CORPUS CHRISTI: UNA FESTIVIDAD QUE RELUCE EN FONTANAREJO

20 06 2020

LOS TRADICIONALES ALTARCILLOS Y LAS CALLES ADORNADAS CON ARBUSTOS COLCHAS Y SÁBANAS, MARCAN UNA SINGULAR PROCESIÓN CON LA APRECIADA CUSTODIA, QUE ESTE AÑO NO SE HA PODIDO LLEVAR A CABO DEBIDO A LA PANDEMIA

LA IGLESIA PARROQUIAL ACOGIÓ UNA MISA, SIGUIENDO LAS NORMAS DE DISTANCIAMIENTO ESTABLECIDAS, EN LA QUE HUBO UNA EXPOSICIÓN/ADORACIÓN DE LA CUSTODIA CON LA SAGRADA FORMA, CON LA QUE EL SACERDOTE BENDIJO A LAS PERSONAS ASISTENTES Y DESPUÉS LO HIZO A TODO EL PUEBLO DESDE EL PORTALILLO DEL TEMPLO.

Justo Muñoz Fernández

Desde siempre, la festividad del Corpus Christi ha sido y es una de celebraciones muy señaladas en nuestro pueblo donde, por lo que se aprecia, la mayoría del vecindario se suma al conocido dicho: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. L@s de Fontanarejo han mantenido y mantienen viva una secular tradición que consiste en colocar singulares altarcillos en las calles y en engalanar con arbustos, colchas y sábanas el recorrido de la procesión por donde pasa su venerada y apreciada custodia. Acompañan estas líneas algunas fotos retrospectivas de la procesión del Corpus en nuestro pueblo en los años cincuenta y posteriormente en los setenta, así como instantáneas tomadas el año 2010 y el pasado año.

Las vías urbanas por donde discurre cada año el tradicional ritual del Corpus Christi se suelen adornar en vertical, es decir colocando en todas sus paredes arbustos,- fundamentalmente retamas-, que van marcando el itinerario procesional con un color y un olor muy especial. Las bocacalles se engalanan/“tapan” con preciosas colchas y sábanas bordadas que suponen toda una exposición de artesanía y una muestra del bordado/costurerismo local.

Reseñar que la custodia de Fontanarejo es una obra del arte renacentista. Esta joya de la orfebrería religiosa se mostró al público en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en el año 1929, dentro del Pabellón de Castilla La Nueva.

Comentar también que era habitual que l@s alumn@s de la escuela pública de Fontanarejo se fotografiaran en grupo, y en fechas pegadas al Corpus Christi, junto a la apreciada custodia del pueblo. Por otro lado, también era habitual que muchos de los agricultores locales hicieran un alto en el camino y pararan las tareas de siega durante la jornada del Corpus.

Este año y a causa de la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus, la festividad del Corpus Cristi se ha ceñido a una misa, con adoración/exposición de 10 minutos de la apreciada custodia, que estaba colocada sobre el altar. El acto litúrgico tuvo como escenario la iglesia parroquial de Fontanarejo, siguiendo las medidas sanitarias y de distanciamiento. El sacerdote, Carlos Ferrero Moreno, tras bendecir con la custodia, que portaba la Sagrada Forma, a todas las personas que asistieron a la misa, salió al portalillo del templo y, sólo y elevando la custodia portadora del Corpus Christi, bendijo también solemnemente a todo el pueblo, en un momento muy emotivo.

Tampoco se han celebrado este año las primeras comuniones, que se suelen hacer coincidir siempre con la festividad del Corpus Cristi.

Termino estas líneas haciendo un reconocimiento personal y público a todas las personas de nuestro pueblo que han mantenido esta costumbre a lo largo del tiempo; y a las que aún mantienen viva la tradición, cuando las circunstancias lo permiten, de montar los pequeños altarcillos y la peculiar tarea de engalanar las calles con arbustos, sábanas y colchas. Mi aprecio, consideración e intenso y afectivo aplauso a tod@s l@s paisan@s que ya no están entre nosotros (descansen en paz); y a las que aún velan y trabajan por preservar e impulsar esta secular tradición fontanarejeña.

(*) Las fotografías que acompañan este texto son: la número 1 es del año 2009 ; la 2 del año pasado; la 3 y 4 de los años cincuenta; la 4,5,6,7,8,9,10 y 11 de los años setenta, y el resto son del año 2010 (realizadas por Juan Ramón Navarro García y Justo Muñoz ); y del pasado año 2019 (tomadas por Juan Manuel Gómez Fernández).

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CUANDO EN FONTANAREJO SE UTILIZABAN ZAFRAS, CÁNTAROS, JARROS, ALCUZAS Y CANDILES

5 03 2020

EL ACEITE SE OBTENÍA EN NUESTRO PUEBLO, EN TIEMPOS REMOTOS, PISANDO LAS ACEITUNAS METIDAS EN UN SACO SOBRE UN BANCO DE MADERA Y ECHANDO AGUA HIRVIENDO

LAS ARROBAS CON EL PRECIADO LÍQUIDO SE DEPOSITABAN EN LA ZAFRA Y DE AHÍ SE SACABAN LOS JARROS Y ALCUZAS PARA EL CONSUMO DE TODO EL AÑO, TANTO PARA COCINAR COMO PARA EL ALUMBRADO CON LOS CANDILES Y LAS LAMPARILLAS

Justo Muñoz Fernández

Hace poco nos referíamos en este mismo blog – (ver reseña aquí mismo, un poco más abajo)- al denominado “resbusque” de aceitunas en el Fontanarejo de antaño. Hoy vamos a tratar de explicar cómo se obtenía el aceite en nuestro pueblo, también hace ya muchos años, pisando las aceitunas y de manera totalmente artesanal.

Tenemos que remontarnos a tiempos en los que en Fontanarejo la recogida de las olivas era una de las tareas más importantes dentro del ciclo productivo agrícola anual. Una estudiantina de la época reseñaba esta tarea con gran entusiasmo, y en un año que debió ser bueno de aceituna, con una letrilla que decía así: “Las aceituneras de Fontanarejo tenemos mucha alegría/ que este año hay mucho aceite/ y haremos mucha candelilla”. O lo que es lo mismo “Aceite abundante, buen año por delante”, que decía el dicho.

En aquéllos pretéritos años, los trabajos de “ordeño”, vareo y “rebusque” se solían iniciar bien pasado todo el ciclo navideño, pues el sabio Refranero indicaba que “Quien coge aceitunas antes de enero, deja el aceite en el madero”, o aquel otro que sentencia …”Mientras la aceituna cuelga de la rama, aceite gana”.

Parece evidente que la recolección olivarera por aquél entonces se debía llevar a cabo cuando el fruto estaba lo más maduro posible. Hay que tener en cuenta que las aceitunas se sometían a una ardua tarea de duro pisado para obtener las arrobas de aceite que se echaban en la zafra, un singular depósito de metal donde se sacaban después, durante todo el año, los jarros y las alcuzas de hojalata con un contundente aceite. También se solía llevar el aceite a los hatos y a las majadas en las ancestrales aceiteras elaboradas con cuernos de reses vacunas a los que, una vez limpiada y extraída la parte maciza, se les tapaba con un taco de corcha y también de madera.

Hablamos pues del aceite como un producto que era clave para la subsistencia en el mundo rural de entonces tanto para cocinar, como también para alumbrar las dependencias de las casas y tenadas con los tradicionales candiles, lamparillas etc.

PISADO DE ACEITUNAS SOBRE UN BANCO Y CON AGUA HIRVIENDO

Decir que, antes de que se pusieran en marcha las almazaras que funcionaron en nuestro pueblo ya más mecanizadas, el aceite se obtenía pisando la aceituna. Una laboriosa y dura tarea, según los testimonios recabados en nuestro pueblo, que se llevaba a cabo en las casas, tenadas o corrales donde se procedía al aplastado de las olivas metidas en un saco o costal y pisoteándolas sobre un banco de madera ligeramente inclinado en rampa. Un artilugio que habitualmente se conseguía de un gran tronco de árbol, generalmente de roble, tras moldearlo a base hacha, azuela y pericia.

Al banco subía el “pisaor” quien, con gran destreza, cogía con una mano el saco/costal cargado de aceitunas y con la otra mano, para no perder el equilibrio, se sujetaba de una soga que a la vez estaba amarrada a una viga.

Previamente a esas intensas jornadas del pisado de las aceitunas, la cosecha se solía dejar apilada un par de días más o menos en una troje o algorín para que fermentara. El día antes del pisado se las solía pasar por agua para eliminar la posible tierra o suciedad. De ahí se iban sacando y depositando en un saco o costal, elaborado con un tejido especial. Un embase que manejaba el “pisaor” con maestría y acierto pues había que sacudir y colocar el saco lleno de aceitunas en una serie de posturas específicas para que saliera el mayor líquido posible. Para ello se iba echando agua muy caliente sobre el saco para lograr un mayor rendimiento. Agua hirviendo que, a la vez, se lograba colocando una gran caldera sobre las trébedes de hierro y en una gran lumbre, alimentada frecuentemente con jarones secos, para lograr una mayor combustión.

Todo el líquido que salía lentamente del saco pisoteado iba cayendo a un recipiente del que, por decantación, se sacaba el alpechín que mana de las aceitunas y que la RAE define como “líquido obscuro y fétido que sale de las aceitunas cuando están apiladas antes de la molienda, y cuando, al extraer el aceite, se las exprime con auxilio del agua hirviendo”.

El aceite, que se cogía con esmero de la parte alta del recipiente, se depositaba en las zafras y era de vital importancia para el consumo anual de cada casa.

Añadir, para terminar esta retrospectiva, que de los posos que se iban depositando en el fondo de las zafras que albergaban las arrobas de aquel intenso aceite, se solía coger el residuo para hacer el jabón casero que nuestr@s antepasad@s utilizaban como ancestral detergente para lavar la ropa en el arroyo.

¡Tiempos duros, sin duda, y de intenso reciclaje!

 DICHOS, REFRANES Y LETRILLAS

El aceite, como ya se ha dicho, era un producto imprescindible para la subsistencia en el mundo rural de antaño; como pasaba también con la tradicional matanza del cerdo. Hay una jota que escuché tiempo atrás en tierras de Castilla y León y que, a modo de rogativa, decía “Virgen de(aquí citaba a la patrona)/ te venimos a pedir/, garbanzos para la olla/ y aceite para el candil”.

Otra letrilla jotera se refiere al candil y a la alcuza con gran precisión lumínica a la hora de “despachar” a las visitas y dice así:” El candil se está apagando/ y la alcuza no “tié” aceite/ yo no digo que te vayas/ ni tampoco que te sientes”.

