.T./E.F.R)

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VINO DE FONTANAREJO A LO LARGO DEL TIEMPO: DE LAS VIEJAS “CUEVAS”/BODEGAS DE ANTAÑO A LA VENDIMIA 2022

28 09 2022

EN NUESTRO PUEBLO, QUE YA PRODUCÍA VINO EN EL AÑO 1576, HAY ACTUALMENTE ALGÚN VIÑEDO Y MANTIENE PARAJES CON NOMBRES VITIVÍNÍCOLAS, COMO LA RAÑA DE LOS MAJUELOS O LAS VIÑAS

Fontanarejo ha cultivado el viñedo a lo largo del tiempo. Desde las plantaciones actuales que mantienen algunos paisanos nuestros -(hace unos días asistimos presencialmente a la vendimia 2022 en uno de los plantíos más próximos al casco urbano)-, pasando por las cepas existentes durante las últimas décadas en conocidos parajes; a la ya muy lejana elaboración de vino muchos siglos atrás. En las “Relaciones topográficas del rey Felipe II”, al indicar la producción local fontanarejeña, se deja constancia de que hay “escaso trigo, vino y es abundante la miel, la cera y algo de ganado”. Así lo reflejan por escrito los enviados de la Corona que visitaron Fontanarejo un 7 de febrero del citado año 1576. En el referido documento se deja constancia que las tierras de Fontanarejo estaban cubiertas de carrascos, jara y alcornoques, bosques en los que, por aquél entonces, “se crían jabalíes, lobos, zorros, osos y otros animales feroces”, según recoge el escrito. La población que había en ese momento era de 200 vecinos que vivían de las labores de la tierra y de las colmenas.

Añadir que algunos testimonios verbales que hemos escuchado a lo largo de las últimas décadas nos indican que antaño venían,desde algunos lugares próximos de Extremadura, hasta nuestro pueblo para aprovisionarse de vino.

Por otro lado, el municipio conserva aún al menos dos parajes rurales con nombres netamente vitivinícolas como son Las Viñas y la Raña de Los Majuelos. En ambos lugares hubo plantadas cepas y de ahí sus orígenes denominativos. Años atrás el vino que se producía era blanco y, en la mayoría de los casos, se tenía para el autoconsumo familiar. Lastareas para la elaboración del zumo eran totalmente artesanales/manuales con el pisado de las uvas que se llevaba a cabo estrujando los racimos a pie descalzo en un artesanal “banco” de madera que, en algunas ocasiones, se utilizaba también pasa pisar las aceitunas.

Dejar constancia también, como testimonio evidente, que aún existen en el casco urbano de nuestro pueblo restos de varias antiquísimas bodegas, denominadas “cuevas” en el lenguaje más popular y descriptivo. Me refiero a las ubicadas en la calle Empedrada, Travesía de Alcoba y Plaza de la Constitución, como puede apreciarse en las fotos que acompañan a este texto. En alguna de estas “cuevas”/bodegas, -y lo pudimos ver en la visita que realizamos tiempo atrás-, aún quedan incluso huecos en las paredes que debieron “abrazar” las singulares e históricas tinajas, donde se depositaba el vino, que albergaron aquellos viejos lugares de la arquitectura subterránea fontanarejeña.

Añadir, por último, que en numerosas fachadas y casas de nuestro pueblo hubo, tiempo atrás, numerosas “parras urbanas” que ya han desaparecido casi todas, salvo los escasos testimonios que aún quedan visibles/disfrutables, como puede leerse en otro reportaje en este mismo blog. (1)

VENDIMIA 2022

Hace unos días vimos a nuestro paisano Celedonio Muñoz García llevando a cabo la vendimia de este año 2022. Cele, que es un experto enólogo, nos comentó, a pie de parras que, pese a las elevadísimas temperaturas del flamígero verano que hemos vivido, “está siendo una cosecha de uva sana, sin enfermedades y en cuanto a peso es prácticamente igual que la última cosecha. El vino, con todos los parámetros analíticos ya realizados, es de una gran calidad”, señaló.

Celedonio nos explicó detalladamente que tras la corta de los racimos de la variedad merlot, que tuvo lugar con la fresca y a primera hora de la mañana, se lleva a cabo toda una precisa cadena de meticulosos trabajos para la elaboración del vino. Actualmente, según nos explicó Cele, el método es más mecánico a través de una máquina que funciona a motor: vertido de los racimos en una tolva que, a través de un sinfín, va eliminando los raspones con una despalilladora, hasta que una estrujadora mecánica va obteniendo el líquido que se vierte en un depósito, como puede apreciarse en algunas de las fotos adjuntas a este texto. Pasados dos días se canaliza el líquido a otro depósito en el que fermenta hasta que se lleva a cabo el denominado “descube”. Y ahí queda reposando un tiempo el preciado zumo hasta que llega el momento de trasegar y pasar el vino a las barricas /toneles de roble para, posteriormente, proceder al embotellado.

Celedonio, que ha sido durante muchos años presidente del Club de Vinos de Ciudad Real y ha impartido charlas y catas vitivinícolas comentadas en numerosos lugares, incluida la Feria Nacional del Vino (FENAVIN), cultiva en nuestro pueblo desde el año 2000 una viña que está ubicada en el paraje de “El Prado”. De los racimos que saca de esas cepas fontanarejeñas elabora un vino tinto de autor que denomina y etiqueta “Pago de los Montes”. Las mejores últimas añadas, según refiere nuestro paisano, han sido las de 2013, 2014 y 2017. Casi 500 años nos contemplan desde aquél histórico 1576, que ya ha llovido y ha hecho calor desde entonces!.

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Justo Muñoz Fernández

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CUANDO EN FONTANAREJO SE UTILIZABAN ZAFRAS, CÁNTAROS, JARROS, ALCUZAS Y CANDILES

5 03 2020

EL ACEITE SE OBTENÍA EN NUESTRO PUEBLO, EN TIEMPOS REMOTOS, PISANDO LAS ACEITUNAS METIDAS EN UN SACO SOBRE UN BANCO DE MADERA Y ECHANDO AGUA HIRVIENDO

LAS ARROBAS CON EL PRECIADO LÍQUIDO SE DEPOSITABAN EN LA ZAFRA Y DE AHÍ SE SACABAN LOS JARROS Y ALCUZAS PARA EL CONSUMO DE TODO EL AÑO, TANTO PARA COCINAR COMO PARA EL ALUMBRADO CON LOS CANDILES Y LAS LAMPARILLAS

Justo Muñoz Fernández

Hace poco nos referíamos en este mismo blog – (ver reseña aquí mismo, un poco más abajo)- al denominado “resbusque” de aceitunas en el Fontanarejo de antaño. Hoy vamos a tratar de explicar cómo se obtenía el aceite en nuestro pueblo, también hace ya muchos años, pisando las aceitunas y de manera totalmente artesanal.

Tenemos que remontarnos a tiempos en los que en Fontanarejo la recogida de las olivas era una de las tareas más importantes dentro del ciclo productivo agrícola anual. Una estudiantina de la época reseñaba esta tarea con gran entusiasmo, y en un año que debió ser bueno de aceituna, con una letrilla que decía así: “Las aceituneras de Fontanarejo tenemos mucha alegría/ que este año hay mucho aceite/ y haremos mucha candelilla”. O lo que es lo mismo “Aceite abundante, buen año por delante”, que decía el dicho.

En aquéllos pretéritos años, los trabajos de “ordeño”, vareo y “rebusque” se solían iniciar bien pasado todo el ciclo navideño, pues el sabio Refranero indicaba que “Quien coge aceitunas antes de enero, deja el aceite en el madero”, o aquel otro que sentencia …”Mientras la aceituna cuelga de la rama, aceite gana”.

Parece evidente que la recolección olivarera por aquél entonces se debía llevar a cabo cuando el fruto estaba lo más maduro posible. Hay que tener en cuenta que las aceitunas se sometían a una ardua tarea de duro pisado para obtener las arrobas de aceite que se echaban en la zafra, un singular depósito de metal donde se sacaban después, durante todo el año, los jarros y las alcuzas de hojalata con un contundente aceite. También se solía llevar el aceite a los hatos y a las majadas en las ancestrales aceiteras elaboradas con cuernos de reses vacunas a los que, una vez limpiada y extraída la parte maciza, se les tapaba con un taco de corcha y también de madera.

Hablamos pues del aceite como un producto que era clave para la subsistencia en el mundo rural de entonces tanto para cocinar, como también para alumbrar las dependencias de las casas y tenadas con los tradicionales candiles, lamparillas etc.

PISADO DE ACEITUNAS SOBRE UN BANCO Y CON AGUA HIRVIENDO

Decir que, antes de que se pusieran en marcha las almazaras que funcionaron en nuestro pueblo ya más mecanizadas, el aceite se obtenía pisando la aceituna. Una laboriosa y dura tarea, según los testimonios recabados en nuestro pueblo, que se llevaba a cabo en las casas, tenadas o corrales donde se procedía al aplastado de las olivas metidas en un saco o costal y pisoteándolas sobre un banco de madera ligeramente inclinado en rampa. Un artilugio que habitualmente se conseguía de un gran tronco de árbol, generalmente de roble, tras moldearlo a base hacha, azuela y pericia.

Al banco subía el “pisaor” quien, con gran destreza, cogía con una mano el saco/costal cargado de aceitunas y con la otra mano, para no perder el equilibrio, se sujetaba de una soga que a la vez estaba amarrada a una viga.

Previamente a esas intensas jornadas del pisado de las aceitunas, la cosecha se solía dejar apilada un par de días más o menos en una troje o algorín para que fermentara. El día antes del pisado se las solía pasar por agua para eliminar la posible tierra o suciedad. De ahí se iban sacando y depositando en un saco o costal, elaborado con un tejido especial. Un embase que manejaba el “pisaor” con maestría y acierto pues había que sacudir y colocar el saco lleno de aceitunas en una serie de posturas específicas para que saliera el mayor líquido posible. Para ello se iba echando agua muy caliente sobre el saco para lograr un mayor rendimiento. Agua hirviendo que, a la vez, se lograba colocando una gran caldera sobre las trébedes de hierro y en una gran lumbre, alimentada frecuentemente con jarones secos, para lograr una mayor combustión.

Todo el líquido que salía lentamente del saco pisoteado iba cayendo a un recipiente del que, por decantación, se sacaba el alpechín que mana de las aceitunas y que la RAE define como “líquido obscuro y fétido que sale de las aceitunas cuando están apiladas antes de la molienda, y cuando, al extraer el aceite, se las exprime con auxilio del agua hirviendo”.

El aceite, que se cogía con esmero de la parte alta del recipiente, se depositaba en las zafras y era de vital importancia para el consumo anual de cada casa.

Añadir, para terminar esta retrospectiva, que de los posos que se iban depositando en el fondo de las zafras que albergaban las arrobas de aquel intenso aceite, se solía coger el residuo para hacer el jabón casero que nuestr@s antepasad@s utilizaban como ancestral detergente para lavar la ropa en el arroyo.

¡Tiempos duros, sin duda, y de intenso reciclaje!

 DICHOS, REFRANES Y LETRILLAS

El aceite, como ya se ha dicho, era un producto imprescindible para la subsistencia en el mundo rural de antaño; como pasaba también con la tradicional matanza del cerdo. Hay una jota que escuché tiempo atrás en tierras de Castilla y León y que, a modo de rogativa, decía “Virgen de(aquí citaba a la patrona)/ te venimos a pedir/, garbanzos para la olla/ y aceite para el candil”.

Otra letrilla jotera se refiere al candil y a la alcuza con gran precisión lumínica a la hora de “despachar” a las visitas y dice así:” El candil se está apagando/ y la alcuza no “tié” aceite/ yo no digo que te vayas/ ni tampoco que te sientes”.