Añadir también que, en ese gran patrimonio oral que son los refranes, dichos y jotas populares, hay una que tiene que ver con las posesiones olivareras a modo de “ajuar”. Dice así: “Anda diciendo tu madre /que tienes un olivar/ y el olivar que tú tienes, ¡ay!,/ es que te quieres casar”.

Por otro lado, el aceite y el olivo han sido y son un gran referente y un recurso conversacional. Vayan estos dos ejemplos: Siempre te quieres quedar encima como el aceite”, cuando nos referimos a alguien que pretende mantener su criterio por encima de todos. Y este otro, para indicar que cada uno debe estar en su sitio, en su casa, en sus asuntos, en su trabajo y en sus menesteres…”Cada mochuelo, a su olivo”.

(*) Dar las gracias a Eloy Muñoz González, Juan Manuel Gómez Fernández y Juan Ramón  Navarro García por las fotos retrospectivas que han aportado a esta reseña.

 

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“POSÁS”, REJALES, CORCHOS Y BIROS EN LOS MONTES DE FONTANAREJO

20 11 2019

La apicultura ha estado presente a lo largo de la historia en nuestro pueblo y así se refleja en las Relaciones Topográficas del Rey Felipe II del año 1.576, y en el catastro del Marques de la Ensenada de 1752, que cifra en 350 las colmenas que había entonces

Un grupo de amigos recorrimos “Posaesquiná” y “Posarrionda”, dos históricos asentamientos colmeneros

La apicultura ha sido una de las actividades más enraizada y continua en el término municipal de Fontanarejo a través de los siglos. Además de la trasmisión oral que nos habla de esta dedicación entre nuestros antepasados, existe documentación del año 1576 asegurando que en nuestro pueblo “la cosa que más se coge es miel”. Así lo reflejaron por escrito los enviados de la Corona que visitaron Fontanarejo un 7 de febrero del citado año 1576 y plasmaron el dato en un texto que se recoge en las “Relaciones topográficas del Rey Felipe II”. En el referido documento se habla que las tierras de Fontanarejo estaban cubiertas por carrascos, jara y alcornoques, bosques en los que, por aquél entonces, “se crian jabalíes, lobos, zorros, osos y otros animales feroces”.  En cuanto a la producción se dice que hay escaso trigo, vino y que es abundante la miel, la cera y algo de ganado. La población que había en ese instante es de 200 vecinos que vivían del laboreo de la tierra y de las colmenas.

Existen otros documentos posteriores, ya en el siglo XVIII, como el que encargó realizar el Marques de la Ensenada en el año 1752. En ese catastro de todos los bienes de la Corona de Castilla se cifra en 350 las colmenas que había en nuestro pueblo por aquél entonces. En el citado escrito se especifica que esos corchos son “de vecinos del lugar, de forasteros hacendados en el mismo, de cofradías de su iglesia y también del párroco del pueblo”. Hay que tener en cuenta que de los abundantes panales se saca también la cera, un apreciado elemento en aquella época pues se usaba, junto con los candiles de aceite, para el alumbrado en viviendas y para el culto y ceremonias en la iglesia.

Es decir, que las colmenas suponían una actividad muy importante para nuestros antepasados pues de ellas obtenían miel sobre todo para el consumo familiar y en ocasiones para la venta y también para el “trueque”, que era habitual en tiempos pretéritos; y, además, se obtenía, como se ha dicho, la necesaria cera que, además, era muy demandada por la ciudad de Toledo en aquellos siglos.

Por otro lado, hay que reseñar también que los habitantes de la zona, y entre ellos los apicultores, fundaron la denomina “Hermandad Vieja, entre 1220 y 1245, compuesta por leñadores, colmeneros y ballesteros para defenderse de los bandoleros y malhechores que actuaban al amparo de la difícil orografía del terreno”.

PARAJES, REJALES Y “POSÁS”

Un grupo de amigos vivimos una interesante “jornada colmenera” para rememorar la tradición apícola de Fontanarejo. En nuestro término municipal aún son visibles restos de viejas “posás” y también existe un paraje que se denomina “Morro del enjambraero”, lindando con el término se Alcoba.

Con el interés de conocer algunos de los sitios y apiarios donde se instalaban antaño los corchos, el grupo hicimos una ruta muy interesante pues tuvimos la oportunidad de conocer dos históricos asentamientos de colmenas denominados “posás”. En este caso pateamos, guiados por nuestros paisanos Ángel Alcaide Espinosa, “Posaesquiná” y “Posarrionda”, donde aún quedan restos visibles de los viejos recintos construidos en piedra a modo de corral, a veces redondo, para albergar y resguardar las colmenas de los depredadores, sobre todo de los osos que había en los montes siglos atrás.

Decir, por otro lado, que Ángel nos proporcionó un listado de paisanos nuestros que tuvieron colmenas desde el año 1946, así como los parajes más habituales para los asentamientos que, además de las ya referidas “posás”, son estos: Garganta de Los Nogales, Los Poyales, Vallehornillo, Las Laborcillas, Raso Martín, Barranco de Navalpino, Morro de los Arroyuelos, La Muñana, El Nucarejo, Las Pedrizuelas, El Guindalejo (Posaesquiná), Los Pantanillos, Barritote, Los Pinos, Las Pedrizuelas, El Puerto, El Zauceral, Cenicientos, Valdeja, Era de Navalpino, Los Pozos, El Tejar, La Volandera, La Graja, La Hontanilla, El Chozón, Riscos Blancos, Valdeja, El Jarraiz, Morro de la Centinela, La Pedriza del Fraile, La Viña, La Madroña, La Cerca Serrana, El Puerto, La Dehesa y Las Camachas.

CORCHOS Y BIROS

Otras de las tareas que se realizaban con intensidad y esmero era la elaboración de las colmenas con la corcha que se sacaba de los alcornoques. La extracción de esta corteza vegetal solía hacerse cada 7 años y se llevaba a cabo durante los meses de agosto y septiembre.

Los corchos, según nos narró Ángel, se solían elaborar/montar en el corral de la tía Salustiana, ubicado en la calle de la Iglesia que antiguamente se denominaba el “Rellano”. Cuenta nuestro informante que era frecuente ver a los colmeneros en la tarea de preparar los peculiares recipientes cilíndricos a base de cocer la corcha en un bidón. “Lo hacían en días malos de lluvia cuando no salían a otras tareas al campo. Allí se daban cita,-comenta Ángel-, y yo recuerdo que hervían la corcha en un bidón colocado en unas trébedes en una gran lumbre alimentada con jarones secos. Cuando ya tenían una pieza del corcho bien cocida, la curvaban con unas cuerdas e inmediatamente sacaban la otra parte y, tras hacerla también la gracia encorvada, recortaban las aristas con una navaja pues la corcha se corta muy bien cuando está caliente, y unían ambas piezas con biros hechos de jara, a los que se sacaba punta con una azuela”, explica Ángel. Decir que la Real Academia de la Lengua Española define la palabra biro como “clavo de jara”.

¿Se imaginan el ajetreo que habría en el voladizo de aquel corral en jornadas y ratos tan “colmeneros”? Hablamos sin duda de una singular tarea, ya en desuso, que daría un ambiente muy peculiar al casco urbano de Fontanarejo donde, por otro lado, estaban funcionaban a tope las fraguas para aguzar las rejas, los  potros para errar los animales, los gañanes con sus yuntas camino de las besanas etc. A todo ello hay que sumar la salida, puntual cada mañana, de los atajos comunales del vaquero, cabrero, yegüero y porquero que daban un toque rural y costumbrista a las calles de nuestro pueblo. !Qué tiempos, qué actividad y qué oficios!.

Justo Muñoz Fernández

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MIGAS DE VENDIMIA Y VINO CON OLOR, COLOR Y SABOR DE FONTANAREJO

10 10 2019

Celedonio Muñoz García, enólogo fontanarejeño, asiste a la tertulia “Las Migas” celebrada en Valdepajares

 Jornada miguera con ambiente vitivinícola. Celebramos el tiempo otoñal de vendimia, en este “veroño” con altas temperaturas, invitando a la tertulia fontanarejeña “Las Migas” a nuestro paisano y enólogo Celedonio Muñoz García. Entre cucharada y cucharada de migas, Cele nos ofreció una cata de cuatro de sus vinos elaborados por él mismo con uvas criadas en nuestro pueblo en los años 2015, 2016, 2017; y un “caldo” jovencísimo de la vendimia de este mismo año.

El encuentro tuvo como escenario el entrañable y singular sitio de Valdepajares, en la casilla de Eloy, donde nos comimos una sartén de migas con abundantes tropezones a base de pimientos verdes, pimientos “chorruznos”, chorizo, lomo, bacalao, panceta y uvas tintas de la vendimia de este año. También comimos granada y, para rematar, echamos un dulcísimo arrope y terminamos con unas riquísimas migas “canas”. Todo ello regado, como se ha dicho, con vinos de Fontanarejo comentados por su autor.

Tras “apretarnos la sartená”, llegó el tiempo de una larga y enriquecedora tertulia en la que disfrutamos escuchando a Cele hablar de viticultura: del viñedo, de la elaboración de vinos, de cosechas, de añadas, de terrenos favorables y de los factores climáticos, atmosféricos y medioambientales que influyen a la hora de obtener un buen “caldo”. Cele, que ha sido durante muchos años y hasta hace unos meses, presidente del Club de Vinos de Ciudad Real, cultiva en nuestro pueblo desde el año 2000 una viña que está ubicada en el paraje de “El Prado”. De los racimos que saca de esas cepas fontanarejeñas elabora un vino de autor que denomina “Pago de los Montes”, según pone en la etiqueta en la que también especifica que el tipo de uva es de la variedad merlot y que se trata de un vino artesanal y ecológico.

Hablamos también de sus inicios en el mundo de la viticultura, cuando tenía 17 años, en la Granja Escuela de Talavera; pasando después a la “Escuela de la Vid” en Madrid donde obtuvo el título de monitor en Enología. Cele ha impartido charlas y catas comentadas en numerosos lugares, incluida la Feria Nacional del Vino (FENAVIN).

En otro momento de la tertulia, hablamos de su gran afición musical pues, como se sabe, Cele toca la guitarra y el acordeón. Salieron a relucir las inolvidables y costumbristas rondas de quintos por las calles de nuestro pueblo, los toros que se celebraban en las Fiestas de Agosto en la plaza montada con carros, el acompañamiento del canto del mayo en la puerta de la Iglesia el día 30 de abril por la noche y en las Cruces de mayo. También recordamos los ratos de celebración con buena música tocada por Cele en el bar que regentaban sus padres en la calle Alcoba, en pleno Moralillo etc. etc.

En un momento de la tertulia echamos la vista atrás con un buen manojo de fotos retrospectivas de Fontanarejo y sus gentes. En alguna de ellas aparece Celedonio jovencísimo tocando el acordeón, como ya se ha dicho, en la “plaza de toros” fontanarejeña levantada con carros.

Celedonio firmó en el libro de invitados de la tertulia “Las Migas” y le entregamos un pergamino con la historia de Fontanarejo desde sus orígenes hasta nuestros días.También le regalamos un pañuelo verde como recuerdo de nuestras entrañables “Luminarias” de romero verde que los de Fontanarejo encendemos cada 30 de abril al atardecer.

Cele agradeció los detalles y leyó unos versos escritos por él para la ocasión en los que, entre otras cosas, dice:

 “Amigos  de la tertulia
de este encuentro tan miguero,
gracias por la invitación
por celebrarlo en el pueblo
este evento de importancia
que organizáis con esmero
unas veces en Madrid
otras en Fontanarejo.
Habéis celebrados varios
en locales hosteleros
regentados por amigos
paisamos de nuestro pueblo
tanto en el Mesón de Sancho, Casa Jacinto o de Pedro.
Estos actos culturales,
que muy bien
sabéis hacerlo,
propician el trato humano
y promocionan el pueblo”.

El encuentro y la plática se prolongaron, ya en el exterior de la casilla, hasta bien entrada la noche bajo una bóveda celeste sembrada de estrellas y con la luna alumbrando los morros y alrededores en un singular paisaje nocturno. Jornada completa.

J. Muñoz

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“PARA LAS FIESTAS DE SANTA ANA, PINTAN LAS UVAS; Y PARA LAS FIESTAS DE AGOSTO, YA ESTÁN MADURAS”

10 07 2019

MUCHAS CASAS DE FONTANAREJO TENÍAN ANTAÑO PLANTADAS PARRAS JUNTO A  LAS PUERTAS, QUE ADORNABAN LAS FACHADAS Y PRODUCÍAN UVAS QUE SE SOLÍAN CONSUMIR CON MIGAS, SOBRE TODO EN LAS ERAS

Las “parras urbanas” formaban parte antaño del paisaje urbano de nuestro pueblo. Era muy habitual sembrarlas y cuidarlas junto a las puertas de las viviendas del casco urbano fontanarejeño. Hasta hace unos años podíamos ver estas plantaciones en numerosas calles. Unas singulares e históricas parras que, por un lado, resultaban muy decorativas al adornar las blancas fachadas con sus pámpanos verdes; y por otro producían unas uvas muy estimadas en lo gastronómico. Muchas de estas parras, que también se plantaban en los corrales y patios de las casas, producían las denominadas uvas de “teta de vaca” que estaban deliciosas para acompañar las migas que se solían comer a la hora de almorzar en las eras cuando se trillaba.

Por otro lado, nos cuentan que este tipo de uvas las consumían muchas familias para acompañar las denominadas “sopas de tomate” que, años tras, se cocinaban frecuentemente en nuestro pueblo.

Añadir también que algún fontanarejeño, que ya salta los ochenta años de edad, nos indica que incluso con estas apreciadas uvas se elaboraba antaño un licor de aguardiente o de anís.

CALLEJERO Y REFRÁN

En el actual callejero de nuestro pueblo existe la calle las Parras, una céntrica vía que va desde la Plaza Chica hasta el singular “Charquillo”  donde antaño, como se recordará, se lavaba la ropa. En esa calle hubo, tiempo atrás, varias parras plantadas, como también estuvieron visibles hasta no hace muchos años en diversas calles, plazas y rincones de Fontanarejo como la Plaza Grande (hoy Plaza de la Constitución), en la calle Don Diego- (aquí, como se recordará, hubo una histórica verbena con parras a la puerta y en el interior)-, calle Alfar, calle Mendrugo, calle Paloma, calle La Iglesia, calle Los Rasillos, calle Alcoba, carretera de Arroba etc.

Las uvas de estas “parras urbanas”, de las que ya quedan muy pocos ejemplares en nuestro pueblo, solían estar en su mejor punto de maduración en la primera quincena del mes de agosto. De ahí el dicho local que indicaba: ”Para las Fiestas de Santa Ana, pintan las uva; y para las Fiestas de Agosto, ya están maduras”. Un refrán, que también se escucha en otros lugares de España con esta ligera variación:” Para Santiago y Santa Ana, pintan la uvas y para la Virgen de Agosto ya están maduras”.

Recordar que en nuestro pueblo las dos fechas principales del calendario festivo local, -junto con las “Luminarias”/San Felipe y Santiago-, son  las Fiestas de Santa Ana, el 26 de Julio; y las Fiestas de Agosto, el 15-16 de ese mes, estas últimas en honor a San Roque y a la Virgen de la Asunción.

FRUTO Y SOMBRA

Los propietarios de estas singulares “parras urbanas” las solían cuidar con esmero y, en algunas ocasiones, hasta se emparraba el ejemplar para que diera sombra, colocando un armazón para formar la correspondiente cubierta. Todo un ritual pues las parras se solían regar, se podaban cuando llegaba el mes de febrero dejando unas elegidas yemas de donde saldrían los posteriores racimos de uvas; se procuraba “aislarlas” de moscas y avispas, se cogían los racimos ya maduros para disfrute del consumo familiar etc. Unas esperadas y deliciosas uvas que frecuentemente, como hemos dicho, se destinaban para acompañar las “migas” que, durante el verano, se comían casi a diario en nuestro pueblo para almorzar. Contundentes y riquísimas migas, con “tropezones” a base de pimientos, chorizo, tocino y, a veces, chuletas fritas de chivo o de cordero. Si a todo ello sumábamos las uvas y, para rematar, el arrope suponía un potente alimento mañanero durante el estío en época de recolección cerealista, de era, de trilla y de “encerrar la paja”. Eran tiempos, sin duda, muy duros y de una gastronomía contundente; una época pretérita en la que habitualmente también se comía cocido al medio día y pisto o “asadillo” para cenar. Sin olvidar el riquísimo gazpacho con el que, a media tarde y para refrescar la solanera, se solía llenar la andorga a la sombra de una pared o de un “sombraje”. ¡Qué tiempos!

Sirva este texto, en vísperas de las Fiestas de Santa Ana 2019, para dar cuerda al recuerdo de una de las costumbres y de las vivencias del Fontanarejo de antaño: las “parras urbanas”.

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“ZAMBOMBA, ZAMBOMBA; CARRIZO, CARRIZO”…

27 12 2018

LA PECULIAR ZAMBOMBA, ELABORADA ARTESANALMENTE CON LA PIEL SECA DE LA VEJIGA DEL CERDO TRAS LA TRADICIONAL MATANZA, ERA ANTAÑO EL ACOMPAÑAMIENTO SONORO PARA PEDIR EL AGUINALDO POR LAS CASAS DE NUESTRO PUEBLO

 

Estaba deseando que llegara la época de la tradicional matanza del cerdo, que solía coincidir con el final del otoño -(11 de noviembre festividad de san Martín)-, y el principio del invierno. La muchachada de Fontanarejo esperaba expectante el acontecimiento por dos motivos fundamentales: esa jornada no se solía asistir a la escuela y, además, l@s muchach@s se divertían de lo lindo con un ritual festivo-matancero que consistía por un lado en hacer migas en el paraje de “Las Tres Escalerillas” con la “pajarilla” y el testuz del guarro; y por otro en columpiarse en “el mecedor”, un rústico columpio que se preparaba con una soga colgando y atada a la rama de un chaparro u olivo. Eran, sin duda, otros tiempos inolvidables que aún perduran en el recuerdo de varias generaciones.

Y si, además, de tan celebrada y espera jornada matancera se obtenía la materia prima- (la piel de la vejiga del cerdo) -para elaborar la peculiar y tradicional zambomba, comprenderán que la “chiquillada” estaba contenta y feliz ante un acontecimiento tan atractivo como deslumbrante para un mundo infantil que, por aquél entonces, no conocía la televisión; y menos aún todo el mundo cibernético y digital posterior.

Hay que reseñar, por otro lado, que en algunos pueblos monteños de la zona también se hacían zambombas con piel de conejo tensada sobre un corcho, como se aprecia en la foto que acompaña este texto, facilitada por un amigo de Horcajo de Los Montes. La otra foto de zambombas que aparecen aquí me las han proporcionado unos amigos de Fernán Núñez (Córdoba).

Una letrilla de un villancico ya lejano reflejaba cómo el hato de los pastores y gañanes era, en tiempos pretéritos y de escasez, bastante parco: “Zambomba, zambomba; carrizo, carrizo/ los hombres del campo no comen chorizo/ que comen patatas y pimientos fritos”.

Volviendo al costumbrismo local de antaño, decir que el día de la matanza del gorrino era, tiempo atrás y como he referido, una jornada muy señalada en el calendario lúdico-gastronómico local. Hay un dicho que describe esa fecha como muy pantagruélica en el yantar: “Tres días hay en el año que se llena bien la panza: Jueves Santo, Viernes Santo  y el día de la matanza”. Cabe recordar que en la Semana Santa de antaño en nuestro pueblo se disfrutaba de una rica gastronomía a base de potaje con “pelluelas” y collejas, tortilla de espárragos silvestres, escabeche, arroz con leche, canutillos, rosquillas, “sapillos” etc.

ELABORACIÓN ARTESANAL DE LA ZAMBOMBA

En medio de tanto ajetreo matancero en el que se empleaba a fondo toda la familia y que se traducía en lavar las tripas del cochino, condimentar el “morondongo” y la “moraga”, embutir  las morcillas, los chorizos, despiezar los jamones, los tocinos, los lomos etc.….había siempre un momento importante que consistía en apartar la vejiga del cerdo para elaborar la tradicional zambomba. La citada casquería marrana se solía someter a un proceso de estezado sobre alguna madera o puerta y, a continuación, se inflaba soplando y dejándola orear unos días. Después se colocaba la piel, ya bien seca, atándola tensa con un bramante sobre la boca de un cántaro o puchero roto o en desuso y se le instalaba una paja en el centro, que en nuestro pueblo era habitualmente de centeno. ¡Y ya estaba lista para hacer sonar la ruidosa y ronca pieza!.

La artesanal  zambomba, junto con alguna pandereta, eran los instrumentos de acompañamiento que se utilizaban a la hora de acompañar los tradicionales villancicos que se cantaban por las casas cada día 24 de diciembre al anochecer. Se trataba de un curioso ritual protagonizado por bulliciosos grupos de muchach@s que se presentaban a la puerta de las casas y, tras golpear con el llamador, gritaban un contundente:”¿Se canta , o se reza?”. Tras recibir el consiguiente permiso de acceso, la cuadrilla entraba hasta la cocina y cantaban unos tradicionales villancicos acompañados por el inconfundible, ronco, monótono y fuerte sonido de las zambombas. Así comenzaba el cántico navideño”Tengan ustedes buenas noches/ Señor@s y señoritas/ Que una noche como esta/ Se reciben las visitas”.