Añadir también que, en ese gran patrimonio oral que son los refranes, dichos y jotas populares, hay una que tiene que ver con las posesiones olivareras a modo de “ajuar”. Dice así: “Anda diciendo tu madre /que tienes un olivar/ y el olivar que tú tienes, ¡ay!,/ es que te quieres casar”.

Por otro lado, el aceite y el olivo han sido y son un gran referente y un recurso conversacional. Vayan estos dos ejemplos: Siempre te quieres quedar encima como el aceite”, cuando nos referimos a alguien que pretende mantener su criterio por encima de todos. Y este otro, para indicar que cada uno debe estar en su sitio, en su casa, en sus asuntos, en su trabajo y en sus menesteres…”Cada mochuelo, a su olivo”.

(*) Dar las gracias a Eloy Muñoz González, Juan Manuel Gómez Fernández y Juan Ramón  Navarro García por las fotos retrospectivas que han aportado a esta reseña.

 

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TIEMPOS DE “REBUSQUE” DE ACEITUNAS EN EL FONTANAREJO DE ANTAÑO

3 02 2020

 

Terminada ya la campaña de recogida de aceitunas 2019/20 en nuestro pueblo, decir que, en general, ha sido un año con peor cosecha que el anterior. Añadir que, además, se produjo un fenómeno meteorológico adverso que empeoró aún más el resultado, pues las jornadas de viento registradas durante algún día a mediados del mes de diciembre parece que tiró al suelo parte del fruto; unas olivas que, en muchos casos, se quedan sin acarrear.

Años atrás, cuando se iniciaba la recolección olivarera se solían recoger todas o casi todas las aceitunas del suelo antes de poner las mantas para el “ordeño” o el vareo. Y, una vez levantadas estas, se llevaba a cabo otro minucioso recorrido para localizar los frutos que se habían caído fuera del “manterío”. Y, si aún seguía alguna aceituna suelta, se quedaba tirada en el olivar para el denominado “rebusque”, una tarea que en tiempos pretéritos era frecuente en Fontanarejo.

Precisar que la Real Academia define el término rebuscar así: ”Recoger el fruto que queda en los campos, particularmente el de las viñas, después de alzadas las cosechas”

En nuestro pueblo, y en tiempos ya más lejanos, había personas que rebuscaban aceitunas una vez terminada la recogida de la cosecha, o espigaban tras la siega para sacar unos litros de aceite, o unos celemines o cuartillas de grano.

Reseñar, por otro lado, que el rebusco viene de muy antiguo y que era una tarea contemplada en épocas muy remotas. Por poner un ejemplo, la Biblia en el Antiguo Testamento,- (libros Levítico y Deuteronomio)-, y al hablar del amor al prójimo dice que no se espigue la tierra segada ni se rebusque el fruto caído de la viña y que se deje para los pobres, los necesitados y los forasteros.

La más que bimilenaria figura del rebuscador, está ya en plena extinción. No sólo por el hecho de que cada vez menos personas, afortunadamente, se dedican a ello por cierta necesidad; si no porque, además, las nuevas ordenanzas y leyes en vigor en la mayoría de las comunidades autónomas regulan la denominada trazabilidad de los productos agrícolas que permite comprobar el origen y el destino en el recorrido que va desde el transporte a la circulación, origen, recepción y venta de aceituna.

LA MUCHACHADA SALÍA DE “REBUSQUE”

Posteriormente a los tiempos remotos más duros, y ya en los años sesenta, el “rebusque” de aceitunas lo solía llevar a cabo, sobre todo, la muchachada que se sacaba unas pesetillas con los escasos frutos que lograban recoger. Algunos testimonios de paisan@s, que hoy están cerca de los setenta o más años, indican que “solíamos salir a rebuscar recorriendo los olivares una vez que ya estaban terminados y recogidos y en donde, por cierto, ya quedaban pocas o casi ninguna. Dábamos muchas “patás” hasta que lográbamos coger algunas olivas perdidas entre los cantos, la tierra y las piedras. Las llevábamos al lugar o sitio donde, casi siempre al atardecer, recogían las aceitunas de los olivareros de nuestro pueblo, y nos solían dar una o dos pesetas, más o menos, por cada latilla o kilo que entregábamos”, comentan algunos-as rebuscadores-as de entonces que hoy peinan ya canas y calvas.

¡Qué tiempos y qué ratos rebuscando minuciosamente…olivares arriba y olivares abajo!

Justo Muñoz Fernández

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LA LUMBRE DE LOS QUINTOS MARCABA LA NOCHEVIEJA Y EL AÑO NUEVO EN FONTANAREJO

29 12 2019

LOS MOZOS TRAÍAN ANTAÑO, EN CARROS TIRADOS POR YUNTAS, TRONCOS DE LA DEHESA TALADOS CON HACHA Y CALABUEZO, PARA PRENDER UNA GRAN HOGUERA EN LA PLAZA; TOSTABAN MIGAS AL AMANECER Y RECORRÍAN LAS CALLES PIDIENDO EL AGUINALDO ACOMPAÑADOS DE UN BORRICO ATALAJADO CON AGUADERAS Y UN CENCERRO

El ritual festivo se repetía siempre el último día de cada año y tenía como grandes figuras a los quintos. El tránsito de un año a otro, durante la denominada Nochevieja, lo protagonizaban en nuestro pueblo los mozos que les tocaba ir a la Mili, que eran los encargados de encender una gran lumbre, ya hiciera frío, lloviera, nevara o “chuciara”. El espectacular y puntual “lumbrerón”, alimentado con troncos de chaparros talados con hacha y calabuezo, lo prendían en la entonces Plaza Grande, hoy Plaza de la Constitución.

Indicar que la Real Academia define al quinto como “mozo desde que se sortea hasta que se incorpora al Servicio Militar”. Hablamos de los tiempos en los que “la Mili” era obligatoria, una prestación cuya obligatoriedad se suprimió en el año 2001.

Los quintos y el sorteo previo para conocer el destino de cada mozo fueron motivo de inspiración de numerosas jotas y letrillas en muchos lugares. Cito aquí algunas:

“Ya se van los quintos madre/ ya se va mi corazón/ ya se va quien me tiraba/

chinitas a mi balcón”.

“Vamos los quintos “pa” arriba/ que ya suenan las campanas/ y sabremos nuestra suerte/ “pa” unos buena, “pa”otros mala”

Los quintos, como digo, eran los encargados de prender la enorme hoguera con troncos y ramas de chaparros. Para ello se desplazaban el día 31 hasta la dehesa boyal de nuestro pueblo para recabar la abundante leña con la que alimentar la gran y simbólica lumbre que ardía durante toda la noche y buena parte del día siguiente. Eran tiempos, por otro lado, en los que la mayoría de los mozos trabajaban de pastores o gañanes en tareas agropecuarias por lo que era frecuente que muchos de ellos se incorporaran al grupo ya al atardecer, tras la jornada de trabajo, para ir a recabar la leña. También, según refieren nuestros informantes, siempre se pedía permiso al alcalde para poder cortar los troncos en la Dehesa. La recomendación de la primera autoridad solía ser cada año la misma: que no se talaran las encinas grandes y que la leña se sacara de “entreclarar” los matorrales. El hacha y el “calabuezo”, como ya he dicho, eran las herramientas cortantes que se utilizaban entonces para hacer una “buena chanbalá” y cargar los carros hasta los topes.

Algunos de los quintos de antaño, paisanos nuestros que hoy saltan ya de los setenta, ochenta y noventa años, comentan y recuerdan un sinfín de anécdotas de aquellas intensas jornadas en los aménes de cada mes de diciembre. Entre ellas, reseñar el año que, ya atardecido, volcaron un carro tirado por mulas y ya cargado de troncos. Fue en el Aguilero y tuvieron que levantarlo y volverlo a cargar en medio de un gran aguacero que caía en esos momentos.

Y también sacan a relucir yuntas y animales dóciles que, uncidos al ubio, tiraban estupendamente del carro cargado como fue el caso de las recordadas vacas “Limonera”, “Gallarda”, “Membrillera”, “Bragá”, “Azucena” o el toro “Cachorro” etc..

Decir, por otro lado, que era todo un acontecimiento ver entrar de noche por las calles del pueblo los carros cargados hasta los topes con troncos de chaparros; y también escuchar el sonido metálico de las yantas de las ruedas, que muchas generaciones tenemos aún grabado en nuestro archivo/recuerdo sonoro de infancia/adolescencia. Hay que tener en cuenta que por aquellos años la mayoría de las calles del pueblo estaban empedradas o eran de tierra pura y dura.

Una vez prendida la lumbre, que era celebrada y visitada durante toda la noche con gran regocijo por el vecindario, los quintos solían tostar, ya al amanecer, una sartén de migas para almorzar. Y, tras llenar la andorga con tan contundente “miguerío”, llevaban a cabo otro ritual que consistía en pintar con una cruz las puertas de las casas, corrales y pajares del pueblo. “Lo solíamos hacer con jalbiego elaborado con tierra blanca y pintábamos una cruz en las puertas, salvo en las viviendas en las que sus moradores estuvieran de luto por la muerte del algún familiar. En ese caso, se respetaba el duelo y no se pintaba la puerta. Utilizábamos pellejos sacados de pieles de ovejas o bien de piel de conejo o de liebre como hisopo para pintar”, comenta uno de los quintos que lo fue allá por el año 1955.

Cuando concluían de marcar las puertas, el grupo de mozos recorría las calles de nuestro pueblo, a modo de sonora ronda, pidiendo el aguinaldo. Y lo llevaban a cabo  acompañados con un burro al que colocaban un gran cencerro al cuello e iba atalajado con albarda y unas aguaderas de esparto para ir depositando en ellas los obsequios que recibían del vecindario: mantecados cocidos en los hornos; morcillas, tocino, chorizos y hasta lomo procedentes de la tradicional matanza del cerdo.

Por su parte, los quintos solían llevar una garrafa de vino y también era frecuente portar una botella de anís o de coñac para invitar a beber un trago mañanero a quien lo aceptaba. La guitarra, algunas veces el laúd o simplemente una zambomba solían ser los instrumentos para acompañar el canto de las jotas que entonaban los mozos de puerta en puerta, con parada “obligatoria” en las históricas esquinas del recorrido donde era muy tradicional cantar aún con más ímpetu y más alto. Vayan aquí algunas de aquellas letrillas joteras:

“Como sé que te gustan los garbanzos tostaos/ por debajo la puerta  te echo un puñao”

”¿Dónde estarán los quintos que no aparecen/ si estarán en Guadiana pescando peces”

“Tu madre te “tié” en casa con la puerta “cerrá”/ y la radio encendida/ chacarrá-chacarrá”

En las últimas décadas se solían cantar, además de las conocidas jotas, algunos villancicos de los más populares y tradicionales.

Con los aguinaldos recogidos, el grupo de mozos solía juntarse de nuevo al medio día del Año Nuevo o bien por la noche para comer o cenar y seguir con la fiesta. Si había baile, acudían al salón de la tía Adela y del tío Telesforo (QEPDescansen), o se  reunían a comer en casa de alguno de los quintos que, repito, eran los grandes protagonistas de esta tradicional fiesta fontanarejeña cada fin de año.

Tras la desaparición del Servicio Militar obligatorio tras un Decreto en el año 2001, la lumbre se ha seguido encendiendo por jóvenes que, año tras año, han apuntalado y mantenido esta singular tradición. Tras unos años, en los que se encendió la hoguera en diversos lugares del casco urbano, en la Nochevieja de 2018 se volvió a prender la lumbre en la Plaza de la Constitución, momento que recogen las fotos en color que acompañan este texto realizadas por Quintín Muñoz Arias el año pasado. La foto en blanco y negro, en la que se ve parte de la Plaza Grande con un carro y la calle Don Diego es de los años sesenta.