Por otro lado, y si se había registrado algún óbito reciente en la familia, entonces se solía pronunciar un solemne “cuanto lo sentimos” y se rezaba un Padrenuestro y un Avemaría.

Tras el emotivo ritual, en forma de cántico o de rezo, se les solía obsequiar al grupo infantil con algún presente a modo de aguinaldo. En tiempos pretéritos y de escasez  incluso cuentan los más mayores que se les daba un puñado de castañas, nueces o bellotas. De aquí seguramente nacería esta letrilla de un villancico que se cantaba entonces: “No quiero bellotas rotas/ Ni castañas con “ventanas”/ Quiero lomo y longaniza/ Para almorzar por la mañana”. Después llegaron los presentes más gastronómicos dándoles mantecados, embutidos, lomo etc.. Y  ya más tarde recibían dinero como aguinaldo…. alguna peseta o “duro”.

Otra tradición fontanarejeña, marcaba que la jornada siguiente, el Día de Navidad, las cuadrillas que había pedido el aguinaldo por las casas la noche anterior, se juntaba en la vivienda de alguno de los componentes para comer unas migas, un arroz con pollo o lo que surgiera.

Sirva este texto con recuerdos del antaño más fontanarejeño para felicitar las Fiestas Navideñas y desear un venturoso y próspero año nuevo 2019, que está a punto de entrar.

J. Muñoz

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¡CUMPLEAÑOS FELIZ!

16 12 2018

LA «TERTULIA LAS MIGAS» CREA EL GALARDÓN «MIGUERO DE TOMO Y LOMO» CON MOTIVO DE SU V ANIVERSARIO.

NUESTRO PAISANO DON ÁNGEL ALCAIDE ESPINOSA ES EL HOMENAJEADO CON ESTE PREMIO POR SUS VALORES HUMANOS Y SUS CONOCIMIENTOS DEL MUNDO RURAL.

 
La “Tertulia las Migas” ha cumplido, ya, cinco venturosos años. Con tal razón, los tertulianos nos hemos reunido para celebrar tan grato acontecimiento en el restaurante Casa Jacinto, un agradable y acogedor rincón, gestionado por nuestra paisana Toni y su marido Jacinto, uno de los lugares habituales donde realizamos nuestras tertulias.
En este contexto conmemorativo, los tertulianos migueros acordamos instituir un galardón denominado “Miguero de Tomo y Lomo”. Esta merced se concederá a una de las personas invitadas a las tertulias realizadas a lo largo del año.
En este encuentro hemos compartido mesa y mantel para yantar un exquisito y pantagruélico cocido, otro de los platos del acervo culinario de Fontanarejo, nuestro pueblo. A los postres, nuestros anfitriones nos sorprendieron, gratamente, con una deliciosa tarta con el epígrafe: “Feliz aniversario”. Emocionados, cantamos el cumpleaños feliz. Muy placentera esta sorpresa inesperada.
En la sobremesa los tertulianos debatimos sobre qué persona designaríamos agraciado con el galardón recién instituido. Todos nuestros invitados eran meritorios del mismo. Al final, tras un intenso debate, decidimos elegir a don Ángel Alcaide Espinosa “Miguero de Tomo y Lomo”. Consideramos que es una persona polifacética: ha sido pastor, vaquero, cabrero y labrador. Domina todos los entresijos de las tareas agropecuarias. Conoce como la palma de su mano todo el patrimonio etnográfico de nuestro pueblo. Transmite con precisión, emoción y lucidez didáctica sus amplios conocimientos. Ha sido más de treinta años “Alcalde de Medias” manteniendo viva esta singular costumbre de nuestro pueblo. Es un privilegio tener personas como Ángel, un hombre bueno y cabal, testimonio vivo de conocimientos de una cultura que desaparece sin remedio.
Desde aquel lejano noviembre de dos mil trece, han transcurrido cinco años. En este lustro de vida, cincuenta personas han asistido a la “Tertulia las Migas”. Estas personas nos han ilustrado con sus conocimientos. Hemos aprendido mucho y se lo agradecemos. Gozan de nuestro respeto. Los tertulianos consideramos un lujo que hayan departido con nosotros en amenas y didácticas tertulias, compartiendo principios y valores. A todas ellas, nuestra consideración y aprecio.

La Tertulia las Migas desea a todas las personas felices fiestas navideñas y un venturoso año 2019.

Juan Manuel Gómez Fernández

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“LAS LUMINARIAS” DE FONTANAREJO, INCLUÍDAS EN EL INVENTARIO DE PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE CASTILLA LA MANCHA

7 12 2018

EL DOCUMENTO RECOGE 120 TRADICIONES, MANIFESTACIONES Y EXPRESIONES ETNOGRÁFICAS, RITUALES FESTIVOS Y COSTUMBRES DE LAS CINCO PROVINCIAS

El inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial de Castilla La Mancha, que recoge un total de 120 tradiciones, manifestaciones etnográficas, costumbres y rituales festivos de las cinco provincias castellanomanchegas, incluye “Las Luminarias” de Fontanarejo, una ancestral tradición que mantenemos viva en nuestro pueblo y que consiste en quemar romero verde a las puertas de las viviendas cada 30 de abril al atardecer.

El trabajo para catalogar una amplia relación de manifestaciones y expresiones culturales que tienen que ver con el Patrimonio Cultural Inmaterial de toda la comunidad autónoma fue impulsado por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, tiempo atrás. El estudio se desarrolló en el marco del Plan Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial que se promueve y se coordina desde el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), una institución del Ministerio de Cultura y Deporte que tiene como misión la conservación, restauración, investigación, documentación y difusión del Patrimonio Cultural.

Las fichas del Inventario sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo recogen desde aspectos que tienen que ver con la identificación, el ámbito, la tipología y la denominación de las comunidades o personas relacionadas con el elemento patrimonial hasta una descripción escueta con sus orígenes documentales o atribuidos, elementos, procesos y patrimonio relacionado. También se reseña en el citado trabajo el marco espacial, el marco temporal y se incluyen los datos sobre el calendario y la periodicidad. Por último, la inscripción de los bienes culturales incluidos en el inventario plasma la documentación audiovisual y bibliográfica, en caso de que exista, así como  diversas observaciones sobre la investigación llevada a cabo.

En el capítulo del citado inventario patrimonial dedicado a las “Luminarias” de Fontanarejo se habla de que “los origen de esta tradición no están concretados documentalmente” y se precisa que se trata de “un rito colectivo de todo un pueblo en el que participa todo el mundo, desde los niños hasta los ancianos, heredado a través de las generaciones como expresión de la tradición popular, con un gran arraigo en el pueblo y que hace volver a la localidad a aquéllas personas originarias de allí pero que viven fuera, para participar con entusiasmo de esta fiesta que se mantienen muy viva”.

Por otro lado, en la ficha del citado estudio dedicada a las “Luminarias”  se indica como “los vecinos de Fontanarejo salen al campo para recoger romero verde, como lo colocan a las puertas de las casas, como lo queman todos a la vez cuando toca la campana de la iglesia inundándolo todo de un intenso y espeso humo”. También se describe en este trabajo documental como “al caer la noche, hacia las nueve, la campana de la iglesia repica a rebato dando la señal de que es el momento de comenzar a encender las hogueras. En unos instantes-sigue el texto- el humo cubre todo el pueblo y hace que sea prácticamente imposible ver nada mientras arde el romero; todo el pueblo queda inundado por el olor, el color y el calor creándose un momento mágico y singular. En esos momentos-dice la ficha- los vecinos abren las puertas y ventanas de sus casas para que el humo purificador circule por ellas y lo impregne todo”.

En el apartado que dedica este amplio estudio a observaciones se indica que “la ONCE ilustró el cupón fin de semana del 4 de mayo de 2013 a las Luminarias de Fontanarejo, en el que se podía leer:”La llamada de una tradición que perdura cada 30 de abril “. Esta última iniciativa fue impulsada en su día por la “Asociación de Amigos de las Luminarias de Fontanarejo” de quien se señala en el informe del inventario del Patrimonio Cultural Inmaterial de Castilla La Mancha que “ es un colectivo de personas que en los últimos años está trabajando por divulgar esta fiesta”En este sentido cabe recordar que la citada asociación lleva a cabo, entre otras iniciativas, un concurso anual de fotografía sobre las “Luminarias”, la edición de un calendario de bolsillo que se ilustra con la foto ganadora del citado concurso y la entrega cada año de los premios “Romeros Cencíos”, que se conceden a personas, entidades, colectivos etc, por su trabajo o trayectoria.

J. Muñoz

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MIGUEL ÁNGEL OLIVER, NIETO DE UN FONTANAREJEÑO, ES EL NUEVO SECRETARIO DE ESTADO DE COMUNICACIÓN DEL GOBIERNO DE ESPAÑA

2 08 2018

“NUNCA PENSÉ QUE LA VIDA ME DEPARASE ALGO ASÍ”

EL CONOCIDO PERIODISTA ESTUVO EN FONTANAREJO CON SU FAMILIA EL AÑO 2014 PARA CONOCER LAS SINGULARES “ LUMINARIAS”. TAMBIEN ASISTIÓ EN MADRID, JUNTO CON SU MADRE, A LA TERTULIA FONTANAREJEÑA “LAS MIGAS”

180611 TOMA DE POSESION

 

Miguel Ángel Oliver Fernández, nieto de un fontanarejeño y nacido en Madrid en 1963 , es el Secretario de Estado de Comunicación del nuevo Gobierno de España. El prestigioso periodista con una extensa y brillante trayectoria profesional, se ha incorporado hace unas semanas a las importante tareas institucionales, entre las que está la coordinación de la política informativa del Gobierno y la elaboración de los criterios para su determinación, así como el impulso y la coordinación de la política de comunicación institucional del Estado.

Tras tomar posesión como alto cargo del Gobierno, que preside Pedro Sánchez desde primeros del pasado mes de junio, Miguel Ángel Oliver, nos comentó que “nunca pensé que la vida me deparase algo así. A estas alturas, después de 35 años de periodismo, creía que estaba más cerca de la salida que de la entrada. Y todo ha ocurrido poco después del fallecimiento de mi hermana Carmen, como si la vida reclamara sus principales tributos, alegrías, amarguras e incertidumbre. En este momento se me plantea con mi nombramiento como Secretario de Estado de Comunicación una doble duda: incierta jugada, incierto resultado. Pero lo tengo claro: quiero hacerlo!”.