Sirva esta reseña retrospectiva para felicitar las fiestas navideñas 2019 y desear un buen, próspero y venturoso año nuevo 2020, que está ya a punto de entrar.

Justo Muñoz Fernández

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“POSÁS”, REJALES, CORCHOS Y BIROS EN LOS MONTES DE FONTANAREJO

20 11 2019

La apicultura ha estado presente a lo largo de la historia en nuestro pueblo y así se refleja en las Relaciones Topográficas del Rey Felipe II del año 1.576, y en el catastro del Marques de la Ensenada de 1752, que cifra en 350 las colmenas que había entonces

Un grupo de amigos recorrimos “Posaesquiná” y “Posarrionda”, dos históricos asentamientos colmeneros

La apicultura ha sido una de las actividades más enraizada y continua en el término municipal de Fontanarejo a través de los siglos. Además de la trasmisión oral que nos habla de esta dedicación entre nuestros antepasados, existe documentación del año 1576 asegurando que en nuestro pueblo “la cosa que más se coge es miel”. Así lo reflejaron por escrito los enviados de la Corona que visitaron Fontanarejo un 7 de febrero del citado año 1576 y plasmaron el dato en un texto que se recoge en las “Relaciones topográficas del Rey Felipe II”. En el referido documento se habla que las tierras de Fontanarejo estaban cubiertas por carrascos, jara y alcornoques, bosques en los que, por aquél entonces, “se crian jabalíes, lobos, zorros, osos y otros animales feroces”.  En cuanto a la producción se dice que hay escaso trigo, vino y que es abundante la miel, la cera y algo de ganado. La población que había en ese instante es de 200 vecinos que vivían del laboreo de la tierra y de las colmenas.

Existen otros documentos posteriores, ya en el siglo XVIII, como el que encargó realizar el Marques de la Ensenada en el año 1752. En ese catastro de todos los bienes de la Corona de Castilla se cifra en 350 las colmenas que había en nuestro pueblo por aquél entonces. En el citado escrito se especifica que esos corchos son “de vecinos del lugar, de forasteros hacendados en el mismo, de cofradías de su iglesia y también del párroco del pueblo”. Hay que tener en cuenta que de los abundantes panales se saca también la cera, un apreciado elemento en aquella época pues se usaba, junto con los candiles de aceite, para el alumbrado en viviendas y para el culto y ceremonias en la iglesia.

Es decir, que las colmenas suponían una actividad muy importante para nuestros antepasados pues de ellas obtenían miel sobre todo para el consumo familiar y en ocasiones para la venta y también para el “trueque”, que era habitual en tiempos pretéritos; y, además, se obtenía, como se ha dicho, la necesaria cera que, además, era muy demandada por la ciudad de Toledo en aquellos siglos.

Por otro lado, hay que reseñar también que los habitantes de la zona, y entre ellos los apicultores, fundaron la denomina “Hermandad Vieja, entre 1220 y 1245, compuesta por leñadores, colmeneros y ballesteros para defenderse de los bandoleros y malhechores que actuaban al amparo de la difícil orografía del terreno”.

PARAJES, REJALES Y “POSÁS”

Un grupo de amigos vivimos una interesante “jornada colmenera” para rememorar la tradición apícola de Fontanarejo. En nuestro término municipal aún son visibles restos de viejas “posás” y también existe un paraje que se denomina “Morro del enjambraero”, lindando con el término se Alcoba.

Con el interés de conocer algunos de los sitios y apiarios donde se instalaban antaño los corchos, el grupo hicimos una ruta muy interesante pues tuvimos la oportunidad de conocer dos históricos asentamientos de colmenas denominados “posás”. En este caso pateamos, guiados por nuestros paisanos Ángel Alcaide Espinosa, “Posaesquiná” y “Posarrionda”, donde aún quedan restos visibles de los viejos recintos construidos en piedra a modo de corral, a veces redondo, para albergar y resguardar las colmenas de los depredadores, sobre todo de los osos que había en los montes siglos atrás.

Decir, por otro lado, que Ángel nos proporcionó un listado de paisanos nuestros que tuvieron colmenas desde el año 1946, así como los parajes más habituales para los asentamientos que, además de las ya referidas “posás”, son estos: Garganta de Los Nogales, Los Poyales, Vallehornillo, Las Laborcillas, Raso Martín, Barranco de Navalpino, Morro de los Arroyuelos, La Muñana, El Nucarejo, Las Pedrizuelas, El Guindalejo (Posaesquiná), Los Pantanillos, Barritote, Los Pinos, Las Pedrizuelas, El Puerto, El Zauceral, Cenicientos, Valdeja, Era de Navalpino, Los Pozos, El Tejar, La Volandera, La Graja, La Hontanilla, El Chozón, Riscos Blancos, Valdeja, El Jarraiz, Morro de la Centinela, La Pedriza del Fraile, La Viña, La Madroña, La Cerca Serrana, El Puerto, La Dehesa y Las Camachas.

CORCHOS Y BIROS

Otras de las tareas que se realizaban con intensidad y esmero era la elaboración de las colmenas con la corcha que se sacaba de los alcornoques. La extracción de esta corteza vegetal solía hacerse cada 7 años y se llevaba a cabo durante los meses de agosto y septiembre.

Los corchos, según nos narró Ángel, se solían elaborar/montar en el corral de la tía Salustiana, ubicado en la calle de la Iglesia que antiguamente se denominaba el “Rellano”. Cuenta nuestro informante que era frecuente ver a los colmeneros en la tarea de preparar los peculiares recipientes cilíndricos a base de cocer la corcha en un bidón. “Lo hacían en días malos de lluvia cuando no salían a otras tareas al campo. Allí se daban cita,-comenta Ángel-, y yo recuerdo que hervían la corcha en un bidón colocado en unas trébedes en una gran lumbre alimentada con jarones secos. Cuando ya tenían una pieza del corcho bien cocida, la curvaban con unas cuerdas e inmediatamente sacaban la otra parte y, tras hacerla también la gracia encorvada, recortaban las aristas con una navaja pues la corcha se corta muy bien cuando está caliente, y unían ambas piezas con biros hechos de jara, a los que se sacaba punta con una azuela”, explica Ángel. Decir que la Real Academia de la Lengua Española define la palabra biro como “clavo de jara”.

¿Se imaginan el ajetreo que habría en el voladizo de aquel corral en jornadas y ratos tan “colmeneros”? Hablamos sin duda de una singular tarea, ya en desuso, que daría un ambiente muy peculiar al casco urbano de Fontanarejo donde, por otro lado, estaban funcionaban a tope las fraguas para aguzar las rejas, los  potros para errar los animales, los gañanes con sus yuntas camino de las besanas etc. A todo ello hay que sumar la salida, puntual cada mañana, de los atajos comunales del vaquero, cabrero, yegüero y porquero que daban un toque rural y costumbrista a las calles de nuestro pueblo. !Qué tiempos, qué actividad y qué oficios!.

Justo Muñoz Fernández

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ÁNGEL ALCAIDE ESPINOSA RECIBE EL GALARDÓN “MIGUERO DE TOMO Y LOMO” POR SUS VALORES HUMANOS Y POR SER UN REFERENTE DE LA CULTURA RURAL Y DE LAS TRADICIONES LOCALES

13 11 2019

LA TERTULIA FONTANAREJEÑA “LAS MIGAS” RECONOCE PÚBLICAMENTE LA TRAYECTORIA PERSONAL Y LABORAL DE NUESTRO PAISANO

La tertulia fontanarejeña “Las Migas” entregó hace unos días su galardón “Miguero de Tomo y Lomo” a nuestro paisano ÁNGEL ALCAIDE ESPINOSA. Con esta distinción, los tertulianos reconocen los valores humanos y profesionales de Ángel, quien es depositario de una cultura rural y campesina adquirida a lo largo de toda una vida en la que ha sido pastor, vaquero, cabrero y labrador. Por otro lado, es un gran conocedor de nuestras tradiciones más seculares como la ya perdida “Mojiganga”, la singular “Media”, de la que fue “alcalde” durante más de 30 años; los mayos, las “Luminarias”, la Cabalgata de Reyes en la que protagonizó en los años sesenta el papel de heraldo montado a caballo, los ya desaparecidos festejos taurinos de antaño que se celebraban con motivo de las Fiestas de Agosto en la plaza montada con carros etc. etc. Por todo ello la tertulia “Las Migas” ha considerado que es merecedor de este galardón como reconocimiento a toda una trayectoria personal y laboral.

Ángel recibió como distinción la típica paleta de acero en la que lleva grabado su sombre y el título “Miguero de Tomo y Lomo”. También se le hizo entrega de una foto enmarcada en el que se ve al premiado en plena Dehesa Boyal de nuestro pueblo. Tras recibir estos regalos, el galardonado firmó en el libro de la tertulia y agradeció el detalle, echando la vista atrás para recordar algunos de los momentos vividos en nuestro pueblo a lo largo de los años.

Reseñar que la jornada fue intensa y enriquecedora. Iniciamos el día visitando, guiados por Ángel, dos históricos asientos de colmenas que en Fontanarejo se denominan “posás”. Nos desplazamos hasta “Posáesquiná” y “Posárrionda” donde aún quedan bien visibles restos de las paredes que albergaron, tiempo atrás, una intensa actividad apícola de la que se hará una reseña próximamente en este blog.

Tras el intenso itinerario, entre jarales, brezos y tomillares, celebramos el acto de entrega del galardón “Miguero de Tomo y Lomo” tras degustar una sartén de migas en el impresionante paraje de Valdepajares, en la casilla de Eloy. “Sartená” miguera que estuvo salpicada con abundantes tropezones a base de chorizo, bacalao, panceta, pimientos verdes y “chorruznos”, sardinas arenques, uvas (que trajo Ángel de su huerta), arrope y migas “canas”.

Ya en la tertulia, nuestro paisano recordó momentos de su larga trayectoria agropecuaria: salieron a relucir las intensas jornadas como vaquero en la Dehesa, las duras “noches de lobos” guardando el ganado, las yuntas para arar con la vaca “Piñana” o el toro “Atrevío”; las cargas de leña para alimentar la lumbre etc. Una larga experiencia rural que le lleva a Ángel a precisar, por ejemplo, cuando es el mejor momento para cortar los típicos “cabrios” que se sacaban de las madroñas y se utilizaban para las techumbres. Y el instante ideal para la tala es, según dijo, “en invierno, con la sabia de la madroña ya parada y con la luna “muerta” (cuarto menguante)”; o cual es el momento ideal para destetar los becerros, o para plantar los garbanzos, de los que citó una magnífica cosecha antaño en la que llegó a coger 25 fanegas.

En el contexto de la sobremesa/tertulia, vimos también un “manojo” de fotos retrospectivas en las que aparece Ángel en la ya referida Cabalgata de Reyes de los años sesenta, en el entrañable salón del tío Telesforo con otros mozos, a caballo con alguno de sus quintos trayendo las vacas del “sestero” hasta la plaza de carros, participando en una estudiantina/murga en los años cincuenta etc.

Por otro lado, Ángel recordó cuando, años atrás, se cantaban los mayos a las mozas del pueblo en las ventanas de las viviendas. En ese contexto de una fiesta tan celebrada en nuestro pueblo, nos entregó a cada uno de los asistentes una copia del “Mayo/romance del arado” y del “Mayo de la Santísima Cruz”.

Recordar que Ángel Alcaide Espinosa ha recibido este mismo año el galardón “Monteño Distinguido”, que le entregó la Asociación Cultural Montes de Toledo en una velada celebrada el pasado mes de julio en el castillo de Guadamur. También tiene la distinción “Romero Cencío” concedida recientemente por la asociación “Amigos de las Luminarias”.

Vaya desde este blog la felicitación para Ángel, un paisano merecedor de tantos reconocimientos, al que acaba de sumar el “Miguero de Tomo y Lomo” entregado por la tertulia fontanarejeña “Las Migas”. Enhorabuena.