Recordar, como se puede leer también en este blog, que Miguel Angel Oliver estuvo el año 2014 con su familia en Fontanarejo conociendo las singulares “Lumimarias” de romero verde que los de Fontanarejo encendemos cada 30 de abril al atardecer. La visita se gestó en el trascurso de un encuentro celebrado en Madrid organizado por la tertulia fontanarejeña “Las Migas” al que asistió Miguel Ángel y su madre, Carmen. Tras degustar una exquisita sartén de migas con sus correspondientes “tropezones”,  disfrutamos de una grata tertulia en la que buena parte de la plática giró entorno a nuestro pueblo, pues Carmen guarda muchísimos recuerdos de su estancia, años atrás, en Fontanarejo. También se puede leer en este blog la reseña y fotos de aquel “encuentro miguero”.

En su visita a Fontanarejo, Miguel Ángel y su familia aprovecharon para conocer los rincones y parajes de nuestro pueblo. También visitaron la iglesia, un templo levantado hacia el siglo XV; y en la sacristía Miguel Ángel pudo filmar con su cámara la página del libro parroquial donde quedó registrada la boda de su abuelo Ángel Fernández García, natural de Fontanarejo; con Natividad Espinosa Morato, natural de Anchuras, celebrada un 28 de octubre del año 1925. Momento muy emotivo.

EXTENSA EXPERIENCIA  PROFESIONAL

Miguel Ángel Oliver, es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y fue becado por la Cadena Ser, lo que le permitió incorporarse a la decana de las cadenas radiofónicas españolas. Fue reportero y presentador durante 22 años en Radio Bilbao y Radio Madrid (director de Matinal Ser Fin de Semana y Hora 20, hasta llegar a Hora 25, como Subdirector con Carlos Llamas, período en el que su mítico informativo nocturno fue reconocido con un Premio Ondas como mejor espacio radiofónico nacional).

Por otro lado, dirigió los informativos locales de Radio Madrid y condujo El Foro, emisión señera de la actualidad madrileña (galardonado en dos ocasiones con la Antena de Plata). También compaginó esta labor con las sustituciones de Iñaki Gabilondo al frente de Hoy por Hoy (programa líder de la radio de este país). Posteriormente saltó a la televisión como editor y presentador de distintas ediciones informativas con la creación de Cuatro (grupo PRISA).Ha estado dirigiendo y conduciendo en las pantallas de Mediaset el informativo Noticias Cuatro 2 hasta junio de 2018 (se hizo un hueco por su estilo cercano y solvente de presentar las noticias, recibiendo en 2015 una “Antena de Oro” por su cobertura de la crisis de los refugiados.

Miguel Ángel Oliver es conferenciante habitual sobre procesos de comunicación informativa y profesor asociado de distintas universidades. También imparte un master de Reporterismo en Televisión en la URJC.

En su perfil personal, señalar que Miguel Ángel es, además de un lector constante y un amante de los objetos antiguos; un gran aficionado a la arqueología, la egiptología y a las actividades en la naturaleza (submarinismo y montañismo).

FUNCIONES INSTITUCIONALES

Entre las múltiples e intensas funciones,  que se llevan acabo desde la Secretaria de Estado de Comunicación,  está la coordinación de la política informativa del Gobierno y la elaboración de los criterios para su determinación, así como el impulso y la coordinación de la política de comunicación institucional del Estado; la dirección de los servicios informativos de la Administración General del Estado en España y en el extranjero; la elaboración y difusión de los comunicados del Gobierno y de su Presidente y la reseña de las actividades del Consejo de Ministros; las relaciones con los medios de comunicación, así como el análisis de la coyuntura nacional e internacional.

También se gestiona desde esa Secretaría de Estado la organización de la cobertura informativa nacional e internacional de la actividad gubernamental; la asistencia a las actividades y comparecencias públicas del Presidente del Gobierno, tanto en territorio nacional como en el extranjero. Otras de las funciones es el apoyo a la Comisión de publicidad y comunicación institucional, en el ejercicio de las funciones que le atribuye el Real Decreto 947/2006, de 28 de agosto, por el que se regula la Comisión de publicidad y comunicación institucional y la elaboración del Plan anual de publicidad y comunicación de la AGE; la gestión de la comunicación ante situaciones de alerta nacional y el análisis de la legislación vigente en materia informativa y la propuesta de medidas para su mejora.

Vaya desde este blog nuestra felicitación a Miguel Ángel Oliver Fernández, con raíces fontanarejeñas,  flamante Secretario de Estado de Comunicación.

J. Muñoz

Otos enlaces en este mismo blog:

Visita el pueblo en Las Luminarias de 2014

Asiste a la Tertulia Las Migas en 2013

 

 





LOS MAYOS DEL 2018

7 05 2018

El pasado día dos de mayo, inauguramos la Cruz (Cruces de Mayo) que mi prima Adela Arias ha hecho en el antiguo Teleclub de nuestro pueblo. Habíamos quedado a las 22:30 para iniciar el evento por lo que muy puntuales allí nos presentamos mi esposa Loren, mi hijo Carlos y yo.  Me encontré una Cruz muy singular, con mucho significado y bonita, que habían creado mi prima Adela y sus amigas, también mi hermana Elena y me encontré un Teleclub lleno de gente de Madrid, Barcelona, Palma, Córdoba que habían venido al pueblo a pasar estas fiestas.

Cantamos a la Cruz, todos los allí presentes cantamos a la Cruz. En un primer banco sentados Dulce, Margarita, Teo, Nati, IsabelRosa y Adela, guiaban en el canto al resto de la sala. Yo a un lado con la guitarra, que ya había preparado con ritmo y acordes, para acompañar con interés y por qué no, con orgullo, el canto de la Cruz de mi pueblo. También hice un toque flamenco por soleá a la Cruz, pensando que era oportuno en aquellos momentos.

Mando este video, muy bien grabado por Modesta, a Juan Ramón y dejo en manos del lector, para que conozcan como se ha cantado el mayo este año 2018, disfruten de su escucha y se animen a venir a la Cruz, más que para que juzguen su interpretación. Por último, Adela nos invitó con un chocolate y unas pastas elaboradas por ella y mi prima Cipri.

Baldomero Arias

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Aprovechando la entrada de Baldomero os pongo las fotos de las Cruces de Piedrabuena en este 2018. Impresionantes las curces de brezo.

—Pica en la foto de abajo—

Cruces de Piedrabuena 2018





Acto de entrega de los premios «Romeros Cencíos 2018»

4 05 2018

Se concedieron los premios «Romeros Cencíos 2018» a José Gómez Almena, a Nieves Fernández Arias y Luisa Arias Martín y a la Asociación Cultural Montes de Toledo.

Como viene siendo habitual, la Asociación «Amigos de las Luminarias», efectuó éste 29 de abril, su tradicional entrega de premios «Romeros Cencíos» 2018.

La ceremonia, que se celebró en el Centro Social Polivalente, fue dirigida y presentada por Federico Muñoz Muñoz.

Comenzó el acto con el agradecimiento a los asistentes por su presencia y felicitando a los alumnos de la escuela pública de Fontanarejo de los Montes por la elaboración de un mural sobre las tradición de «Las Luminarias».

A continuación hubo un reconocimiento a Eulalia Herrera Martínez, la Tía Eulalia, por sus 100 años cumplidos, haciendo entrega a sus familiares de un diploma en homenaje a esos 100 años. También se indicó que esa misma mañana la Asociación «Amigos de las Luminarias» le había hecho entrega de un ramo de flores en el Centro de Mayores de Alcoba.

El acto prosiguió con la entrega de diplomas y pañuelos a los nacidos en 1952 con motivo de su jubilación y en reconocimiento a su esfuerzo en pro de las tradiciones de Fontanarejo de los Montes y en especial la de las Luminarias. Se mencionaron algunos datos de ese año 1952, tales como, que la población española era 28-29 millones de habitantes y la del pueblo rondaba los 900, que hubo 11 defunciones y 21 nacimientos y la esperanza de vida era de 62 años, que el alcalde era Tiburcio Domínguez Fernández  y que el 28 de agosto de  este año de 1952 fue la famosa nube que asoló la zona.

Lo siguiente fue la entrega de los X premios de fotografía «Román Fernández Martín». Dichos premios llevan este nombre como homenaje a Román, que fue socio fundador y secretario de la asociación desde sus inicios. Entregó los galardones su hijo Iván Fernández Rodríguez. Los premios han consistido en una reproducción de su propia fotografía ganadora. El premio a la fotografía con la que se editó el calendario de bolsillo 2018 y que se titulaba «Nuestro futuro» correspondió a Noelia Fernández Arcos. El premio a la fotografía artística fue para María Muñoz Arias con la obra titulada «Romero tempranero». Se felicitó a los participantes y ganadores y se animó a la participación en el próximo concurso.

Posteriormente se procedió a la entrega de los premios «Romeros Cencíos 2018» acto central de la velada, con los que esta asociación reconoce el esfuerzo, trabajo, valores de personas, grupos o instituciones en su trayectoria profesional o vocacional. Los premios consisten en  la fotografía tradicional de las luminarias, una foto del casco urbano de Fontanarejo de los Montes en pleno encendido de las lumbres de romero, en tamaño A3 personalizada con un reconocimiento a su labor y el característico pañuelo verde.

Recibió el premio «Romero Cencío 2018» en primer lugar José Gómez Almena.  Fue presentado por Rubén Fernández Martín que valoró, de forma muy emotiva, la gran humanidad y simpatía que trasmite «Pepe», a todas las personas con las que tiene relación. Destacando su disponibilidad, altruismo, generosidad y amabilidad.

Pepe, recogió el premio muy emocionado y agradeció con unas breves palabras la distinción otorgada.

El siguiente galardón fue para Luisa Arias Martín y Nieves Fernández Arias. La presentación y entrega la realizó Eva García Muñoz, que destacó las virtudes personales y su labor en la parroquia, labor que se reconoce públicamente con la entrega del premio «Romero Cencío 2018». Eva dio lectura a las palabras enviadas por correo de los cuatro últimos párrocos que con su participación quisieron expresar su agradecimiento a su labor, coincidiendo todos en su disponibilidad permanente, su cercanía y constancia en la parroquia, Cáritas, en las fiestas…

Luisa agradeció el premio brevemente con unas palabras en las que animó al pueblo a colaborar en los actos de la Iglesia, indicando que es necesaria cualquier colaboración y ayuda.

Por último se concedió el premio «Romero Cencío 2018» a la «Asociación Cultural Montes de Toledo». Hizo la presentación Juan Manuel Gómez Fernández que destacó la gran labor reivindicativa de esta asociación, que ha contribuido en la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural monteño. Hizo un breve repaso a las múltiples actuaciones que la «Asociación Cultural Montes de Toledo» ha venido haciendo desde su fundación en 1977. También enumeró las diferentes ayudas y distinciones que esta asociación ha concedido a Fontanarejo de los Montes y a los «Amigos de las Luminarias». Puso énfasis en manifestar como la «Asociación Cultural Montes de Toledo», a pesar de los continuos intentos de los políticos, ha defendido siempre el orgullo y diversidad de la comarca de los Montes de Toledo en su totalidad.

Recogieron y agradecieron el premio en nombre de su asociación, Joaquín Rodríguez Rico y Carlos Martín-Fuertes García, dos representantes de la Asociación Cultural Montes de Toledo, que manifestaron su sorpresa por la asistencia, gestión y calidad del acto en un pueblo tan pequeño y con tan pocos socios y recursos, y animaron a todos los asistentes a seguir manteniendo vivas las tradiciones y el acervo cultural de los pueblos monteños. Así mismo el secretario, Joaquín Rodríguez Rico, en nombre de la Asociación Cultural Montes de Toledo impuso el pañuelo monteño a nuestro presidente Anselmo Martín Fernández.

Destacar que durante toda la sesión se emitió un audio-visual realizado por Tomás Martín Muñoz que acompañó y amenizó cada una de las partes del acto.

Se cerró la velada felicitando a los galardonados y dando las gracias, de nuevo, a todos los  participantes y asistentes por su presencia.

Juan Ramón Navarro

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VER TODAS LAS FOTOS DEL ACTO

 





TIEMPO DE COLLEJAS, “PELLUELAS” Y POTAJE

23 03 2018

FONTANAREJO CONSERVA UNA RICA GASTRONOMÍA EN SEMANA SANTA CON PLATOS TÍPICOS QUE SE COMEN, SOBRE TODO, EL JUEVES Y VIERNES SANTOS

Con la llegada de la Semana Santa, Fontanarejo pone sobre la mesa una rica tradición culinaria que, año tras año, tiene su máximo exponente en las jornadas del Jueves y el Viernes Santo. Durante esas señaladas fechas del calendario festivo y gastronómico sobresale, entre todos los platos, el riquísimo potaje al que, además de los correspondientes garbanzos y espinacas, se le suele acompañar con las peculiares  collejas. Para quien no las conozca, decir que la colleja es una singular verdura silvestre que la Real Academia Española (RAE) describe como una “hierba de la familia de las cariofiláceas, de 40 a 80 centímetros de altura, con hojas lanceoladas, blanquecinas y suaves, tallos ahorquillados y flores blancas en panoja colgante,y se come en algunas partes como verdura.” En las imágenes podemos ver la planta de la que se extraen las hojas para su posterior cocción. Al potaje se le acompaña también con las singulares “pelluelas”, una masa en forma redonda u ovalada que se elabora con pan rallado, huevo, perejil y ajo. Por último, el peculiar puchero local hay personas que lo suelen aderezar con un sabroso preparado a base de tomate empapado en vinagre, clavo y azafrán. Buenísimo

La Semana Santa en España, declarada el pasado año por el Consejo de Ministros como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, es un fenómeno plural que aglutina valores religiosos, culturales y sociales. Y un apartado especial es, sin duda, el relacionado con la alimentación pues la Semana Santa ofrece cada año en numerosos rincones de las diversas comunidades autónomas una gastronomía específica de esas fechas que van desde los variados potajes de vigilia a las típicas torrijas, los escabechados, los hornazos, el “pa torrat”, los pestiños, las “monas de pascua”, las rosquillas etc.

En nuestro pueblo, además del citado potaje con collejas y “pelluelas”, es muy habitual comer también durante los días de Semana Santa la sabrosa tortilla de espárragos silvestres, el escabeche de bacalao, las natillas, los “sapillos”, el arroz con leche, los “canutillos” y las rosquillas. Todo ello marca un peculiar costumbrismo culinario local que tiene también, sin duda, un exquisito carácter identitario. El diario LANZA de Ciudad Real recogió hace dos años un reportaje sobre esta ancestral costumbre en una página que se acompaña en las imágenes.

Desde tiempo inmemorial, los de Fontanarejo hemos disfrutado durante el Jueves y el Viernes Santos de una abundantísima y exquisita comida que, afortunadamente, se ha sabido conservar y transmitir a lo largo del tiempo. Recuerdo que de pequeño escuchaba un simpático dicho popular que lo resumía así: ”Tres días hay en el año que se llena bien la panza, Jueves Santo, Viernes Santo y el día de la matanza“. Pues eso, a disfrutar de la tradicional gastronomía local en estos días de la Semana Santa 2018, y….  !!buen provecho !!

Justo Muñoz

 

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ESCABECHE

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Gastronomía Semana Santa





Fontanarejo (Ciudad Real): una localidad icnológica excepcional del Ordovícico Inferior en los Montes de Toledo meridionales

12 01 2018

La Sociedad Geológica de España acaba de publicar el documento titulado: «Fontanarejo (Ciudad Real): una localidad icnológica excepcional del
Ordovícico Inferior en los Montes de Toledo meridionales». En él se califica a este yacimiento como uno de los más extensos y mejor conservados de «D. delglandi» a nivel mundial, por lo que lo proponen como un futuro Lugar Geológico Español de interés internacional (LIG)

Juan Ramón Navarro

Acontinuación os dejo el enlace al documento:

https://fontanarejo.files.wordpress.com/2018/01/morro-del-c3a1guila1.pdf

Enlace a la primera publicación en este blog sobre el Morro del Águila en 2006:

https://fontanarejo.wordpress.com/2006/12/14/fosiles-del-morro-del-aguila/

Formaciones  en la roca del Morro del Águila (Fontanarejo)

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“NO QUIERO BELLOTAS ROTAS NI CASTAÑAS CON VENTANAS”…

24 12 2017

LOS MUCHACHOS DE FONTANAREJO PROTAGONIZABAN ANTAÑO, CADA 24 DE DICIEMBRE AL ANOCHECER, UN TRADICIONAL RECORRIDO POR LAS CASAS DEL PUEBLO  CANTANDO SINGULARES VILLANCICOS Y PIDIENDO EL AGUINALDO

 

Justo Muñoz Fernández

 

Ocurría cada Nochebuena al atardecer, entre dos luces. Los chavales de Fontanarejo protagonizaban antaño un bullicioso ritual festivo que tenía como recorrido las calles del casco urbano y como escenario las cocinas de las viviendas de nuestro pueblo. Los muchachos, provistos sobre todo de artesanales zambombas y alguna pandereta, se organizaban en grupos para ir pidiendo el aguinaldo por las casas cada 24 de diciembre al anochecer. Llamaban a la puerta de las viviendas al grito de «¿Se canta o se reza?». Tras escuchar la respuesta de los moradores de la casa, que solía ser un también sonoro …!adelante!, los zagales llegaban hasta la cocina y, formando un corro al rescoldo de la lumbre, o rezaban un solemne Padrenuestro si se había registrado algún óbito reciente en la familia o cantaban un singular villancico. En otros casos salía a la puerta algún miembro de la familia y les daba el aguinaldo sin que cantaran ni rezaran.

Si, una vez en el interior, se les daba licencia para cantar, que era lo más frecuente, el villancico más tradicional decía, a modo de presentación, lo siguiente:

«Tengan “ustés” buenas noches, señores y señoritas/ que una noche como esta se reciben las visitas./Ya hemos “dao” las buenas noches y “ustés” las habrán oído/ ahora vamos a cantar el nacimiento del Niño. /Aquí nació el Niño, en este pesebre/ entre pajas lleno y nada de verde».

A continuación se entonaba una letrilla muy singular refiriéndose por sus  nombres al matrimonio de la casa, que decía así: «¿Quién es ese caballero?, que en la silla está sentado/ si será el señor (nombre del marido), Dios le guarde muchos años. /No lo digo por su hacienda, ni por lo que me ha de dar/ es la señora (nombre de la esposa), que es la flor de este lugar./Señora (nombre de la esposa), no se enfade usted, que estas son coplillas que van para usted”.

Acabado este cántico se hacía un llamamiento al denominado «mochilero», que era un miembro del grupo que se quedaba en la puerta o en el portal de la casa esperando la llamada para entrar en acción. Y se le citaba en estos términos: «!Entra, entra mochilero/ con la mochila en la mano/ que te den el aguinaldo, que nosotros ya nos vamos». Ese era el momento en el que se les daba el aguinaldo a los muchachos. Aguinaldo que solía ser o unos embutidos de la reciente matanza casera del cerdo o unos mantecados o incluso, en tiempo más duros, un puñado de castañas o de bellotas. Como crítica hacia este último «agasajo» surgió otra simpática letrilla que señalaba lo siguiente:….«! No quiero bellotas rotas/ ni castañas con «ventanas»/ quiero lomo y longaniza/, para almorzar por la mañana»!

O este otro que decía, en plan positivo:“Cuchillito nuevo veo relucir/ lomo y longaniza nos van a partir”.

Con los aguinaldos recogidos por el mochilero de la cuadrilla, los chavales solían hacer una comida o se lo repartían a partes iguales.

Otro de los villancicos, con un claro mensaje solidario, que se solía cantar en Fontanarejo en aquélla recordada Nochebuena de nuestro pueblo era el siguiente:

«!Madre!, en la puerta hay un niño/ mas hermoso que el sol bello/ yo digo que tiene frío por que viene medio en cueros/. Pues dile que entre, se calentará/ porque en este Mundo ya no hay caridad”. 

Vayan, por último, estas dos letrillas de sendos cánticos navideños que también se entonaban antaño en nuestro pueblo:

“María les fue a pedir/ limosna a unos ganaderos/ y le dieron cuatro panes y la mitad de un cordero/, y San José dijo gran limosna es esta / vámonos María a poner la mesa”.

“Zambomba, zambomba, carrizo carrizo/los hombres del campo no comen chorizo/ que comen patatas y pimientos fritos”.

Sirva este recuerdo de una de las tradiciones en la Nochebuena de antaño en  Fontanarejo para felicitar desde este blog las Fiestas Navideñas 2017 y desear un venturoso año nuevo 2018, que está a punto de entrar.

 

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UN TIEMPO PRETÉRITO CUANDO EL GANADO CRUZABA POR EL PORTAL DE LAS CASAS DE FONTANAREJO PARA LLEGAR HASTA EL CORRAL

14 12 2017

VACAS, CABRAS, CERDOS, YEGUAS ETC. PASABAN POR EN MEDIO DE LAS VIVIENDAS CAMINO DE LAS TENADAS, LAS ZAHÚRDAS, EL ESTABLO O LOS PESEBRES

Justo Muñoz Fernández

La escena se repetía, jornada tras jornada, en la mayoría de las casas de Fontanarejo. Y sucedía, sobre todo, por la mañana y en los atardeceres. A esas horas vacas, cabras, cerdos,  asnos, yeguas etc. regresaban o salían al campo y, para llegar hasta las tenadas, las pesebreras, las zahúrdas, los corrales o la calle, cruzaban por en medio de la vivienda que era, casi siempre, el portal de la casa. Semejante trasiego ganadero estaba ya tan asumido e interiorizado por los moradores, y también tan repetido por los propios animales, que apenas acarreaba excesivos trastornos.