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EL ÚLTIMO NÚMERO DE LA “REVISTA DE ESTUDIOS MONTEÑOS” RECOGE EN SUS PÁGINAS VARIOS TEMAS DE FONTANAREJO

21 10 2019

EL EJEMPLAR NÚMERO 167 SE HACE ECO DE LA ENTREGA DEL GARLARDÓN “MONTEÑO DISTINGUIDO” A ÁNGEL ALCAIDE ESPINOSA, LLEVA EN LA PRIMERA PÁGINA UNA FOTO DE TRILLA EN NUESTRO PUEBLO EN LOS AÑOS SETENTA Y UN ARTÍCULO SOBRE LAS PARRAS URBANAS

Fontanarejo está presente en las páginas del último número de la “Revista de Estudios Monteños” que acaba de salir de imprenta, editada por la Asociación Cultural Montes de Toledo. Este ejemplar, que hace el número 167 desde sus inicios en el año 1978, lleva en primera página una foto en blanco y negro que refleja un momento de la histórica trilla en las “Eras de Arriba” de nuestro pueblo. Concretamente es una instantánea tomada en los años setenta en la que se ve de “trillaor”, en plena parva, a nuestro paisano Juan Manuel Gómez Fernández quien, con ramal en ristre y con sombrero de paja, va de pie encima de la trilla tirada por una yunta formada por una yegua, -cuya cría se ve al fondo a la derecha-, y por un mulo.

Ya en páginas interiores, la citada revista recoge una amplia reseña de la edición anual de los Premios Montes de Toledo, que este año tuvo como escenario de entrega, allá por el mes de julio, los jardines del castillo de Guadamur (Toledo).  Entre los galardonados en aquella gala estival con la distinción “Monteño Distinguido” está nuestro paisano Ángel Alcaide Espinosa, tal como refiere la citada revista, que recoge en un texto -ver página adjunta a esta reseña- los méritos de Ángel a la hora de concederle tan apreciada distinción. En este mismo blog puede leerse una amplia crónica y fotos del citado acto celebrado en la histórica fortaleza del siglo XV al que asistieron más de 300 personas.

También refleja en sus páginas interiores este número 167 de la “Revista de Estudios Monteños” un artículo, ilustrado con un par de fotos retrospectivas, sobre “Las parras urbanas en Fontanarejo”, un texto que también puede leerse completo en este mismo blog con varias fotografías tomadas años atrás.

J. Muñoz

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UN ACOGEDOR RECINTO GASTRONÓMICO, CON RAÍCES FONTANAREJEÑAS, EN LA MADRILEÑA ZONA DE ATOCHA

22 09 2019

Pedro Sevilla Muñoz y su esposa María Muntean, una pareja de jóvenes emprendedores, están al frente del restaurante-bar Sukaldea, especializado en pintxos y en cocina tradicional

 

Un grupo de amigos de Fontanarejo decidimos visitar en Madrid el restaurante-bar Sukaldea, que  está regentado desde primeros de este año por Pedro Sevilla Muñoz, un joven con raíces fontanarejeñas, pues su madre es nuestra paisana Araceli y sus abuelos los recordados y apreciados Adora y Virginio (QEPDescansen). Y la mejor forma de conocer un recinto gastronómico es degustando sus platos, apreciando su servicio y, en nuestro caso, disfrutando del paisanaje. Así lo hicimos y hay que decir que comimos muy bien, que recibimos una magnífica atención y que vivimos un gran encuentro con muchos recuerdos de nuestro querido pueblo. Jornada completa.

El restaurante Sukaldea está ubicado en la calle Dr. Drumen, 3, cerca de la estación de Renfe “Puerta de Atocha”, y al lado del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia. Pedro está al frente del restaurante-bar con excelencia en el servicio; y su esposa, María Muntean, se encarga, con gran pericia y acierto culinario, de los fogones.

Hechas las presentaciones, decir que nos dejamos guiar en lo gastronómico por nuestro paisano que nos surtió la mesa con los siguientes entrantes a compartir: Tortilla de patatas jugosa con cebolla caramelizada; croquetas de boletus, trufa y jamón ibérico; champiñones salteados con mantequilla, ajo, langostino y Pedro Ximénez; torreznos sorianos sobre crema de patata trufada y Gyoza de rabo de toro y reducción de vino tinto. Todo para mojar y chuparse los dedos.

Los platos principales e individuales consistieron en un bacalao en tempura con pimiento confitado y salsa de marisco. Otra parte de los comensales apostaron por un solomillo de ternera con pimientos y piparras. Deliciosos tanto el pescado como la carne.

Decir, como detalle que remarca aún más el paisanaje gastronómico, que para algunos aliños y acompañamientos utilizan “aceite de oliva virgen cornicabra puro de Fontanarejo”, lo que resalta, aún más, el recuerdo a nuestro pueblo.

A los postres y el café nos acompañaron un rato Pedro y su esposa María, con quien compartimos plática. Explicaron sus primeros pasos y sus experiencias en el mundo de la restauración/hostelería y sus apuestas gastronómicas que ponen cada día en práctica y en escena a pie de mesa ante los clientes que acuden a Sukaldea.

Por otro lado , y en un momento de la tertulia, echamos la vista atrás y Pedro recordó con mucho cariño y nostalgia sus días de infancia y adolescencia cuando le encantaba ir a Fontanarejo. Narró vivencias imborrables como las “escapadas”, subidos en burra, con su abuelo Virgino (QEPD), hasta la casilla, ubicada en el paraje de El Castillejo y donde, a veces, hasta pernoctaban. También sacó a relucir los divertidos y atareados días de la tradicional y ya desaparecida matanza casera del cerdo, con su abuela Adora (QEPD) preparándolo todo -artesa, embudos, tripas, especias etc.- para embutir las deliciosas morcillas, los chorizos etc. etc.

En algún momento de la interesante tertulia vimos fotos retrospectivas de sus abuelos, su madre, sus tíos y también de paisanos que, en algunos casos, ya no están con nosotros.

Cerramos el encuentro con la entrega a esta pareja de emprendedores jóvenes de un pergamino con la historia de Fontanarejo desde sus orígenes hasta nuestros días. A Pedro le dimos una página publicada hace unos años por el diario LANZA de Ciudad Real,  que también puede leerse en este blog, en la que su abuelo Virginio (QEPD) explicaba que acababa de elaborar dos ubios de madera con las gamellas adaptadas para el arado y el carro, que había realizado de forma totalmente manual y a la vieja usanza; es decir utilizando para su ejecución el hacha, la sierra, el escoplo, el formón, la lima, la lija y, sobre todo, el talento y la maestría adquirida desde que era muy joven.

También les entregamos a Pedro y a María sendos pañuelos verdes como recuerdo simbólico de nuestras entrañables “Luminarias”. Ambos agradecieron el detalle y decidieron obsequiarnos con una botellita de aceite cien por cien fontanarejeño, que terminó cerrando el encuentro con emotivos recuerdos a nuestra tierra.

Felicitar desde este blog fontanarejeño a Pedro y a María por su trabajo al frente de este restaurante-Bar Sukaldea en el que ofrecen una exquisita cocina y un excelente servicio.

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“PARA LAS FIESTAS DE SANTA ANA, PINTAN LAS UVAS; Y PARA LAS FIESTAS DE AGOSTO, YA ESTÁN MADURAS”

10 07 2019

MUCHAS CASAS DE FONTANAREJO TENÍAN ANTAÑO PLANTADAS PARRAS JUNTO A  LAS PUERTAS, QUE ADORNABAN LAS FACHADAS Y PRODUCÍAN UVAS QUE SE SOLÍAN CONSUMIR CON MIGAS, SOBRE TODO EN LAS ERAS

Las “parras urbanas” formaban parte antaño del paisaje urbano de nuestro pueblo. Era muy habitual sembrarlas y cuidarlas junto a las puertas de las viviendas del casco urbano fontanarejeño. Hasta hace unos años podíamos ver estas plantaciones en numerosas calles. Unas singulares e históricas parras que, por un lado, resultaban muy decorativas al adornar las blancas fachadas con sus pámpanos verdes; y por otro producían unas uvas muy estimadas en lo gastronómico. Muchas de estas parras, que también se plantaban en los corrales y patios de las casas, producían las denominadas uvas de “teta de vaca” que estaban deliciosas para acompañar las migas que se solían comer a la hora de almorzar en las eras cuando se trillaba.

Por otro lado, nos cuentan que este tipo de uvas las consumían muchas familias para acompañar las denominadas “sopas de tomate” que, años tras, se cocinaban frecuentemente en nuestro pueblo.

Añadir también que algún fontanarejeño, que ya salta los ochenta años de edad, nos indica que incluso con estas apreciadas uvas se elaboraba antaño un licor de aguardiente o de anís.

CALLEJERO Y REFRÁN

En el actual callejero de nuestro pueblo existe la calle las Parras, una céntrica vía que va desde la Plaza Chica hasta el singular “Charquillo”  donde antaño, como se recordará, se lavaba la ropa. En esa calle hubo, tiempo atrás, varias parras plantadas, como también estuvieron visibles hasta no hace muchos años en diversas calles, plazas y rincones de Fontanarejo como la Plaza Grande (hoy Plaza de la Constitución), en la calle Don Diego- (aquí, como se recordará, hubo una histórica verbena con parras a la puerta y en el interior)-, calle Alfar, calle Mendrugo, calle Paloma, calle La Iglesia, calle Los Rasillos, calle Alcoba, carretera de Arroba etc.

Las uvas de estas “parras urbanas”, de las que ya quedan muy pocos ejemplares en nuestro pueblo, solían estar en su mejor punto de maduración en la primera quincena del mes de agosto. De ahí el dicho local que indicaba: ”Para las Fiestas de Santa Ana, pintan las uva; y para las Fiestas de Agosto, ya están maduras”. Un refrán, que también se escucha en otros lugares de España con esta ligera variación:” Para Santiago y Santa Ana, pintan la uvas y para la Virgen de Agosto ya están maduras”.

Recordar que en nuestro pueblo las dos fechas principales del calendario festivo local, -junto con las “Luminarias”/San Felipe y Santiago-, son  las Fiestas de Santa Ana, el 26 de Julio; y las Fiestas de Agosto, el 15-16 de ese mes, estas últimas en honor a San Roque y a la Virgen de la Asunción.

FRUTO Y SOMBRA

Los propietarios de estas singulares “parras urbanas” las solían cuidar con esmero y, en algunas ocasiones, hasta se emparraba el ejemplar para que diera sombra, colocando un armazón para formar la correspondiente cubierta. Todo un ritual pues las parras se solían regar, se podaban cuando llegaba el mes de febrero dejando unas elegidas yemas de donde saldrían los posteriores racimos de uvas; se procuraba “aislarlas” de moscas y avispas, se cogían los racimos ya maduros para disfrute del consumo familiar etc. Unas esperadas y deliciosas uvas que frecuentemente, como hemos dicho, se destinaban para acompañar las “migas” que, durante el verano, se comían casi a diario en nuestro pueblo para almorzar. Contundentes y riquísimas migas, con “tropezones” a base de pimientos, chorizo, tocino y, a veces, chuletas fritas de chivo o de cordero. Si a todo ello sumábamos las uvas y, para rematar, el arrope suponía un potente alimento mañanero durante el estío en época de recolección cerealista, de era, de trilla y de “encerrar la paja”. Eran tiempos, sin duda, muy duros y de una gastronomía contundente; una época pretérita en la que habitualmente también se comía cocido al medio día y pisto o “asadillo” para cenar. Sin olvidar el riquísimo gazpacho con el que, a media tarde y para refrescar la solanera, se solía llenar la andorga a la sombra de una pared o de un “sombraje”. ¡Qué tiempos!