Lo malo, y lo más impertinente, era cuando alguno de los animales se cagaba en mitad del portal, que frecuentemente estaba empedrado, sobre todo las vacas y más aún cuando comían verde en primavera. Pero, en fin, ese era un riesgo que había que asumir y, cuando sucedía el inesperado “incidente”, enseguida se tiraba de escoba, de bayeta y, años después, de fregona para dejarlo todo como los chorros del oro.

Hay muchas anécdotas relacionadas con ese costumbrismo del paso animalista por las viviendas. Vaya una como muestra: El escenario fue uno de los bares que había en Fontanarejo. En uno de ellos estaba el médico del pueblo en la barra tomando unos “chatos” con otro colega. Ambos daban la espalda a la zona por donde pasaba el ganado y, al girarse, se toparon con una enorme vaca de yunta que, pacíficamente, cruzaba buscando el establo y los pesebres. Los dos galenos se dieron un buen susto pues ambos, además de ser “urbanícolas”, jamás habían visto una vaca tan grande ni, sobre todo, tan cerca. Uno de  los protagonistas de esta simpática anécdota me contaba hace poco, con mucho gracejo y recordando con afecto aquéllos inolvidables tiempos, que hasta  estuvo a punto de subirse en la barra del bar para intentar protegerse del astado. Todo quedó en un susto y ambos siguieron tomando unos vinos, ya más tranquilos, al ver que el animal ni se inmutaba, ni les miraba y proseguía tranquilamente su recorrido camino del pesebre.

Los atajos de ganado comunales, como era el vaquero, porquero, cabrero y yegüero, marcaban los atardeceres y los amaneceres de antaño en Fontanarejo con decenas de animales por las calles del casco urbano buscando sus respectivos corrales. Todo un ritual ganadero-costumbrista del que ya, apenas, quedan resquicios en las viviendas de nuestro pueblo. Un tiempo pasado que muchos mantenemos fresco en la memoria cada vez que damos cuerda al recuerdo de nuestro ayer más reciente y querido.

ANIMALES DE CORRAL

Y es que, en aquellos tiempos pretéritos, era frecuente además que en las casas hubiera gatos, para mantener a raya a las ratas; perros para la caza o para el ganado y, a veces, hasta un perdigón o perdiz para cazar al reclamo. Ya en el corral, el catálogo animalista podía ser abundante con gallinas, conejos, palomos y, en ocasiones, hasta, algunos patos o pavos.

También era normal y frecuente, que los niños,  alimentáramos y diéramos de comer alguna cría de tórtola, perdiz, paloma, liebre, codorniz, urraca etc. que nos habían traído nuestros padres del campo. Eran, sin duda, otros tiempos en los que estaba muy asumido el tener animales domésticos o de labranza en las dependencias de la casa: en el corral, la tenada, la cámara, la zahúrda, el pajar, el establo… y hasta en la misma cocina donde ardía la lumbre rodeada de pucheros y también se guisaba. Aquí, al rescoldo de las brasas, se podía ver antaño al gato o incluso algún perdigón/perdiz instalado en su jaulero de madera, que solía estar colgado de la pared y en lugar preferente. ¡Qué ambiente tan entrañable, recordado y ya desaparecido!

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LA ESCRITORA CARMEN MANZANEQUE VISITA CABAÑEROS Y EL MUSEO ETNOGRÁFiCO Y EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE HORCAJO

18 10 2017

LA FINALISTA DEL PREMIO PLANETA EN EL AÑO 2014 ACABA DE PUBLICAR SU PRIMER POEMARIO “CUANDO LAS MUÑECAS ME NEGARON EL SALUDO”

La escritora castellano manchega Carmen Manzaneque, que fue finalista del Premio Planeta 2014 con su novela “Donde brotan las violetas”, visitó el pasado “puente” parte de la zona de Cabañeros y algunos lugares y pueblos de la comarca de la Jara, como Piedraescrita. En este último lugar estuvo en la ermita viendo las interesantes pinturas que alberga el citado recinto eclesiástico. También conoció el museo etnográfico de Horcajo, donde firmó en el libro de visitas y fue atendida por nuestro paisano Rubén Fernández, guía del citado museo, reabierto recientemente. Posteriormente se trasladó hasta el Centro de Interpretación de este municipio para conocer sus instalaciones.

La escritora, según nos comenta, quedó muy satisfecha del recorrido viajero y maravillada de los rincones y paisajes de la zona (las fotos panorámicas que acompañan este texto están hechas por ella misma, como la puesta de sol tomada en la carretera que va desde Retuerta del Bullaque hasta Horcajo). Carmen Manzaneque asegura que tiene previsto volver a finales del próximo mes de noviembre para adentrarse y visitar con detenimiento el Parque Nacional de Cabañeros y otros lugares.

Recordar que la obra de Carmen Manzaneque “Donde brotan las violetas” quedó entre las 10 seleccionadas de los 453 trabajos que se presentaron en aquella edición al citado premio en el año 2014. Un libro que, como ella misma dice, “nace de escuchar. De largas conversaciones con las personas que un día me regalaron sus recuerdos”.

Por otro lado, el pasado mes de abril llegó a las librerías su primer poemario “Cuando las muñecas me negaron el saludo”, un libro que presentó también en la Casa de Castilla La Mancha en Madrid, en la ciudad de Toledo y en cuya portada aparece ella cuando era niña.

Recordar que la escritora, nacida en Campo de Criptana (Ciudad Real) y residente actualmente en Illescas (Toledo), asistió a la tertulia fontanarejeña “Las Migas” celebrada en Madrid el pasado años con motivo del Día del Libro 2016, que coincidió además con el IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. El escenario de la degustación miguera y de la posterior charla con Carmen Manzaneque fue la Casa de Castilla-La Mancha, ubicada junto a la céntrica Puerta del Sol.

J. Muñoz

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CULTURA EN LA CANÍCULA DEL ESTÍO AGOSTEÑO

2 09 2017

La Cultura irrumpe  con fuerza en la ociosidad estival. El Tercer Encuentro de Verano confirma el interés de la gente por el conocimiento. La pintura, la escultura, la fotografía y la música han deleitado a  multitud de personas en Fontanarejo de los Montes coincidiendo con nuestras fiestas patronales.

Un calor agobiante no ha impedido la gran afluencia de visitantes: autóctonos y foráneos que se  ha visto sorprendida, positivamente, por el valor técnico y artístico de las obras expuestas.

Varias personas (todas fontanarejeñas: unas nativas, otras con raíces y alguna de adopción) con exquisito desprendimiento han mostrado su arte en nuestro pueblo. Es destacable el altruismo con el que han aportado sus magníficas obras para disfrute de sus paisanos y forasteros.

Participantes en las exposiciones:

Pintoras: Caridad Pizarro Fernández, Eloísa Fernández Romero y  Marina Fernández Ruiz.

Escultores: José Bernardo Giménez Martín y Juan Carlos Rodríguez Almansa.

Fotógrafo: Emiliano Muñoz García.

 

El encuentro cultural culminó con la palabra, siempre la palabra como vínculo de entendimiento entre las personas y los pueblos. Aquella se presentó en el coloquio sobre el Documento “Tal como Hablábamos en Fontanarejo de los Montes”.

En el diálogo  se expusieron diversos ejemplos de palabras cultas que  nosotros hemos usado siempre (utilizadas por nuestros clásicos) y que se contraponen a términos autóctonos. Ambos grupos de palabras están en nuestro acervo lingüístico y cultural permitiendo que nos entendamos.

Otra manifestación de la palabra se produjo en la interesante y entretenida actuación musical protagonizada por el polifacético y gran cantaor Rafael, un buen hombre de Navalpino y amigo de nuestro pueblo, acompañado por el músico Baldomero Arias, un virtuoso de la guitarra.

Entrambos nos deleitaron con un amplio repertorio de composiciones: pasodobles, rumbas, colombianas, fandangos y peteneras. Su elenco de canciones admiró y sorprendió al respetable por la maestría en su ejecución y el mensaje de sentimientos que transmitían.

Este Tercer Encuentro Cultural ha sido una experiencia que nos ha enseñado muchas cosas. La principal que la transversalidad de la cultura une y enriquece a las personas  y a los pueblos. ¡Viva la transversalidad cultural!

Visto el interés despertado, nos obligamos y comprometemos a seguir proponiéndoos actividades de igual calidad para deleite  de todos.

La Asociación Amigos de las Luminarias agradece la magnanimidad de quienes han aportado su obra para que otros la disfrutemos. Igualmente, nuestra gratitud para las personas que nos han visitado participando de las propuestas culturales que os hemos ofrecido. También, manifestamos el reconocimiento a nuestro Ayuntamiento y a nuestra Parroquia, sin su colaboración nuestra actuación hubiera  sido imposible.  Muchas gracias a todos.

Juan Manuel Gómez

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III ENCUENTRO DE VERANO

14 08 2017

EXPOSICIONES:

«PINTORAS Y PINTURAS»

«NATURALEZA VIVA»

«MADERA DE ARTISTA»

DEL 14 AL 18 DE AGOSTO

LUGAR: CENTRO Y CASA PARROQUIAL

HORARIO: de 12 h. a 14 h. y de 19,30 h. a 21 h.

ORGANIZA: AMIGOS DE LAS LUMINARIAS

COLABORA: PARROQUIA DE FONTANAREJO

PINTORAS Y PINTURAS

Elo, Cari y Marina nos muestran sus obras pictóricas en esta exposición que, bajo el título “PINTORAS Y PINTURAS”, pretende dar a conocer el trabajo creativo de estas tres paisanas de generaciones distintas pero con un sentimiento común: La pintura como expresión del arte, del entorno, del instante y del sentimiento. Las tres han elegido estos cuadros que ahora contemplamos para que sus paisanos podamos apreciar su talento artístico y, a la vez, disfrutemos con la contemplación de estas obras que componen la muestra colectiva.

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ELOISA FERNÁNDEZ ROMERO

Elo utiliza fundamentalmente óleo y pastel para elaborar sus cuadros que ha ido logrando poco a poco hasta llegar al momento actual, en el que realiza cursos de perfeccionamiento en el estudio del pintor impresionista ciudadrealeño Manolo Plaza. Su última obra es un paisaje de los campos de Fontanarejo. El impresionismo siempre ha marcado a esta fontanarejeña a la hora de pintar.