Sirva este texto, en vísperas de las Fiestas de Santa Ana 2019, para dar cuerda al recuerdo de una de las costumbres y de las vivencias del Fontanarejo de antaño: las “parras urbanas”.

Justo Muñoz Fernández

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ANGEL ALCAIDE ESPINOSA RECIBE EL GALARDÓN “MONTEÑO DISTINGUIDO” 2019 EN UN MULTITUDINARIO ACTO CELEBRADO EN EL CASTILLO DE GUADAMUR

2 07 2019

“TENGO UNA SATISFACCIÓN MUY GRANDE, ¿QUIÉN IBA A ESPERAR ESTO”?, SEÑALA EL HOMENAJEADO

Nuestro paisano fue “alcalde de medias” durante 32 años y es un gran conocedor de las tradiciones y de las tareas agropecuarias

La Asociación Cultural Montes de Toledo ha entregado el galardón “Monteño Distinguido” 2019 al fontanarejeño Ángel Alcaide Espinosa por su gran conocimiento de las tareas  agropecuarias, por sus valores humanos, y por impulsar y mantener las tradiciones locales. Ángel  desempeñó el papel de  “alcalde de medias” durante 32 años consecutivos, manteniendo viva una peculiar tradición que se llevaba a cabo en nuestro pueblo y que consistía en la puesta en escena de un singular ritual para despedir a los novios del pueblo en la víspera de la boda.

Seguramente algunos de los lectores de este blog recordarán aquellas entrañables “Medias”, que tenían como habitual escenario el salón del “Tío Telesforo”. Unos encuentros muy apreciados dentro del costumbrismo local, en el que el “alcalde de medias” y sus dos “alguaciles” tenían un papel destacado a la hora de dar y quitar la palabra o la razón a los asistentes, así como para ir ofreciendo un vaso de vino y un trozo de “sobao” para que los congregados, formando un corro, fueran echando, cuando les tocaba el turno,  el consabido y recordado brindis que se pronunciaba siempre con esta frase: ”Señor novio, que sea para bien y muchos años, en compañía de la señora novia, los padres de usted, los padres de la señora novia y todas las personas que sean de su agrado”.

Nuestro paisano Ángel nos ha comentado que siente “una satisfacción muy grande por este reconocimiento; ¿quién iba a esperar esto?”, señaló agradecido.

La entrega de galardones, a la que asistieron más de 300 personas, tuvo lugar en un encuentro cultural celebrado en el emblemático castillo de Guadamur (Toledo), una construcción del siglo XV.  En este histórico escenario y tras la actuación de un grupo folklórico local, se entregaron las distinciones anuales que promueve la Asociación Cultural Montes de Toledo. El presidente de la citada entidad, Ventura Leblic, entregó el diploma/pergamino enmarcado a Angel Alcaide, quien dirigió al público unas breves palabras para agradecer la distinción a los responsables de la citada asociación.

En el encuentro recibieron también la distinción de “Monteños distinguidos” Venancio Sánchez Mejorado por la rehabilitación del patrimonio monteño;  Juan Antonio Sánchez Gómez por su trabajo artesano; Cáritas de los Montes de Toledo por su solidaridad rural y Gerardo Muñoz Fernández , de Navas de Estena, por sus valores humanos al frente de la Fundación AHUCE.

Previo al acto de entrega se celebró la recepción de alcaldes y autoridades que participaron en un desfile cívico acompañados por los abanderados y una banda de música hasta llegar al  auditoio de la citada localidad donde se celebró “La Llega”. Con este acto se rememora desde hace 40 años las históricas “Llegas”, que recuerda la Junta de las Cuadrillas de Los Montes creadas  para defender los intereses de los vecinos de los Montes de Toledo y que se celebraron desde el siglo XVII al XIX; y desde 1.300 formaron parte de las hermandades monteñas de Toledo, Ciudad  Real y Talavera.

La intensa jornada celebrada en Guadarmur concluyó con una cena-cóctel en los jardines del citado Castillo.

J. Muñoz

(Fotos A.C.M.T.)

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LA ASOCIACIÓN CULTURAL MONTES DE TOLEDO CONCEDE A ÁNGEL ALCAIDE ESPINOSA EL GALARDÓN “MONTEÑO DISTINGUIDO”.

26 06 2019

Reconocimiento a nuestro paisano por sus valores humanos, por ser un gran conocedor del medio rural y por haber sido “alcalde de medias” durante 32 años

 

La asociación cultural Montes de Toledo ha decidido conceder el galardón “Monteño Distinguido” 2019 al fontanarejeño Ángel Alcaide Espinosa, por sus valores humanos, por su gran conocimiento del medio rural y por su impulso de las costumbres locales, como es el caso de “La Media”, una singular tradición  en la que desempeñó el papel de “alcalde” durante 32 años.

Ángel, que acaba de cumplir 80 años, ha trabajado a lo largo de tan dilatada vida  como pastor, vaquero, cabrero y labrador. Hace poco hicimos un inolvidable recorrido por la dehesa boyal de Fontanarejo, guiados por Ángel, quien nos detalló los rincones y parajes donde antaño se ubicaron para el ganado  los sesteros, y los postueros. Un paraje donde, en otros tiempos, los pastores y vaqueros jugaban a la “Burria”, al “Trínquete” y donde también se daban los “mantazos”. Hablamos, sin duda, de un gran patrimonio agropecuario y etnográfico ya desaparecido.

Por otro lado, este paisano octogenario es un gran conocedor del patrimonio etnográfico local. Ha  sido durante 32 años, como ya se ha dicho, “alcalde de medias”, manteniendo viva durante ese largo periodo de tiempo esta singular costumbre que se celebraba en Fontanarejo como ritual de despedida del novio en la víspera de la boda. Ha participado también, entre otras actividades del costumbrismo local, como “heraldo” en la recordada gran Cabalgata de Reyes en los años sesenta (como puede apreciarse en dos de las fotos que acompañan a esta reseña); en las singulares estudiantinas y murgas del Carnaval, en la traída de las reses desde el sestero de la “vacá” hasta el pueblo cuando, antaño en las Fiestas de Agosto, se hacían los toros en la plaza montada con carros etc.

La prestigiosa Asociación Cultural Montes de Toledo entregará el citado galardón en un acto organizado para el próximo sábado, día 29 de junio, en los jardines del castillo de Guadamur (Toledo).

Junto con Ángel, recibirán también la distinción de “Monteños Distinguidos” 2019 las siguientes personas y entidades :

Venancio Sanchez Mejorado,  por su decidida intervención en  la recuperación  del Castillo de Guadamur.  

Juan Antonio Sánchez Gómez, de Guadamur continuador de la industria familiar de rejería artística, cuya calidad artesanal ha sido valorada en ambientes y edificios tan notables como la catedral de la Almudena de Madrid y otros, cuya continuidad está avalada por la trayectoria artística de su familia.

Cáritas de los Montes de Toledo en esta diócesis y en la de Ciudad Real, por su encomiable labor social con los grupos marginales y desfavorecidos en la comarca de Los Montes.

Gerardo Muñoz Fernandez, de Navas de Estena, presidente del Patronato de la Fundación AHUCE, cuya principal actividad es mejorar la calidad de vida de las personas con osteogénesis imperfecta (huesos de cristal), promover la investigación sobre esta enfermedad rara y facilitar la integración en el mundo educativo y laboral de este colectivo.

 

CELEBRACIÓN DE LA LLEGA

La jornada del próximo día 29 se iniciará a las 18,30 con la celebración de “La Llega”, en el Auditorio Municipal, un acto, que se celebra desde hace 41 años, con el que se recuerda las Juntas de las Cuadrillas de los Montes creadas para defender los intereses de los vecinos de los Montes de Toledo y que se celebraron desde el siglo XVII al XIX con este carácter y desde 1.300 formando parte de las hermandades monteñas de Toledo, Ciudad Real y Talavera .

A continuación se celebrará un desfile cívico en el que participarán las autoridades municipales de los pueblos monteños e invitados, junto a los representantes de la juventud monteña ataviados con los trajes populares de sus respectivas localidades y abanderados que concluirá en el castillo donde se ofrecerá una exhibición del folklore monteño con los tradicionales bailes de la bandera.

A las 19,30 habrá un encuentro cultural en el castillo de la localidad en el que actuará el Grupo de Danzas de la Asociación Folklórica Cultural Castillo de Guadamur.

Posteriormente, a las  21,45h, se celebrará una cena de hermandad en los jardines del castillo de Guadamur en el que se entregarán los galardones “Monteños Distinguidos”

Desde este blog enviamos la más cordial felicitación a nuestro paisano Ángel Alcaide Espinosa por este nuevo reconocimiento que se suma al que le concedió la “Asociación Amigos de las Luminarias de Fontanarejo”, que entregó hace unos años a Ángel el galardón “Romero Cencío” por su gran conocimiento del medio rural y su saber sobre las tradiciones y costumbrismo local de antaño.

También la tertulia fontanarejeña “Las Migas” le acaba de premiar con su distinción “Miguero de Tomo y Lomo”. Enhorabuena, Ángel.

J. Muñoz

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“CASA JACINTO”: TREINTA AÑOS DE BUENA MESA, CON RAÍCES FONTANAREJEÑAS

21 06 2019

CELEBRAMOS Y BRINDAMOS CON NUESTRA PAISANA TONI Y CON SU ESPOSO JACINTO POR LAS TRES DÉCADAS QUE LLEVAN AL FRENTE DEL ENTRAÑABLE RECINTO CULINARIO EN EL CENTRO DE MADRID

 

Un grupo de fontanarejeñ@s acabamos de felicitar a nuestra paisana Toni Ochoa Fiz y a su esposo Jacinto Sánchez Fernández por los treinta años que llevan al frente del restaurante “Casa Jacinto”, un entrañable recinto culinario ubicado en la madrileña calle del Reloj número 20, en pleno centro de la capital, al lado de la Plaza de España y junto al edificio del Senado. Este mes de junio de 2019 cumplen tres décadas desde que abrieron el conocido lugar gastronómico caracterizado por el buen yantar, 30 años de una esmerada  cocina y de una magnífica atención al cliente. Al frente de los fogones está Toni, y dirigiendo/coordinando el restaurante se encuentra Jacinto, ambos son los verdaderos artífices del éxito.

Quedamos a comer; y también para felicitar, brindar y para para charlar un rato con esta pareja que son, sin duda y dicho en términos tan de actualidad, grandes emprendedores. Y la jornada resultó magnífica en lo gastronómico y extraordinaria en la celebración, en la tertulia y también en el paisanaje. Hablamos, entre otras muchas cosas, de su trayectoria profesional, de sus inicios laborales en Madrid cuando eran ambos muy jóvenes. Charlamos sobre sus experiencias culinarias con los diversos negocios que han impulsado, siempre relacionados con la restauración/hostelería. Desde aquél entrañable bar “Los Torreznos”, que tuvieron años atrás en el distrito de Zarzaquemada (Leganés), hasta otro negocio relacionado con la restauración en la Plaza de Olavide. Posteriormente, en el mes de junio del año 1989, abrieron su actual establecimiento gastronómico, el ya mencionado restaurante “Casa Jacinto”. En el citado recinto sirven platos basados, fundamentalmente, en la cocina casera/tradicional en la que destacan, entre otros platos, los callos, el rabo de toro, los chipirones rellenos, el lomo a la sal, las setas con almejas, las judías estofadas, las anchoas,-(que hasta no hace mucho tiempo elaboraban ellos artesanalmente)-, la carne roja y, muy especialmente, el cocido madrileño que preparan y presentan magníficamente.

Tras soplar ambos unas velas por los 30 años cumplidos y cantarles un sonoro….!!”Cumpleaños feliz”!!, entregamos al matrimonio una composición fotográfica que recoge la fachada del ya histórico restaurante. Toni y Jacinto se sentaron con nosotros a la mesa tras los postres/cafés; y fue el momento para dar cuerda al recuerdo de sus vivencias profesionales y también de sus orígenes rurales. Con Toni recordamos su infancia y adolescencia en nuestro querido Fontanarejo, en el que ella y su familia vivieron durante muchos años en la calle Empedrada.

Jacinto echó la vista atrás para rememorar su pueblo natal Navaquesera (Ávila), un pequeño municipio abulense ubicado en plena Sierra de Gredos al que Jacinto vuelve siempre que puede a disfrutar con los suyos y a recordar sus raíces.

Decir, para concluir, que “Casa Jacinto”, un entrañable y apreciado lugar gastronómico como se ha dicho, tiene entre otros clientes habituales a senador@s, así como a conocidos artistas, escritores etc. Y también recordar, como ya conocen los seguidores del blog, que precisamente en “Casa Jacinto” se celebran muchos de los encuentros gastronómicos convocados por la tertulia “Las Migas” que impulsan un grupo de fontanarejeños. En una de las paredes del restaurante cuelga un cuadro con una página del diario LANZA de Ciudad Real, en la que, además del texto y las fotos, se lee el siguiente titular: “La tertulia “Las Migas” une a Fontanarejo y Madrid.

Por otro lado, Toni asistió como invitada a la citada tertulia con motivo del Día Internacional de la Mujer 2016. Un encuentro miguero, al que también asistió su esposo Jacinto, celebrado en la Casa de Castilla La Mancha en Madrid.

Muchas felicidades a Toni y Jacinto desde este blog fontanarejeño por esos 30 años de buen hacer gastronómico y de excelencia en el servicio.

…..…!! Y QUE CUMPLAN MUCHOS MÁS !!.

J. Muñoz

 

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Acto de entrega premios “Romeros Cencíos 2019”

7 05 2019

Los premiados  con el galardón  “Romeros Cencíos 2019”  son: Benedicta Muñoz Romero, los Hermanos Fernández Arias e Irene López Ruiz.

Un año más, la Asociación “Amigos de las Luminarias” efectuó, el uno de mayo, su tradicional entrega de premios “Romeros Cencíos”.

La ceremonia, se celebró en el Centro Social Polivalente, fue dirigida y presentada por Federico Muñoz Muñoz.

Comenzó el acto con el agradecimiento a los asistentes por su presencia y felicitando a los alumnos y a los maestros de la escuela pública de Fontanarejo de los Montes por la elaboración de un mural sobre la tradición de “Las Luminarias”. Igualmente, se felicitó a las niñas y niños que asisten a la Ludoteca y a quien la dirige  por la confección de un mural sobre la tradición mencionada, y también a aquellos que presentaron diversos dibujos sobre la fiesta.

El presidente de la Asociación, Anselmo Martín Fernández, informó de la inclusión de las Luminarias en el Inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de Castilla La Mancha. Una buena noticia para la permanencia  de las Luminarias.

A continuación, hubo un reconocimiento a don Gregorio Gutiérrez Sánchez por sus 100 años cumplidos. Su hija, Dioni, recogió un diploma y una preciosa garrota personalizada para uso y disfrute de su padre, en homenaje a su longeva edad.

El acto prosiguió con la entrega de diplomas y pañuelos a los nacidos en 1953, con motivo de su jubilación y en reconocimiento a su esfuerzo en pro de las tradiciones de Fontanarejo de los Montes, y en especial la de las Luminarias. Se mencionaron algunos datos de ese año 1953, entre otros, que la población española era 28-29 millones de habitantes y la del pueblo rondaba los 900.

Lo siguiente fue la entrega de los premios de fotografía “Román Fernández Martín”. Dichos premios llevan este nombre como homenaje a Román, que fue socio fundador y secretario de la asociación desde sus inicios. Entregó el premio su hijo Iván Fernández Rodríguez. Los premios han consistido en un grabado de la fotografía ganadora. El premio a la fotografía con la que se editó el calendario de bolsillo 2019 y el premio a la fotografía artística han confluido en la misma obra, presentada por  María Muñoz Arias. Se felicitó a todos los participantes y  se animó a la participación en el próximo concurso.

Recogió el premio Eloy, padre de María, que mostró su agradecimiento por tal distinción.

Posteriormente se procedió a la entrega de los premios “Romeros Cencíos 2019” acto central de la velada, con los que esta asociación reconoce el esfuerzo, trabajo y valores de personas, grupos o instituciones en su trayectoria profesional o vocacional. Los premios consisten en  la entrega de un grabado de la fotografía institucional de las Luminarias, una foto del casco urbano de Fontanarejo de los Montes en pleno encendido de las lumbres de romero, en tamaño A3 personalizada con un reconocimiento a su labor y el característico pañuelo verde.

Recibió el premio “Romero Cencío 2019” en primer lugar Benedicta Muñoz Romero.  La presentación y entrega la realizó Rubén Fernández Martín que valoró, de forma muy emotiva, la capacidad emprendedora y de sacrificio de esta mujer que en los años sesenta, con ciertas limitaciones físicas, regentó un comercio,  atendió a las tareas domésticas y crió a sus tres hijos.  Por otra parte, se destacó que Benedicta ha tenido gran interés en adquirir formación cultural teniendo mucha afición por la lectura.

Recogió el premio su hija Benedicta,  muy emocionada, y agradeció con una breve alocución la delicada  exposición de Rubén y la distinción otorgada a su madre.

El siguiente galardón “Romero Cencío 2019” se otorgó a los Hermanos Fernández Arias. La presentación y entrega la realizó Juan Manuel Gómez Fernández que destacó la aptitud comercial y el  arrojo emprendedor que acometieron innovando en las relaciones comerciales. Y señaló que la labor más significativa fue su vinculación “festivo comercial” con los clientes, referida a la permanente venta de helados durante el estío. Asimismo, se valoró la permanente añoranza de su pueblo y sus raíces, nunca olvidadas, pese a la bonanza vivida en la migración.

Recogieron el premio Serafín, María Ángeles y Máximo, muy emocionados y plenos de gratitud.  Serafín agradeció a la Asociación la concesión del premio y en un breve y emotivo discurso recordó con añoranza los años vividos en Fontanarejo de los Montes, y cómo  sentían nostalgia esperando venir unos días a su pueblo, porque aquí todo el mundo se conoce y se encontraban y se encuentran rodeados de amigos en contraposición a la deshumanización de las grandes ciudades.

En tercer lugar, se entregó el premio “Romero Cencío 2019” a Irene López Ruiz. Hizo la presentación Anselmo Martín Fernández que destacó la tenacidad deportiva de esta chica de diecisiete años que ha pasado por diversas categorías dentro del fútbol, y que ha culminado con el campeonato del mundo de juveniles con la selección española de fútbol femenina. En dicho campeonato recibió la bota de bronce. Irene compatibiliza su preparación deportiva con los estudios. Es una joven estudiosa y responsable. Sus padres la apoyan en ambas facetas sin ninguna reserva.

Recogieron el premio sus padres, Vicente y Pilar. Irene no pudo estar presente por sus compromisos deportivos y académicos en estas fechas. Sus padres mostraron un profundo agradecimiento por el galardón otorgado a su hija.

Coincidiendo con estas fechas, un humilde equipo infantil, de un pequeño pueblo de Ciudad Real (Alcoba de los Montes), se proclamó campeón provincial de fútbol sala. En el citado equipo juegan dos niños de Fontanarejo de los Montes: Carlos y Román. Muchas felicidades y enhorabuena  a este heroico  equipo.

El acto finalizó con un vídeo generosamente cedido por Carlos Miró González, en el cual se ve la actuación de sus tres hijas ejecutando varios fragmentos de danza clásica. La espectacular interpretación de las tres niñas fue un cierre áureo  vitoreado con gran entusiasmo por el público asistente

Destacar que durante toda la sesión se emitió un audio-visual realizado por Roberto García García que acompañó y amenizó cada una de las partes del acto.

Se cerró la velada felicitando a los galardonados y dando las gracias, de nuevo, a todos los  participantes y asistentes por su presencia.

Juan Manuel Gómez Fernández

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“ZAMBOMBA, ZAMBOMBA; CARRIZO, CARRIZO”…

27 12 2018

LA PECULIAR ZAMBOMBA, ELABORADA ARTESANALMENTE CON LA PIEL SECA DE LA VEJIGA DEL CERDO TRAS LA TRADICIONAL MATANZA, ERA ANTAÑO EL ACOMPAÑAMIENTO SONORO PARA PEDIR EL AGUINALDO POR LAS CASAS DE NUESTRO PUEBLO

 

Estaba deseando que llegara la época de la tradicional matanza del cerdo, que solía coincidir con el final del otoño -(11 de noviembre festividad de san Martín)-, y el principio del invierno. La muchachada de Fontanarejo esperaba expectante el acontecimiento por dos motivos fundamentales: esa jornada no se solía asistir a la escuela y, además, l@s muchach@s se divertían de lo lindo con un ritual festivo-matancero que consistía por un lado en hacer migas en el paraje de “Las Tres Escalerillas” con la “pajarilla” y el testuz del guarro; y por otro en columpiarse en “el mecedor”, un rústico columpio que se preparaba con una soga colgando y atada a la rama de un chaparro u olivo. Eran, sin duda, otros tiempos inolvidables que aún perduran en el recuerdo de varias generaciones.

Y si, además, de tan celebrada y espera jornada matancera se obtenía la materia prima- (la piel de la vejiga del cerdo) -para elaborar la peculiar y tradicional zambomba, comprenderán que la “chiquillada” estaba contenta y feliz ante un acontecimiento tan atractivo como deslumbrante para un mundo infantil que, por aquél entonces, no conocía la televisión; y menos aún todo el mundo cibernético y digital posterior.

Hay que reseñar, por otro lado, que en algunos pueblos monteños de la zona también se hacían zambombas con piel de conejo tensada sobre un corcho, como se aprecia en la foto que acompaña este texto, facilitada por un amigo de Horcajo de Los Montes. La otra foto de zambombas que aparecen aquí me las han proporcionado unos amigos de Fernán Núñez (Córdoba).

Una letrilla de un villancico ya lejano reflejaba cómo el hato de los pastores y gañanes era, en tiempos pretéritos y de escasez, bastante parco: “Zambomba, zambomba; carrizo, carrizo/ los hombres del campo no comen chorizo/ que comen patatas y pimientos fritos”.

Volviendo al costumbrismo local de antaño, decir que el día de la matanza del gorrino era, tiempo atrás y como he referido, una jornada muy señalada en el calendario lúdico-gastronómico local. Hay un dicho que describe esa fecha como muy pantagruélica en el yantar: “Tres días hay en el año que se llena bien la panza: Jueves Santo, Viernes Santo  y el día de la matanza”. Cabe recordar que en la Semana Santa de antaño en nuestro pueblo se disfrutaba de una rica gastronomía a base de potaje con “pelluelas” y collejas, tortilla de espárragos silvestres, escabeche, arroz con leche, canutillos, rosquillas, “sapillos” etc.

ELABORACIÓN ARTESANAL DE LA ZAMBOMBA

En medio de tanto ajetreo matancero en el que se empleaba a fondo toda la familia y que se traducía en lavar las tripas del cochino, condimentar el “morondongo” y la “moraga”, embutir  las morcillas, los chorizos, despiezar los jamones, los tocinos, los lomos etc.….había siempre un momento importante que consistía en apartar la vejiga del cerdo para elaborar la tradicional zambomba. La citada casquería marrana se solía someter a un proceso de estezado sobre alguna madera o puerta y, a continuación, se inflaba soplando y dejándola orear unos días. Después se colocaba la piel, ya bien seca, atándola tensa con un bramante sobre la boca de un cántaro o puchero roto o en desuso y se le instalaba una paja en el centro, que en nuestro pueblo era habitualmente de centeno. ¡Y ya estaba lista para hacer sonar la ruidosa y ronca pieza!.