Obras de Eloisa Fernández

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CARIDAD PIZARRO FERNÁNDEZ

Sus primeras obras las pintó cuando tenía 15 años y luego, en 1988, volvió a coger de nuevo los trastos de pintar. Primero fue el carboncillo y después el óleo lo que utilizó en sus trabajos. Desde pequeña Cary, que terminó el pasado año Bellas Artes, sintió un especial interés por la pintura, que trató de perfeccionar con ayuda del pintor ciudadrealeño Francisco Martín Casado.

Obras de Caridad Pizarro

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MARINA FERNÁNDEZ RUIZ

Con tan solo 10 años, Marina utiliza el carboncillo, pastel y acrílico para plasmar sus obras que van desde rincones y paisajes de Fontanarejo a temática general. Marina, que empezó a pintar con 6 añitos, ha sido finalista este año en el concurso escolar de pintura rápida sobre el Servicio 112 de Castilla La Mancha, y acaba de participar en una exposición colectiva en Ciudad Real.

Obras de Marina Fernández

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NATURALEZA VIVA

EMILIANO MUÑOZ GARCÍA

Ha captado con su cámara de fotos cientos de imágenes durante los últimos 30 años. En sus viajes a otras latitudes y también en nuestro pueblo, este fontanarejeño ha sabido captar momentos, personas, paisajes y rincones con una peculiar sensibilidad y visión fotográfica. En esta exposición, que hemos titulado “Naturaleza viva”, podemos ver un manojo de fotos hechas por este paisano nuestro que recogen, en su mayor parte, aspectos que tienen que ver con la singular flora, la rica fauna y el impresionante paisaje de nuestro término municipal.

Obras de Emiliano Muñoz

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MADERA DE ARTISTAS

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ ALMANSA

Vallecano con raíces en el pueblo de Bolaños, lleva afincado en Fontanarejo desde hace aproximadamente una década. Siempre le ha gustado realizar trabajos de artesanía en general, aunque donde se siente más a gusto es moldeando su obra a partir de la corcha combinándola con otros materiales en forma de collage. Su creatividad le ha llevado a la reutilización de cualquier material susceptible de ser reciclado, lo que aporta colorido y originalidad a sus obras

Obras de Juan Carlos Rodríguez

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JOSÉ BERNARDO GIMÉNEZ MARTÍN

Relacionado con la carpintería por tradición familiar, desde pequeño se entretenía con los formones y gubias haciendo cajeados y trabajos de corte. A partir del momento en el que se hace cargo de la carpintería de su padre y para perfeccionar sus inquietudes artísticas realiza diferentes cursos de talla, promovidos por la Junta de Comunidades, relacionados con  estructuras en  madera, artesonado mudéjar, etc. Posee el título de artesano  otorgado por la Junta, desde 1999. Para la realización de sus obras utiliza maderas de cedro, nogal español y samanguila (especie de caoba africana).

Obras de José Bernardo Giménez

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“LUMINARIAS” DE FONTANAREJO: UN INTENSO SAHUMERIO DE TRADICIÓN Y COSTUMBRISMO”

1 05 2017

Justo Muñoz Fernández

 

Cuando Fontanarejo, mi pueblo, encendió ayer al atardecer sus “Luminarias” de romero verde se cumplió, un año más, una costumbre que viene de lejos. Si una buena parte del éxito y de la garantía de continuidad de las tradiciones se basa en el relevo, los fontanarejeños estamos orgullosos de haber cogido con entusiasmo el testigo que nos pasaron nuestros antepasados y de haberlo entregado a los jóvenes que, cada vez más, se suman a esta celebración ancestral que nos llena de emoción, de paisanaje, de sentimientos y de vivencias en común.

Previamente al encendido de las lumbres, los lugareños reviven puntualmente el hábito de salir al campo a recoger el romero con el que se “alimentan” las hogueras que arden al unísono a las puertas de las casas. Siempre es al anochecer, entre dos luces, cuando repica la campana de la iglesia que sirve de aviso para quemar las “Luminarias”. Dicho y hecho: en unos minutos queda impregnado todo el casco urbano por el inconfundible olor que despide el romero y por el espectacular color blanco del humo que lo envuelve todo. Antaño, -algunas personas lo siguen rememorando ahora simbólicamente-, se abrían las casas, las cámaras, las tenadas, las trojes, los establos etc. en lo que podía considerarse una ancestral práctica en un afán purificador de las dependencias.

El origen de este antiguo rito, que se revive cada 30 de abril a la misma hora, no está datado documentalmente. Por transmisión oral, hemos escuchado a muchos paisanos longevos contar que sus antecesores ya referían que pudo tener un principio epidémico debido a alguna enfermedad que, siglos atrás, asolara el municipio y que se recurriera a este gran sahumerio a modo de desinfección. Otras versiones se inclinan por ver en las “Luminarias” un homenaje a los patronos del pueblo, San Felipe y Santiago, que salen cada día uno de mayo en procesión por las calles del pueblo. Sea por una cuestión, por la otra, o quizá por ambas a la vez, lo cierto es que los de Fontanarejo mantenemos vivo este apreciado hábito cada último día del mes de abril al que hemos dado continuidad a lo largo de tantos años y ha calado de generación en generación. Se trata de un instante sublime que se repite puntualmente en ese siempre esperado atardecer abrileño. Hablamos de un ansiado momento que no sólo se traduce en el encendido de la lumbre sino que, además, en ese prender el romero también afloran los recuerdos a nuestros antepasados que ya no están con nosotros, o a los que no han podido acudir al pueblo por circunstancias y por motivos diversos. Algunos de esos fontanarejeños ausentes en estas “Luminarias 2017” nos sumamos anoche, desde lejos, en la vivencia y en el sentimiento de un patrimonio que compartimos.

Vaya para terminar una reflexión: creo que sería bueno que una calle, una plaza o un rincón del pueblo se dedicara y llevara el nombre de “Las Luminarias” o del “Treinta de abril”. Con ello estaríamos perpetuando un inconfundible e imborrable mensaje a todos los fontanarejeños que, año tras año, encendieron las seculares lumbres de romero verde, las siguen prendiendo y las seguirán quemando. Todos, en definitiva, se calentaron, se calientan y se calentarán al rescoldo de una viejísima tradición que, estoy seguro, seguirá perdurando pues nuestra peculiar costumbre nos infunde un sentimiento común y un valor de identidad.

En la distancia me uno desde este blog al grito que se escucha en mi pueblo durante estos días tan señalados en el calendario festivo local…. ¡Viva las “Luminarias”!, ¡Viva San Felipe y Santiago!

(*) Artículo publicado en el diario LANZA de Ciudad Real el día 1 de mayo de 2017

 

 
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EL SONIDO SECO DE LA CARRACA MARCABA ANTAÑO EL VIERNES SANTO EN FONTANAREJO

13 04 2017

TIEMPO ATRÁS LOS MONAGUILLOS SOLÍAN TOCAR TAN PECULIAR ARTILUGIO DE MADERA. LOS MÁS MAYORES E INCLUSO LOS MOZOS TAMBIÉN HACÍAN SONAR “LA MATRÁCULA” EN LA SEMANA SANTA DE NUESTRO PUEBLO

El sonido inconfundible de la carraca marcaba antaño la tarde del Viernes Santo en Fontanarejo, como en otros pueblos de la comarca y de la provincia. Las campanas de la iglesia “enmudecían” durante esa jornada central de la Semana Santa en la que la protagonista era la singular carraca para anunciar el momento de la celebración de los actos litúrgicos.

Los encargados de hacer sonar tan peculiar artilugio de madera solían ser los monaguillos que, años atrás, recorrían las calles girando la tradicional carraca, que ya no se toca desde hace tiempo en nuestro pueblo.

Uno de los monaguillos que en los años cincuenta manejaron la carraca en Fontanarejo explicó a LANZA como recorrían el casco urbano en la tarde del Viernes Santo mientras  iban gritando un lacónico y repetitivo ..!!”A los oficios”!!, haciendo sonar el curioso sistema de madera en el que los dientes de una rueda producen un ruido muy seco al rozar con las lengüetas. “Recuerdo que los muchachos nos juntábamos con gran entusiasmo e íbamos todos en grupo y muy pendientes del relevo y de que te llegara el turno de coger la carraca para girarla con energía”, señala este fontarejeño, ahora jubilado, que recuerda con especial énfasis aquéllos recorridos tan sonoros.

Otro monaguillo de aquellos años significó que también se tocaba la carraca dentro de la iglesia, en lugar de la campanilla, en un momento de la celebración de los Oficios del Viernes Santo y para llamar a la Vigilia Pascual del Sábado Santo.

MATRACAS

Según algunos testimonios recogidos entre paisanos nuestros que ya saltan de los setenta años de edad, antes de la carraca, y quizá a veces al unísono, se tocaba en la Semana Santa de Fontanarejo una matraca, que los lugareños llamábamos “matrácula”. Se trataba de un característico artilugio compuesto por un tablón y unas aldabas móviles que provocaban un ruido estruendoso al golpear sobre la madera. “La matrácula la solían tocar los más mayores, y muchas veces hasta los mozos del pueblo, pues costaba bastante elevarla y girar con una sola mano la tabla para que golpearan contra la madera una especie de asas de acero que llevaba”, detalló uno de los monaguillos de aquél entonces.

Por otro lado, reseñar que en algunas iglesias e incluso catedrales de España hubo instaladas, siglos atrás, grandes matracas de campanario que se escuchaban sobre todo en el Viernes Santo y en la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Una de las más enormes estuvo instalada en la torre de la catedral primada de Toledo. La histórica carraca, construida en 1680, volvió a sonar el pasado año para anunciar los oficios del Viernes Santo, después de estar un siglo en desuso y “muda”. Aseguran quienes escucharon este sonoro “reestreno” de la espectacular carraca toledana que se oyó en buena parte de la ciudad del Tajo.

CARRACAS RECUPERADAS

Hay algunos pueblos que sí han recuperado o incluso no han perdido la tradición de tocar la típica carraca el Viernes Santo y las fotos que ilustran este reportaje están tomadas en uno de ellos: Fuentenebro (Burgos), que es el pueblo de mi esposa. Fue el pasado año, sin ir más lejos, cuando un grupo de jóvenes iban tocando sendas carracas a eso de las cinco de la tarde del Viernes Santo en el citado municipio burgalés, ubicado en plena Ribera del Duero. La nutrida cuadrilla juvenil gritaba…!”A los Oficios, a los Oficios”!, mientras hacían girar con mucho ímpetu el singular mecanismo de madera. Recuperaban, sin duda, un “leguaje” sonoro que en la Semana Santa de antaño comunicaba las horas para la celebración de los actos litúrgicos.

Justo Muñoz

Carracas y matracas
Pica en la foto y verás todo el álbum








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