La artesanal  zambomba, junto con alguna pandereta, eran los instrumentos de acompañamiento que se utilizaban a la hora de acompañar los tradicionales villancicos que se cantaban por las casas cada día 24 de diciembre al anochecer. Se trataba de un curioso ritual protagonizado por bulliciosos grupos de muchach@s que se presentaban a la puerta de las casas y, tras golpear con el llamador, gritaban un contundente:”¿Se canta , o se reza?”. Tras recibir el consiguiente permiso de acceso, la cuadrilla entraba hasta la cocina y cantaban unos tradicionales villancicos acompañados por el inconfundible, ronco, monótono y fuerte sonido de las zambombas. Así comenzaba el cántico navideño”Tengan ustedes buenas noches/ Señor@s y señoritas/ Que una noche como esta/ Se reciben las visitas”.

Por otro lado, y si se había registrado algún óbito reciente en la familia, entonces se solía pronunciar un solemne “cuanto lo sentimos” y se rezaba un Padrenuestro y un Avemaría.

Tras el emotivo ritual, en forma de cántico o de rezo, se les solía obsequiar al grupo infantil con algún presente a modo de aguinaldo. En tiempos pretéritos y de escasez  incluso cuentan los más mayores que se les daba un puñado de castañas, nueces o bellotas. De aquí seguramente nacería esta letrilla de un villancico que se cantaba entonces: “No quiero bellotas rotas/ Ni castañas con “ventanas”/ Quiero lomo y longaniza/ Para almorzar por la mañana”. Después llegaron los presentes más gastronómicos dándoles mantecados, embutidos, lomo etc.. Y  ya más tarde recibían dinero como aguinaldo…. alguna peseta o “duro”.

Otra tradición fontanarejeña, marcaba que la jornada siguiente, el Día de Navidad, las cuadrillas que había pedido el aguinaldo por las casas la noche anterior, se juntaba en la vivienda de alguno de los componentes para comer unas migas, un arroz con pollo o lo que surgiera.

Sirva este texto con recuerdos del antaño más fontanarejeño para felicitar las Fiestas Navideñas y desear un venturoso y próspero año nuevo 2019, que está a punto de entrar.

J. Muñoz

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“LAS LUMINARIAS” DE FONTANAREJO, INCLUÍDAS EN EL INVENTARIO DE PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE CASTILLA LA MANCHA

7 12 2018

EL DOCUMENTO RECOGE 120 TRADICIONES, MANIFESTACIONES Y EXPRESIONES ETNOGRÁFICAS, RITUALES FESTIVOS Y COSTUMBRES DE LAS CINCO PROVINCIAS

El inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial de Castilla La Mancha, que recoge un total de 120 tradiciones, manifestaciones etnográficas, costumbres y rituales festivos de las cinco provincias castellanomanchegas, incluye “Las Luminarias” de Fontanarejo, una ancestral tradición que mantenemos viva en nuestro pueblo y que consiste en quemar romero verde a las puertas de las viviendas cada 30 de abril al atardecer.

El trabajo para catalogar una amplia relación de manifestaciones y expresiones culturales que tienen que ver con el Patrimonio Cultural Inmaterial de toda la comunidad autónoma fue impulsado por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, tiempo atrás. El estudio se desarrolló en el marco del Plan Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial que se promueve y se coordina desde el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), una institución del Ministerio de Cultura y Deporte que tiene como misión la conservación, restauración, investigación, documentación y difusión del Patrimonio Cultural.

Las fichas del Inventario sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo recogen desde aspectos que tienen que ver con la identificación, el ámbito, la tipología y la denominación de las comunidades o personas relacionadas con el elemento patrimonial hasta una descripción escueta con sus orígenes documentales o atribuidos, elementos, procesos y patrimonio relacionado. También se reseña en el citado trabajo el marco espacial, el marco temporal y se incluyen los datos sobre el calendario y la periodicidad. Por último, la inscripción de los bienes culturales incluidos en el inventario plasma la documentación audiovisual y bibliográfica, en caso de que exista, así como  diversas observaciones sobre la investigación llevada a cabo.

En el capítulo del citado inventario patrimonial dedicado a las “Luminarias” de Fontanarejo se habla de que “los origen de esta tradición no están concretados documentalmente” y se precisa que se trata de “un rito colectivo de todo un pueblo en el que participa todo el mundo, desde los niños hasta los ancianos, heredado a través de las generaciones como expresión de la tradición popular, con un gran arraigo en el pueblo y que hace volver a la localidad a aquéllas personas originarias de allí pero que viven fuera, para participar con entusiasmo de esta fiesta que se mantienen muy viva”.

Por otro lado, en la ficha del citado estudio dedicada a las “Luminarias”  se indica como “los vecinos de Fontanarejo salen al campo para recoger romero verde, como lo colocan a las puertas de las casas, como lo queman todos a la vez cuando toca la campana de la iglesia inundándolo todo de un intenso y espeso humo”. También se describe en este trabajo documental como “al caer la noche, hacia las nueve, la campana de la iglesia repica a rebato dando la señal de que es el momento de comenzar a encender las hogueras. En unos instantes-sigue el texto- el humo cubre todo el pueblo y hace que sea prácticamente imposible ver nada mientras arde el romero; todo el pueblo queda inundado por el olor, el color y el calor creándose un momento mágico y singular. En esos momentos-dice la ficha- los vecinos abren las puertas y ventanas de sus casas para que el humo purificador circule por ellas y lo impregne todo”.

En el apartado que dedica este amplio estudio a observaciones se indica que “la ONCE ilustró el cupón fin de semana del 4 de mayo de 2013 a las Luminarias de Fontanarejo, en el que se podía leer:”La llamada de una tradición que perdura cada 30 de abril “. Esta última iniciativa fue impulsada en su día por la “Asociación de Amigos de las Luminarias de Fontanarejo” de quien se señala en el informe del inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de Castilla La Mancha que “ es un colectivo de personas que en los últimos años está trabajando por divulgar esta fiesta”En este sentido cabe recordar que la citada asociación lleva a cabo, entre otras iniciativas, un concurso anual de fotografía sobre las “Luminarias”, la edición de un calendario de bolsillo que se ilustra con la foto ganadora del citado concurso y la entrega cada año de los premios “Romeros Cencíos”, que se conceden a personas, entidades, colectivos etc, por su trabajo o trayectoria.

J. Muñoz

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LA TERTULIA FONTANAREJEÑA “LAS MIGAS” CREA UN GALARDÓN CON MOTIVO DE SU V ANIVERSARIO

21 11 2018

EL RECONOCIMIENTO SE ENTREGARÁ, POR VOTACIÓN DE LOS OCHO SOCIOS/TERTULIANOS, A UNA DE LAS PERSONAS QUE HAN ASISTIDO A LOS “ENCUENTROS MIGUEROS” A LO LARGO DE ESTE QUINQUENIO

UN TOTAL DE 50 INVITAD@S HAN PARTICIPADO EN LAS TERTULIAS, QUE ARRANCARON UN 19 DE NOVIEMBRE DE 2013, Y QUE SE HAN CELEBRADO EN TRES RESTAURANTES DE MADRID Y EN “CASILLAS” DE CAMPO DE FONTANAREJO

La tertulia fontanarejeña “Las Migas” cumple ahora cinco años. Fue un 19 de noviembre del año 2013 cuando se celebró el “primer encuentro miguero” impulsado por un grupo de fontanarejeños que residían en Madrid. A lo largo de estos 60 meses han asistido a la misma un total de 50 personas que han degustado un plato tan típico, campestre y apetitoso como son las migas y, a la vez, han participado en las tertulias de sobremesa.

Con motivo de este V aniversario desde el arranque de la tertulia, sus miembros han decidido crear un galardón, que se entregará a una de las personas que han asistido a las tertulias a lo largo de este quinquenio.

Los “encuentros migueros” se han celebrando en tres restaurantes ubicados en el centro de Madrid, dos de ellos regentados por fontanarejeñ@s “Casa Jacinto” y “ El Rincón de Sancho”; también en la Casa de Castilla La Mancha; y otras se han celebrado en “casillas” de campo enclavadas en singulares parajes de nuestro querido pueblo como “El Aguilero”, “Valdepajares” o “El Río”.

El primer invitado a la tertulia “Las Migas” en aquel noviembre de 2013 fue el abogado Miguel Muga Madrid, que vivió con su familia en Fontanarejo cuando él era niño y adolescente. El segundo invitado fue el conocido periodista Miguel Ángel Oliver, que era por aquel entonces director del informativo nocturno de la Cadena de televisión Cuatro, que es nieto de un fontanarejeño. Miguel Ángel es actualmente secretario de Estado de Comunicación del Gobierno de España. Después les siguieron paisanos, amigos y conocidos: David García, Angel de la Cuesta, Antonio Sánchez, Javier Ortega, Antonia Guijarro, Angel Alcaide, Conchita Goyanes (Q.E.P.D.), María José Goyanes y el hijo de esta Javier Collado; los hermanos Serafín y Jesús Simón; Daniel Domingo; Felipe Martín, Gregorio García, los hermanos Dolores, Jesús y Antonio Rodríguez; Amado Fernández , Eloy Muñoz, Manuel Domínguez, los hermanos Amelia y Silvio García, Baldomero Arias, Gabino Fernández, Tomás Muñoz, Cándido Arias, Elena Ortiz, Laura Martín, Toni Ochoa, Ceferino Muñoz, Eloy Muñoz, José Castillo, Isabel Rosa García, José María García, Emiliano Muñoz, Julia Alcaide, Máximo García , Mercedes García; Isabel Muñoz , Quintín Muñoz, Isabelo Castillo, Purificación Castillo, Antonio Pascual, Serafín Fernández y Enrique Muñoz.

A lo largo de estos cinco años, los tertulianos que forman este grupo, han compartido mesa y mantel con fontanarejeños y también con personas que estuvieron en su día en nuestro pueblo como, por ejemplo y como ya se ha comentado anteriormente, con las hermanas Goyanes, que vivieron allí en los años cincuenta cuando su padre José Goyanes era el médico del pueblo; Javier Collado (actor) que estuvo en nuestro pueblo hace 26 años; con el periodista Miguel Ángel Oliver que visitó con su familia Fontanarejo el año 2014; con María Ángeles Sánchez (escritora y fotógrafa) que estuvo en nuestro pueblo, para conocer de cerca, las “Luminarias” en el año 2004. También han asistido a la tertulia personas que no conocen Fontanarejo y a las que los tertulianos han invitado para vengan a nuestro pueblo en alguna ocasión, como es el caso de Carmen Manzaneque  (escritora y finalista del Premio Planeta) y Luis Landero (escritor y premio nacional de Literatura y de la crítica).

Todos los asistentes recibieron un pergamino que recoge la historia de Fontanarejo desde sus orígenes hasta nuestros días y también firmaron en el libro de invitados de la tertulia “Las Migas”, cuya portada puede verse en una de las imágenes que acompañan a este texto, y en el que dejaron plasmados sus mensajes, recuerdos, afectos y agradecimientos.

Por último reseñar que el diario LANZA de Ciudad Real se ha hecho eco en varias ocasiones de la tertulia “Las Migas”, que impulsan un grupo de fontanarejeños, y que ahora crean un galardón para celebrar este V aniversario desde el arranque de la tertulia. Comunicaremos en este blog el nombre que llevará  el reconocimiento y a quien se elige para este premio, un distintivo que saldrá de entre todas las personas que han asistido a los “encuentros migueros”.

 

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TODO EL ÁLBUM (pica en la foto de abajo)

V Aniversario Tertulia Las Migas





LA TERTULIA “LAS MIGAS” REMEMORA LA ESCUELA DE ANTAÑO EN FONTANAREJO

9 11 2018

ANTONIO PASCUAL COLÁS (MAESTRO EN NUESTRO PUEBLO ENTRE LOS AÑOS 1959-1973), JUNTO CON SUS ALUMNOS DE ENTONCES ENRIQUE MUÑOZ GUTIÉRREZ Y SERAFÍN FERNÁNDEZ ARIAS, ASISTIERON COMO INVITADOS AL ENCUENTRO GASTRONÓMICO

LA REUNIÓN TUVO COMO ESCENARIO LA CASILLA DE ELOY, EN VALDEPAJARES, DONDE SE EXPUSIERON FOTOGRAFIAS RETROSPECTÍVAS DE LAS AULAS

Echamos la vista atrás para recordar cómo eran las viejas escuelas y la enseñanza en nuestro pueblo en un tiempo en el que la pizarra, los pupitres de madera, la tiza, los tinteros, el babi, la estufa alimentada con cepas etc. formaban parte de la infraestructura en las viejas aulas.

Para rememorar aquellos tiempos escolares, la tertulia “Las Migas” invitó a Antonio Pascual Colás, que fue maestro en Fontanarejo durante 14 años entre 1959 y 1973, y a dos de sus antiguos alumnos: Enrique Muñoz Gutiérrez y Serafín Fernández Arias.

El encuentro tuvo como escenario la casilla de Eloy, ubicada en Valdepajares,  un entrañable recinto en el que pusimos a la entrada una pequeña exposición con fotos retrospectivas  de las escuelas de antaño. Imágenes con las que nos recreamos los asistentes dando cuerda al recuerdo de un tiempo en el que llegó a haber cerca de 70 niñ@s en una misma aula.

Antes de iniciarse la habitual tertulia, nos comimos dos sartenes de migas con abundantes “tropezones”, entre los que sobresalieron los pimientos “chorruznos” y el bacalao. Además hubo sardinas, pimientos verdes, chorizo, uvas y, ya para finalizar, arrope, leche para las “migas canas” y, como novedad, granadas…..que también ”pegan” con el miguerío. De postre, melones y sandías. Riquísimo todo.

La tertulia sirvió para revivir momentos del ayer escolar en nuestro pueblo con las aulas de niños y de niñas que, en un principio, se ubicaron en el edificio del Ayuntamiento para, años más tarde, pasar a las nuevas escuelas, inauguradas en el año 1956 siendo alcalde Teófilo García, en el recinto donde hoy se ubica el Centro Polivalente. Después se abrieron nuevos aularios.

Recordamos como la gran pizarra, con su inconfundible y entrañable tiza, marcaba un espacio preferente para plasmar las explicaciones, resaltar los sencillos gráficos, señalar la caligrafía etc. etc… Salir a la pizarra suponía para el alumnado un auténtico examen ante el maestro y ante toda la clase.

Los invitados recordaron momentos, anécdotas y situaciones vividas en aquéllos recintos escolares en los que, en un principio, cada alumn@ llevaba su pizarra pequeña con un pizarrín para escribir y, ya más tarde, llegaron los tinteros, las plumas; y después, los bolígrafos, los lapiceros, el Catón, las cartillas Álvarez, los cuadernos, los libros de texto etc. etc.

También hablamos de las obras de teatro que en aquéllos años se pusieron en escena promovidas y escenificadas por la comunidad escolar como “Bodas de Sangre”, “La casa de Bernarda Alba” “Melocotón en almíbar” .  En alguna ocasión y con lo recaudado, sirvieron para organizar excursiones como la llevada a cabo el año 1972 que tuvo como destino Alicante, donde los niños y niñas del pueblo vieron por primera vez el mar, según refleja una crónica del diario alicantino Información. Salamanca y Granada fueron otros destinos.

Antonio, Enrique y Serafín firmaron en el libro de invitados de la “Tertulia las Migas”, recibieron un pañuelo verde recuerdo de nuestras entrañables “Luminarias” de romero que encendemos al atardecer del día 30 de abril, y un pergamino con la historia de Fontanarejo desde sus orígenes hasta nuestros días.

Al terminar el encuentro, los asistentes nos hicimos una foto con los tres invitados para recordar una jornada rica en paisanaje, en paisaje y también en recuerdos escolares. Y encima  acompañó el tiempo con una temperatura casi primaveral en pleno otoño y en plena sierra. Un encuentro completo, sin duda.

J Muñoz

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FALLECE EL ESCRITOR CORDOBÉS FERNANDO SERRANO, QUIEN TRAS VISITAR NUESTRO PUEBLO EN EL AÑO 2009, DEDICÓ UN POEMA A FONTANAREJO

5 10 2018

LA POESIA, TITULADA “CANCIÓN DE FONTANAREJO”, ESTA INCLUÍDA EN SU LIBRO “El BLOC DEL VIENTO”, PUBLICADO EL PASADO AÑO

Ha fallecido el poeta Fernando Serrano Serrano, autor de numerosas obras literarias y editor/director de la colección de poesía “Cuadernos de Ulía”.  El escritor, nacido en Fernán Núñez (Córdoba), visitó nuestro pueblo en el mes de mayo del año 2009 y posteriormente creó el poema «Canción de Fontanarejo”, que está incluido en su obra “El bloc del viento”, publicado en el mes de octubre del pasado año. Esa bella poesía habla de la Peña Redonda, de las casas de adobe y piedra, del romero, de la jara, del tomillo y, sobre todo, de la amistad. Fernando Serrano hizo llegar un ejemplar de su libro,  dedicado y firmado por él, a la “Asociación de Amigos de las Luminarias”.

El poeta se desplazó hace nueve años hasta Fontanarejo con su esposa, María Antonia, y con un grupo de amigos, entre ellos el matrimonio Pedro Laguna y Carmen Crespo, esta última hija de D.Miguel Crespo Baena, también natural de Fernán Núñez, que fue  maestro en nuestro pueblo entre los años1946 a 1957.

Fernando Serrano, autor de una polifacética obra literaria (adjuntamos una composición realizada por Pedro Laguna con los numerosos libros publicados), recibió varios galardones entre los que destacan el Premio Nacional de Poesía “Mariano Roldán” y el premio internacional de Poesía “Odón de Betanzos Palacios”. Por otro lado, el insigne poeta pertenecía a la Real Academia de Córdoba, fue socio fundador del Ateneo de Córdoba y de la Agrupación de Cofradías de Fernán Núñez de la que fue su primer presidente y de la que, posteriormente, sería nombrado presidente honorario.  Era hermano de la cofradía de Nuestro Padre Jesús, de la que fue costalero. También destacó como habitual colaborador y miembro del consejo de redacción de la revista local “El Nazareno”, donde escribía habitualmente. Estas son dos de las numerosas saetas que escribió el poeta fernannuñense:

“Empedraré de amapolas
las calles de tu carrera
para que cuando tu pases
no se te claven las piedras”.

“Virgen de la Soledad
no llores por mis pecados
que no merezco yo ser
la causa de tu calvario”.

Fernando fue también pregonero de la Semana Santa y de las fiestas patronales de Fernán Núñez.

Desde este blog, damos el pésame a toda la familia y amigos de Fernando Serrano Serrano, a quien recordaremos en nuestro pueblo por su poema “Canción de Fontanarejo”. Descanse en paz.

J. Muñoz

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LA TERTULIA “LAS MIGAS” HOMENAJEA AL MATRIMONIO FONTANAREJEÑO PURA E ISABELO

1 09 2018

NUESTROS PAISANOS RECIBIERON UNA COMPOSICIÓN ENMARCADA CON LA HISTORIA DE FONTANAREJO JUNTO A UNA FOTO DE SU BODA. LA PAREJA FIRMÓ EN EL LIBRO DE TERTULIANOS INVITADOS TRAS ENTREGARLES EL PAÑUELO VERDE, RECUERDO DE NUESTRAS “LUMINARIAS”

Despedimos el caluroso mes de agosto dándonos un “baño” de paisanaje, de paisaje y de gastronomía autóctona. Degustamos unas exquisitas migas con abundantes “tropezones” en el inmenso contorno de Valdepajares, un encuentro organizado por la tertulia “Las Migas” como homenaje y reconocimiento a nuestros paisanos Pura e Isabelo, matrimonio querido y apreciado. El homenaje se desarrolló en dos actos: el primero se celebró en la casilla de Eloy en el citado rincón de Valdepajares; pero como al ágape no pudo asistir Pura, acudimos al día siguiente a su domicilio en Fontanarejo, donde el matrimonio nos recibió muy agradecido.

Isabelo Castillo Muñoz y su esposa Purificación Castillo Arias recibieron un cuadro en el que se enmarca un pergamino con la historia de Fontanarejo junto a una foto del día de su boda. Ambos firmaron en el libro de invitados de la tertulia “Las Migas”, donde plasmaron mensajes de gratitud, y también recibieron el pañuelo verde, como recuerdo de nuestras singulares “Luminarias” de romero. Todo muy simbólico y emotivo.

Nos “apretamos”, dicho en términos locales, unas riquísimas migas que tostaron y prepararon, con esmero para la ocasión,  Federico y Juanma. Entre los abundantes tropezones sobresalieron las sardinas, los pimientos verdes, el chorizo y el “bacalao”. Para finalizar la comilona hubo arrope y  leche fresca (migas “canas”). Como remate postrero nos comimos una exquisita y fresca sandía. Cojonudo todo.

La tertulia sirvió para dar cuerda el recuerdo y revivir momentos del ayer. Isabelo recordó su decisión, allá por el año 1967, de ingresar en la Guardia Civil, un Cuerpo de Seguridad del Estado del que ha formado parte en diversos destinos, hasta su jubilación, de la que disfruta desde hace unos años.

Salió a relucir aquel tiempo en los que Isabelo se compró un ciclomotor que le costó 12.000 pesetas de antaño (unos 72 euros de ahora); y cuando el litro de gasolina costaba 9 pesetas.

También hablamos del tiempo en el que Isabelo fue presidente de la Asociación de Jubilados y Pensionistas “Raíces de Fontanarejo”. Tres  años en los que, con el apoyo y la gran ayuda de Pura, llevaron a cabo importantes actividades entre las que destacan las 19 excursiones realizadas  para visitar ciudades, parajes y Patrimonio Cultural de España.

En un momento de la plática, salió a relucir el emotivo acto que organizó la citada asociación de jubilados, cuando era presidente Isabelo, en el que se rindió homenaje a tod@s l@s fontanarejeñ@s que por aquel entonces tenían cumplidos más de 90 años. Un acertado y recordado acto, celebrado en un abarrotado Salón Parroquial (antiguo Teleclub).

La tarde/sobremesa dio de sí también para ver un manojo de fotos retrospectivas con momentos del ayer relacionados con las antiguas escuelas y con recordad@s maestr@s; con tradiciones ya perdidas como la “Mogiganga” que se daba a los recién casados cuando la esposa era forastera; con los duros oficios de la siega y de la era; con las rondas de quintos o con el costumbrismo de las añoradas y recordadas verbenas de las Fiestas de Agosto.

Se nos hizo de noche y algunos de los asistentes, en plan “resopón”, cenamos  y también disfrutamos de una radiante luna que, casi llena, asomó alumbrando morros, valles y montañas. Impresionante.

Ya en la retirada dedicamos un rato a observar una inmensa e intensa bóveda celeste. Hubo quien se quedó allí hasta el amanecer para poder ver la primera luz del alba iluminando poco a poco el inmenso contorno de Valdepajares y alrededores: la Hoya de Zorongo, el Morro de los Arroyuelos etc., un instante que, por lo que cuentan, debe merecer la pena. A la próxima, alguno más nos apuntaremos a tan sugerente despertar.

J. Muñoz

Isabelo 1

Isabelo 2

Isabelo 3

Isabelo 4

Isabelo 5

Isabelo 6

Isabelo 7

Isabelo 8

Isabelo 9

Isabelo 10

Isabelo 11

Isabelo 12








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